Evidentemente ella no se llama Malvi. Sólo es un alias con el que firma en su blog, pero nos ha de valer. La conocí hace ya bastantes años, unos quince, chispa más o menos. Ella era una adolescente y yo un niñato metido a catequista (miren si da vueltas la vida) aunque en el grupo cristiano donde yo estaba lo llamábamos “animador”. Sí, lo confieso, yo estaba en un grupo cristiano, pero otro día hablaré de eso, que nos estamos desviando.
Ella era encantadora. Una de esas personas con las que resulta terriblemente difícil enfadarse y que te contagia una paz especial sólo con estar sentado junto a ella. Pasaron cosas, demasiadas cosas, me aparté de aquella historia cristiana y le perdí la pista a ella. Una pena.
Años después, por obra y gracia de las redes sociales, he vuelto a dar con ella y resulta que es una blogger como yo, aunque más veterana. Hace algún tiempo me invitó a conocer su blog y hasta hace pocos días no me he puesto a ello.
La adolescente de antaño ya es una mujer, pero conserva su extraordinaria dulzura y una enternecedora capacidad de asombro (desgraciado de aquel que no pueda asombrarse de las cosas como lo hacen los niños). He tenido la oportunidad de comprobarlo a través de su blog en el que hace de su maternidad una historia de amor profundo y de lo maravilloso que es tener un hijo que se desea profundamente. No me conmuevo fácilmente, ya saben lo dado que soy a burlarme despiadadamente de lo ñoño y sensiblero, pero esta muchacha… diantre, tiene algo.
La paternidad no tiene secretos para mí: cambié pañales a mansalva, preparé biberones y papillas para aburrir, hice absolutamente de todo (menos parir) y sin una queja (mi esposa da fe). Sin embargo no disfruté tantísimo de la experiencia como transmite esta muchacha en las páginas de su blog. Un paseo, una comida, un baño… se convierten en una experiencia de comunicación e intimidad entre la madre y su bebé, descritas con extraordinaria sensibilidad, pero sin caer en la sensiblería (a mi juicio, para gustos los colores). Yo fui un cuidador eficaz, pero ver la poesía en algo así no está en mi naturaleza. Envidio a esta chica. Algunos sólo nos sentimos en nuestra salsa escribiendo desde una perspectiva más bien oscura, pero de todo hay que descansar, hasta del cinismo y del descreimiento. Por eso hoy necesito sencillamente alabar la belleza. Sin ironías ni dobles sentidos. Sólo con humilde admiración.
Malvi, eres un sol y tu bebé tiene mucha, mucha suerte. La esperanza de la humanidad está en ti y en los que son como tú. Sigue madurando, pero no pierdas nada de lo que te hace tan especial.
Un besazo.
http://detodounpocoperocasinada.blogspot.com/
Uyyyy, que lagrimones se me escapan por los ojos!
ResponderEliminarGRACIAS!:) ME HAS EMOCIONADO! Lo cierto es que tanto tú como yo nos distanciamos de aquel grupo. ¿qué te paso? porque yo sé lo que a mi me pasó... pero a ti?
Un cafelito un día con charla incluida?
Un besazooo
Y gracias de nuevo. Hoy es de esos días en los que una está tristona viene bien leer cosas así! jijijiji