No hace
muchos días que fui fulminantemente expulsado de dos grupos de Facebook:
“Historia de España” y “El cofre de la historia de España”. Tengo dudas sobre
las causas. No sé si fue por publicar en ellos el artículo “Sobre la (falsa)
unidad de España”; que dada la abundancia de águilas de San Juan, cruces de San
Andrés y otros emblemas de, por desgracia, inconfundible y adquirido tufillo entre los avatares de los miembros,
alguna incomodidad pude crear; o si se debió al censurable hecho de haber
puesto en tela de juicio la salud mental de algunos miembros.
Pero es
que lo que me dijeron fue de juzgado de guardia.
“La historia de la presencia musulmana en
España no es historia de España. La historia de España es la de los reinos
cristianos del norte que fueron poco a poco, recuperando el territorio
conquistado por los moros”… o algo así.
Enfrentarme
a tan brutal afirmación, como malagueño, me resultó especialmente traumático,
pues, dado que Málaga no cayó en poder de Isabel y Fernando hasta 1487… se supone
(desde este animalesco punto de vista) que
sus setecientos cuarenta y cuatro años de existencia como ciudad musulmana,
sencillamente, no existen. Setecientos cuarenta y cuatro años, casi treinta
generaciones de malagueños que aquí nacieron, trabajaron, amaron, formaron
familias, se desesperaron ante la adversidad, celebraron sus alegrías,
envejecieron al calor del mediterráneo y finalmente murieron para dejar paso a
los más jóvenes. Todo ese bagaje vital no existe para los que como concepto de
“lo español” sólo pueden aceptar un cristiano matamoros enfundado en cota de
malla o un soldado de los tercios de Flandes.
Madre mía, que nos quieren reescribir la
historia.
Sólo hay que mirar Málaga a vista de pájaro
para descubrir el trazado de la muralla medieval siguiendo las calles Carretería y Álamos; sólo
hay que perderse por el intrincado laberinto de callejuelas del centro, sólo
hay que sentarse al pie de la Alcazaba y admirarse de la imponente silueta del
castillo de Gibralfaro (gibal-al faruh,
monte del faro) para descubrir la medina musulmana. Está ahí, gritándonos con
lo de que ella se ve y desde lo mucho que hay enterrado bajo nuestros pies.
Madre de Dios, “la historia de la presencia musulmana en España no es historia de
España”. “Presencia”, ¿serás cafre? ¿Presencia son millones de seres
humanos que en siete siglos aquí vivieron y murieron? Vidas enteras, familias
enteras con antepasados. Cada generación que retrocedemos doblamos el número de
nuestros ancestros, (vamos que todos tenemos un padre y una madre, dos abuelos
y dos abuelas, cuatro bisabuelos y cuatro bisabuelas, ocho tatarabuelos y ocho
tatarabuelas…) De este modo, si nos remontamos por ejemplo hasta el año mil
después de Cristo, nuestra cifra de ancestros llega a ser millonaria. Eso
quiere decir que usted y yo podemos estar emparentados entre nosotros
(remotamente, por supuesto), con un señor
que vive en Teruel y con una señora que vive en las Palmas de Gran
Canaria y que probablemente los cuatro tenemos varias docenas de ancestros,
comunes o no, que en el año mil oraban cinco veces al día inclinándose en
dirección a la Meca. Un esquimal probablemente no tendrá antepasados
musulmanes. Usted y yo seguramente sí.
El laberinto de callejuelas en la medina de la
que fuera la ciudad de los doscientos cincuenta sabios está impregnado por los ecos
de las vidas de Ibn-Al Baytar, el
famoso botánico, conocido en todo el orbe
musulmán; Ibn
al-shaykh al-Balawi, el
ilustre enciclopedista que marchase a Alejandría y describiese su famoso faro
cuando éste aún existía; Ibn-Askar, el
historiador; Muhammad Al-Saheli, fundador
de la primera madrasa de la ciudad… Solomon Ibn Gabirol, el filósofo y poeta
hebreo que llamase a su Málaga natal La
Ciudad del Paraíso, juega de niño bajo los árboles, antes de marchar con su
padre a Zaragoza, mientras en el puerto se dan cita mercaderes de visitan
costas a lo largo y ancho del mediterráneo. Los almuédanos llaman a la oración
desde los alminares de las mezquitas y las gentes se afanan en el zoco, en sus
talleres o en sus casas… Málaga era una
ciudad musulmana, lo fue durante setecientos años, no es un interludio entre
dos épocas cristianas, es casi un tercio de su historia conocida. Es historia
de España, por mucho que les pese a las acémilas descerebradas que se tienen
por patriotas. Nuestra tierra era
Al-Andalus y la memoria de aquella época gloriosa en que nuestro territorio
estaba ocupado por el reino más civilizado de Europa nos pertenece.
Nos pertenece
a todos y a todas.
Hazte una prueba de ADN. Y sabes tus orígenes.
ResponderEliminarYo no desciendo de Musulmanes!!
Y ni me gusta q "hayan vuelto". Son un serio problema!!
Tu lo que eres es una racista y que sepas que anes o temprano, toda la humanidad viene de Africa, de poblaciones negras. Además, el ser musulmán no es una raza y no se puede detectar genéticamente ya que es una opción religiosa. Durante los 700 años de Al-andalus, hubo cientos de "lugareños" que se convirtieron al Islam, ya que antes no habían conocido ninguna religión. Tras el expolio cultural de Al-andalus, muchos de estos musulmanes de origen ibérico tuvieron que acoger la religión cristiana para no ser expulsados de sus tierras (al igual que los judios, sefardies).
EliminarNo mezclemos genética con religión para ocultar la propia xenofobia.
Bravo por ud. Le doy las gracias por su defensa del sentido común.
EliminarJavier García, mejor hacer oídos sordos ante tanta necedad y tanta ignorancia.
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Eliminarmiren valera, igual tu tienes mucho más de árabe y por eso te pones así. RACISTA
Hola Miren. Los últimos españoles expulsados por tener ascendencia andalusí, lo hicieron por Denia. Si eres valenciana, es imposible que no desciendas de musulmanes. En el ácido desoxirribonucleico no se detalla la creencia espiritual. Te pongas colorá, amarilla o morá, eso es asi.
ResponderEliminarMagnífico artículo. Desde Galicia - esa que aún recuerda la Galicia cristiana que durante muchos años convivió con la Hispania musulmana hasta que desgraciadamente los linajes castellanos coparon el reino galaico leonés- os mandamos un fuerte y fraternal abrazo. Ahh... y que viva la Historia de todos los pueblos de la península ibérica.
ResponderEliminarMuchas gracias
EliminarYo creo que se trata de un anacronismo. No sé puede hablar de Al- Andalus cómo España porque España surgió de la oposición a Al- Andalus y a la inversa. Sin embargo, la población, el patrimonio, la cultura andalusí... sí que son España, desde el punto de vista de que todo ello se asimiló y conservó en los reinos cristianos y comenzaron a formar parte de España. Esto que dices sobre Al- Andalus, "el reino más civilizado de Europa" es bastante discutible y tampoco aportas pruebas. Un saludo.
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ResponderEliminarHola Javier. Felicidades por el artículo. Descendientes o no es innegable qué Boabdil el último rey de Granada era tan español como Isabel la Católica y no lo digo yo sino no don Emilio García Gómez el gran a arabista que se puede escuchar en las conferencias sobre Granada Córdoba y Sevilla en la Fundación Juan March que está en Internet. que Malagueños los granadinos y almerienses como los sevillanos los demás pobladores mudéjares sefardí o cristiano eran del mismo país. Salidos
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