La huelga es un derecho que tiene el trabajador, pero en este país, cuando los sindicatos desentierran el hacha de guerra, los ciudadanos que no estamos politizados tenemos motivos para inquietarnos. Si vas a trabajar, puedes encontrarte con un amable corrillo de sindicalistas malencarados que amablemente te informan de que no puedes acceder a tu puesto de trabajo. No hay ninguna razón en especial, es que sencillamente a ellos no les da la gana.
Cuando yo era joven, era de izquierdas. Quizá fuese porque era lo que se estilaba en los círculos en los que yo me movía, quizá fuese porque mis padres me habían metido en un colegio oficialmente católico y oficiosamente de derechas y para mí proferir que era rojete era una manera muy válida de decir ¡aquí estoy yo! Luego me dio por leer la biografía no autorizada del Che Guevara, “Archipiélago Gulag” de Alexander Solzhenitsyn y otros libros en los que se describe la miseria integral del comunismo en los estados donde se ha implantado. Decidí que algo así no puede ser bueno y con en tiempo, dejé de creer en los políticos. En todos los políticos, sean del signo que sean.
Habrá quien me tache de facha por decir lo que voy a decir. Me trae al fresco: declarar una huelga general del modo que se hace aquí en España me parece intentar sovietizar el estado de derecho. En un mundo en el cual el comunismo ha demostrado su fracaso como ideología, como doctrina política y como modelo económico las pancartas y proclamas de estos liberados sindicales que viven de las subvenciones públicas (que por cierto, ya se han recortado en un 20%), mientras sus “ piquetes informativos” (auténticas bandas de matones al estilo de las SA de la Alemania pre-nazi) se dedican a intimidar e insultar al personal, cuando no pasan directamente a la acción, constituyen una ofensa al sentido común, a la inteligencia de las personas y a la más elemental honestidad. ¿Que la reforma laboral es una putada? Sin duda alguna. ¿Qué los sindicatos tienen legitimidad moral para enfrentarse a ella tratando de paralizar a la fuerza un país? De ningún modo. Ahora voy a decir otra cosa que me va a costar un esfuerzo titánico, pero es rigurosamente cierta: el gobierno sí está en posición de emprender toda medida que crea convieniente porque ha obtenido el respaldo que se lo permite en las urnas, por los votos de los ciudadanos que le han dado la mayoría absoluta, empujados por la rabia y la frustración ante un gobierno socialista que acometía un despropósito detrás de otro mientras los sindicatos se dedicaban a tocarse las criadillas miserablemente (que es más o menos lo que están haciendo ahora, porque una huelga general hoy por hoy es algo absolutamente inútil, y si no al tiempo). Es una mierda del quince largo, pero es lo que hay. La próxima vez que vayamos a votar, votemos en conciencia y no por miedo o por rabia. Ejerzamos como ciudadanos, no como animales, que es lo que hacen los sindicalistas en las jornadas de huelga.
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