lunes, 17 de agosto de 2020

EL NAZISMO Y LOS JUDÍOS


Ya hemos visto  que el odio hacia los judíos ha sido una constante en Europa desde la Antigüedad, pero que a lo largo siglo XIX perdió su componente religiosa para ser convertido en un odio racial, lo cual era absurdo, puesto que en cuanto a aspecto físico los judíos europeos eran prácticamente indistinguibles de los gentiles, los no judíos.

El nazismo tomó a los judíos como una de las cabezas de turco para ser objetivo de las iras y frustraciones de una Alemania frustrada, humillada y empobrecida tras la derrota en la Gran Guerra. Obviamente no fueron la única minoría que sufrió persecución y muerte, pero sí fue la utilizada públicamente como uno de los enemigos internos a destruir. El odio a los judíos, convenientemente desarrollado por la propaganda nazi, fue uno de los cimientos de su poder.

 Desde los tiempos del DAP, los judíos ya eran víctima de los desmanes de la SA: una paliza por allí, un destrozo por allá, incluso alguna muerte. Esto fue en aumento poco a poco durante los años de desarrollo del nazismo, pero al fin y al cabo no tenía nada de nuevo que los racistas de extrema derecha maltratasen a los judíos de vez en cuando.

 Pero en 1933 se desató algo totalmente distinto. El antijudaísmo tomó cariz de política de Estado y de un modo sistemático. El 1 de abril de 1933, comenzó un boicot contra miles de profesionales judíos del derecho, la medicina, la docencia, el comercio y masivamente fueron despojados de puestos y cargos. El boicot era tan brutal que entrar en la tienda de un judío podía acarrearte una buena paliza de la SA y desafiar esta política abiertamente podía conllevar un  “paseíllo” por parte de los más discretos SS. Solo los judíos podían entrar en estos establecimientos.

 El 15 de septiembre de 1935 fueron aprobadas la Ley de Ciudadanía del Reich y la Ley para la Protección de la Sangre y el Honor Alemanes,  las llamadas Leyes de Nuremberg. Estas leyes arrebataban la ciudadanía alemana a los judíos y también trataba de poner un retorcido orden en el caos y el absurdo, determinando quien era judío y quien no.

 Establecían 4 categorías: judíos, mixtos de primer grado, mixtos de segundo grado y ciudadanos de sangre alemana. Todo dependía del volumen de ascendencia judía de cada cual, se podía descender de categoría por factores agravantes como participar activamente en una comunidad religiosa judía o contraer matrimonio con un miembro de una categoría inferior, es decir, con mayor volumen de sangre judía. Al principio sólo los considerados judíos sufrieron la pérdida de derechos, pero con el endurecimiento de la política antijudía y el establecimiento de la Solución Final, los nazis también se volvieron contra los mixtos.

 Con todo esto se pretendía aislar a los judíos social y económicamente. Algunos, los que tenían la oportunidad, comenzaron a marcharse.

 El 7 de noviembre de 1938, el muchacho de origen judío Herschel Grynszpan, indignado por el trato que recibían sus padres en Alemania, disparó a funcionarios de la embajada alemana en París. El hecho sirvió para que Joseph Goebels llamase a un ataque contra los judíos por toda Alemania en la noche del 9 al 10 de noviembre. Los nazis soltaron a sus perros de la SA y la SS y estalló el terror.

 Más de 1500 sinagogas destruidas, cementerios profanados, daños en cerca de 7000 tiendas, 30000 judíos detenidos e internados en campos de concentración que ya funcionaban por entonces, como el de Dachau. El número de muertes en esa noche ronda el centenar, pero de la mayor parte de internados en campos no se volvió a saber. Por no hablar de actos vejatorios de todo tipo, como fregar los suelos de las calles de rodillas, obligados por los que habían sido sus vecinos.

 Para 1939 la mayor parte de empresas y negocios propiedad de judíos o habían quebrado como fruto del boicot o habían sido vendidos al gobierno.

 Los intentos de los judíos por salir del país iban en aumento. Muchos trataban de emigrar a Palestina, pero los británicos limitaban esto para no aumentar el conflicto con los árabes. En la mayor parte de países pusieron restricciones para la entrada y no pocos judíos se vieron obligados a regresara a Alemania, donde les esperaba la muerte.

 La expansión territorial de Alemania por Checoslovaquia, Polonia… aumentaba el “problema”. Allí había miles de judíos. Se les confinó en Ghettos como el de Varsovia, murieron por miles a causa de la desnutrición y las enfermedades.

 Y finalmente en enero de 1942, un grupo de jerarcas nazis recibieron instrucciones de los SS Reinhard Heidrich y Adolf Eichmann, para llevar a cabo la Solución Final. El exterminio de los judíos de Europa.

 Eso que los negacionistas del Holocausto dicen que no sucedió.



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