martes, 4 de diciembre de 2018

CAPARRÓS

 El 4 de diciembre de 1977 murió por un disparo Manuel José García Caparrós. Cayó en Málaga, en la intersección entre la alameda de Colón y la calle Vendeja. Tenía 17 años, era un currante, obrero en la fábrica de Cervezas Victoria y afiliado a Comisiones Obreras. Consideró que debía estar en aquella manifestación donde se reivindicaba la autonomía para Andalucía.
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 El día amaneció lluvioso, pero ello no arredró a los cientos de miles de personas que se echaron a la calle. Alguien colocó una bandera andaluza en la fachada de la Diputación Provincial, una bandera cuya exhibición había prohibido el falangista Francisco Cabeza López, a la sazón presidente de la Diputación Provincial. La Polícía Armada, los "grises", desplegaron un amplio dispositivo que utilizó bolas de goma y gases lacrimógenos contra la multitud, aunque algunos agentes dispararon sus pistolas, supuestamente al aire. Tres balas impactaron en manifestantes. Dos hirieron a una joven y a un adolescente, la tercera mató a García Caparrós.

 Seguramente si pudiera haber elegido, hubiese preferido vivir una larga vida (hoy tendría 68 años) y no convertirse en símbolo, pero estas cosas no se eligen. La historia es implacable y en ocasiones se precipita desenfrenada sin que los pobres seres humanos tengamos poder significativo sobre ello.

 Aún hoy no se sabe quién disparó. Aún hoy no se sabe quién dio la orden de disparar fuego real, que aunque sea al aire, todo conocedor de las armas sabe de los peligros de las balas en caída libre. Aún hoy la mayor parte de la documentación sobre la investigación sigue siendo secreta. ¿Por qué razón? Eso sí, Manuel José García Caparrós es hijo predilecto de Málaga y de Andalucía. Homenajes nunca han faltado en esta tierra española. La justicia es harina de otro costal.

 Han pasado cuarenta y un años. Ni la mitad de un electorado va a votar en unas elecciones libres.


 Si la historia no ha de servir para inspirar, ¿para qué demonios sirve?

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