Estuve escribiendo en este blog
desde octubre de 2011 hasta mayo de 2014. Se me acabó el fuelle antes de los
tres años. No soy el primer blogger al que le ocurre, ni seré el último. Pasó
como pasa con muchas cosas. Al principio hay mucha ilusión y mucha energía,
pero mantener una actividad a largo plazo requiere la misma perseverancia y
fuerza de voluntad que una carrera de fondo, en la cual, para llegar a la meta,
hace falta además algo esencial: una buena motivación.
¿Cual era la mía?
Releyendo al azar algunas de las entradas
antiguas salta a la vista la carencia de un propósito definido. Lanzaba sin ton
ni son, para aquel que quisiera leerlas, mis opiniones (a menudo cargadas de
rabia, ironía, desesperanza e incluso cierto cinismo) sobre cualquier tema de
actualidad o cualquier cuestión que se me viniera a la cabeza. Llegado un
punto, lo que podía dar de sí esta posición, sencillamente, se agotó. No había
más. No quedaban razones para seguir escribiendo o quizá, al menos, para seguir
escribiendo de esa manera. Si se leen las últimas entradas, más espaciadas,
como surgidas a regañadientes y casi con vergüenza; se puede apreciar que el
tono va cambiando, algo más moderado, menos encendido, de alguna manera…
conciliador.
¿Qué diantres me ha pasado?
Para no extendernos innecesariamente, iremos
directos al grano: he vuelto a ser una persona religiosa. Veinte años después
de mi salida por la puerta trasera de la Iglesia Católica he vuelto a
entenderme con mi Creador, pero no regresando por donde vine, sino marchando
hacia un nuevo rumbo. En enero de este año acepté una nueva fe, la
Fe Bahá `í.
Probablemente este sea el momento en que la
mayoría de lectores suelten un resoplido, pongan los ojos en blanco y
directamente cierren este blog. “Pobre hombre” pensará algún bien intencionado,
“ha perdido definitivamente el rumbo y se ha metido en una secta”. Para tranquilidad del pobre bien intencionado,
declararé que la Fe Bahá `í
es una religión monoteísta con ciento setenta años de historia a sus espaldas,
originaria de los territorios que hoy día conforman Irán (Persia en aquellos días)
y que cuenta con seis millones de
creyentes a lo largo y ancho del planeta. Los bahá`ís rezamos al mismo Dios que judíos, cristianos
y musulmanes y reverenciamos a Moisés, Cristo y Mahoma entre otros miembros de
una noble sucesión de manifestaciones de divinas que se han sucedido a lo largo
de la historia, siendo la más reciente aquella a quien los bahá`ís veneramos
como Manifestación de Dios para esta época y cuyas enseñanzas nos esforzamos a
diario en seguir: Bahá `u`lláh, nacido como Mirzá Hussein-`Alí Nurí en Teherán
el 12 de noviembre de 1817.
No me extenderé más hoy. La fe invade todos
los ámbitos de la persona e inevitablemente a lo largo del último año de
meditar las enseñanzas de Bahá `u` lláh y estudiar una ínfima parte de los
textos por Él revelados, puedo decir que mi visión de la vida y de la sociedad
está cambiando inexorablemente. Hoy he empezado otra vez a escribir. Me sigo
considerando un testigo de mi época, pero no ya desde el cinismo y el
descreimiento. Lo cierto es que es un alivio.
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