El portal Google, tan dado a conmemorar efemérides
en su página de inicio, permanece hoy con su logo neutro de todos los días, sin
que sea un día como todos los demás. Hoy es 1 de diciembre, día mundial de la
lucha contra el SIDA, fecha que se conmemora desde 1988 con campañas y
actividades de concienciación entre
otras cosas para que la gente no pierda de vista hechos como que el Síndrome de
Inmuno Deficiencia Adquirida, provocado por la infección por VIH o Virus de
Inmunodeficiencia Humana ha matado desde 1988 a más de 25 millones de personas en todo
el planeta, o que en España hay entre 130.000 y 160.000 afectados. Semejante
margen de error en las cifras es debido a que ser portador del VIH supone a día
hoy un estigma social, por lo que muchas personas evitan hacerse las pruebas y
viven de sin saber que son seropositivas. Se menciona el tema poco en Internet.
Hoy de lo que más de habla en la red es de la desgraciada muerte en accidente
de tráfico (a bordo de un deslumbrante Porsche Carrera GT) del actor Paul Walker,
apolíneo protagonista de la película The
Fast and the Furious y algunas de sus secuelas.
Al margen del escaso interés mediático en el
tema, lo cierto es que hoy día en España hay ciudades como Madrid o Sevilla en
las que los seropositivos no pueden ser taxistas. Todavía hoy una persona
seropositiva no pueden contratar un seguro de vida o suscribir un crédito
hipotecario en que lo primero sea considerado como requisito, porque se aplica
como criterio de riesgo la esperanza de vida de las personas seropositivas en
los años ochenta, antes de que los avances en los tratamientos retrovirales hayan
incrementado enormemente la esperanza y calidad de vida de los afectados. Pero
cómo vamos a extrañarnos de esto si hay quien cree aún que los platos y
cubiertos utilizados por una persona infectada de VIH deben desinfectarse.
Pregunte a la primera persona que se cruce por la calle si conoce las vías de
contagio del VIH… Pregúnteselo usted.
Para mayor desgracia, todas
las asociaciones y organizaciones están viendo brutalmente mermadas las ayudas
públicas y no pocas han tenido que cerrar, como el Comité Anti SIDA de la Región de Murcia, que tras
22 años promoviendo campañas de sensibilización y prestando apoyo social y
psicológico a personas seropositivas tuvo que cerrar en 2012.
Está claro que para el Ministerio de Sanidad, preocupado por meter la tijera y privatizar
hospitales, el VIH ha dejado de ser una
prioridad. Pero no por ello ha dejado de ser un problema sanitario serio. La
alarma social que reinaba en la
España de finales de los ochenta y principios de los noventa
hace tiempo que se extinguió (si bien algunos de sus efectos perduran, como hemos
visto antes) y bien que se extinguiera, pues como todas las alarmas sociales
era inútil e irracional. Aún recuerdo aquellos padres negándose a llevar a sus
hijos al colegio mientras estuviese en clase un niño o niña con VIH y otras
histerias colectivas por el estilo; pero las asociaciones implicadas en la
lucha contra la enfermedad y sus consecuencias como la Coordinadora Estatal
de VIH-SIDA (CESIDA) advierten que se está produciendo una “fatiga en la
prevención” y que la población en general está bajando la guardia. Si a ello le
sumamos el descuido por parte de las autoridades sanitarias, el panorama puede
ser delicado. Entre el ciudadano de a pie sigue anclado el estereotipo de que
el SIDA es privativo de las personas drogodependientes por vía inyectada, las
personas dedicadas a la prostitución y los homosexuales; sin embargo el propio
ministerio estima que podría haber más de 4000 inmigrantes irregulares
infectados por VIH en España; inmigrantes irregulares que la actual política del
gobierno deja fuera del sistema sanitario.
Conviene mirar de frente a la realidad,
informarse y apoyar a aquellos que siguen dedicando tiempo y esfuerzo a mejorar
la calidad y dignidad de vida de aquellos a los que la sociedad sigue
estigmatizando por ignorancia, egoísmo y falta de humanidad. Este es otro ámbito
en el que lo único decente es no ser un borrego más del rebaño.
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