viernes, 2 de marzo de 2012

¡DETENCIÓN ILEGAL!

 Cuando pensaba que nada podía ya sorprenderme, leo la noticia de que en la localidad jienese de Baeza unos padres han quedado en libertad con cargos por un presunto delito de dentención ilegal en la persona de su hija de dieciséis años. Al parecer la niñata estaba en plena rabieta porque la habían castigado sin salir. Dejo el link de la noticia en la edición digital del diario El Mundo.                            

http://www.elmundo.es/elmundo/2012/03/02/andalucia/1330686070.html

 El estupor que me ha producido esta noticia es indescriptible. Estaba acostumbrado ya al hecho de que un padre o una madre fuesen denunciados por sus hijos por soltarles una torta, pero esto ya supera toda mesura. Es la indefensión total. ¿Cómo se educa a un hijo sin la posibilidad de castigarle cuando se pasa de la raya? Evidentemente el castigo no es la base de la educación. Un niño no es un perro al que se adiestra bajo los principios elementales del condicionamiento instrumental. Pero sin la posibilidad de un castigo, la noción de la trasgresión de los límites como algo que no se puede permitir pierde toda vigencia y el niño aprende que, sencillamente, los límites no existen. Lo bueno de esta historia es que la muy imbécil de la niñata ha sido cautelarmente internada en un centro de la Junta de Andalucía en el que sin lugar a dudas vivirá bajo un régimen más estricto que cualquiera al que la pudieran someter sus padres. El tiro le ha salido por la culata, pues estos niñatos que tanto pretenden saber de sus derechos suelen ignorar que cuando presentan una de estas denuncias chorras consiguen, aparte de dar un mal rato del copón divino a sus señores padres, que la maquinaria de la Protección de Menores ponga su hogar bajo el punto de mira, con lo que suelen acabar internados en un centro.

 Aquí hay algo que no marcha. Hace unos días saltaba el escándalo porque la policía en Valencia (bajo las órdenes del un comisario criado en las mazmorras del franquismo) molía a palos a unos estudiantes que ejercían su derecho a poder manifestarse. Mientras tanto, un juez admite a trámite el despropósito que motiva esta entrada. ¿Cómo puede darse tamaño contraste? Estoy absolutamente atónito. En cualquier caso el mensaje que se da a los niños y jóvenes es demencial: “Importa una mierda cómo trates a tus padres, pero como se te ocurra salir a la calle a protestar te vamos a partir la cara”. Da gusto ver cómo desde los poderes democráticos se educa a los chavales para la construcción de una sociedad mejor.

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