La prensa española proclama la decisión del gobierno de no plegarse a las exigencias de la Unión Europea para la reducción del déficit público en 2012. Aún recordamos los recientes hechos acaecidos en Grecia, cuando el gobierno de aquel país pretendió someter a referendum popular si aplicaba o no las medidas económicas que Bruselas imponía, ante lo cual los gerifaltes europeos profirieron un airado ¡ni se os ocurra! La crispación en el país que fuera cuna de la civilización occidental ha llegado a las cotas que hemos visto en los telediarios. Quizá Mariano ha temido que en España las cosas lleguen hasta tales extremos (de hecho la policía ya ha repartido algunas leches, como hemos tenido oportunidad de ver). El caso es que se ha desdicho de la promesa hecha por ZP de rebajar el déficit hasta el 4,4 % del PIB y lo ha dejado en el 5,8 %. Para entendernos, la Unión Europea exige que se baje el déficit metiendo la tijera por todos lados porque hemos sido unos manirrotos (a mí que me registren) y ahora tenemos que apretarnos el cinturón. Angelita Merkel se ha cabreado y mucho. Sarkozy pone cara de circunstancias. Un señor con cara de estreñido llamado Olli Rehn, que al parecer sabe mucho de cuentas y por eso es el cuentista mayor, viene a decir que eso lo veremos, a ver si ahora los griegos se han plegado mansamente a las draconianas medidas de la unión y los españoles van a hacer de su capa un sayo.

Lo que es yo, me siento cada vez más furioso y asqueado de que me intenten manipular. Me suben los impuestos, precarizan mis condiciones laborales y yo no he hecho nada para merecerlo y encima debo estar agradecido porque me están salvando. Además, no me quito de encima la sensación de que no están sino embadurnándome con vaselina para meterme un puro aún más grande. Veremos.
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