domingo, 22 de septiembre de 2013

DIÓGENES


 Me asalta el deseo de recordar a un ejemplo de comportamiento que nos vendría bien en esta época rendida a los placeres materiales y a los honores y privilegios inmerecidos: Diógenes de Sinope, también llamado “el cínico”, que vivió en Grecia a caballo entre los siglos quinto y cuarto antes de Cristo.


 Resulta absurdo que se haya dado el nombre del peculiar filósofo a un desorden mental cuyo síntoma más llamativo es la acumulación de enormes cantidades de trastos y basura, ya que nuestro hombre preconizó el desprendimiento de los bienes materiales llevado al extremo. No poseía más que unas pobres ropas, un zurrón y báculo y un cuenco y hasta de este último se deshizo al ver a un niño satisfacer su sed utilizando el hueco de la mano, lo cual le persuadió de que aún poseía cosas inútiles.

 Desterrado de su ciudad natal por un feo asunto de falsificación de moneda en el que presuntamente ayudó a su padre, un banquero llamado Hiscesias, fue a dar con sus huesos en Atenas, donde vivió en la pobreza utilizando una gran tinaja como refugio. Recorría la ciudad con una linterna encendida en pleno día y cuando le preguntaban qué hacía su respuesta era que buscaba hombres, sin lograr encontrarlos. La gente lo tomaba por loco y más fácil lo tuvieron ante conductas suyas francamente rudas como masturbarse en la vía pública. Cuando alguien lo recriminó por ello su respuesta fue que ojala pudiese quitarse el hambre de igual manera, sólo frotándose la barriga.

 Excentricidades aparte, Diógenes es el exponente más popular de un ideal filosófico que arremete furiosamente contra las convenciones de una sociedad corrupta cuyos miembros, en lugar de preocuparse por lo que está mal, sólo se preocupan de lo que convencionalmente está mal. Hace de la austeridad un modo de vivir como denuncia directa de los abusos, vanidades y engaños amparados por la sociedad. Buscaba hombres por las calles, pero los viandantes no entendían era que buscaba hombres honestos a plena luz del día, con su linterna y no podía encontrarlos.

 Era despreciado, pero también temido porque su lengua era afilada y no dejaba títere con cabeza. Cuando un hombre rico y poderoso lo invitó a cenar y le advirtió que en su casa debía abstenerse de escupir no tardó en escupirle de lleno en la cara, declarando  que no encontró lugar más sucio en el que hacerlo.  Famoso es por su encuentro con Alejandro el Grande, quien le ofreció cualquier cosa que le pidiera ante lo cual Diógenes le pidió que se apartara, que le tapaba el sol. Cuentan que Alejandro quedó muy impresionado por la coherencia y honradez del filósofo y que declaró que de no ser Alejandro le habría gustado ser Diógenes. Podría haberse quedado con él, como discípulo, viviendo en la tinaja de al lado, y se habrían salvado muchas vidas.

 A Diógenes lo llamaron también “el perro” sin duda tratando de insultarlo, pero a él le gustó el apodo y lo adoptó con orgullo, pues como animal leal, valiente y un punto desvergonzado le representaba a las mil maravillas. En un banquete unos invitados le arrojaron huesos, él les orinó encima.


 Diógenes atacó a la sociedad de su tiempo sin armas, sin violencia, sólo con la denuncia y la coherencia con el propio estilo de vida. Las personas se afanan en llevar vidas respetables mientras se gastan lo que no tienen en comprar cosas que no necesitan. La clase política roba al pueblo impúdicamente al tiempo que apoya y protege a los ladrones de la clase financiera, pero muchos ciudadanos de a pie se cambiarían gustosos por ellos. Esta sociedad sólo se podrá cambiar si imitamos el ejemplo de hombres valientes como Diógenes de Sinope, no necesariamente viviendo en una tinaja, pero sí demostrando que se puede vivir de otra manera, con una austeridad responsable y no el ejercicio de ignominia que nos imponen los estándares actuales. Educar a nuestros hijos en el valor real de las cosas... Dar importancia a lo que realmente la tiene. No cambiaremos el mundo en esta generación, eso está claro, pero al menos conservaremos la dignidad.

HITLER, EL INCOMPETENTE