domingo, 26 de octubre de 2014

SOBRE EL AMOR

 Este fin de semana he reflexionado bastante sobre la auténtica naturaleza del amor, ese raro sentimiento sobre el que tanto se ha escrito y sobre el que algunos afirman, llegado un punto, se puede “acabar”, sobre todo entre marido y mujer. O al menos eso dicen las revistas del corazón.

 Veamos que dice la Real Academia Española (copio y pego no por pereza, sino para que se vea que no hay modificación alguna por mi parte en la definición):

  Amor.
(Del lat. amor, -ōris).
1. m. Sentimiento intenso del ser humano que, partiendo de su propia insuficiencia, necesita y busca el encuentro y unión con otro ser.
2. m. Sentimiento hacia otra persona que naturalmente nos atrae y que, procurando reciprocidad en el deseo de unión, nos completa, alegra y da energía para convivir, comunicarnos y crear.
3. m. Sentimiento de afecto, inclinación y entrega a alguien o algo.
4. m. Tendencia a la unión sexual.
5. m. Blandura, suavidad. Cuidar el jardín con amor
6. m. Persona amada. U. t. en pl. con el mismo significado que en sing. Para llevarle un don a sus amore.
(Hay más acepciones,  pero no vienen al caso).

 Lamentablemente en esta ocasión el diccionario de la RAE (en el que suelo tener tanta confianza), me deja en la estacada al resultar totalmente insuficiente para aprehender la totalidad del concepto. Habrá a quien le baste con esto. A mí no.

  En “El arte de amar” Erich Fromm afirma lo siguiente: “El amor no es esencialmente una relación con una persona específica; es una actitud, una orientación del carácter que determina el tipo de relación de una persona con el mundo como totalidad, no con un objeto amoroso. Si una persona ama sólo a otra y es indiferente al resto de sus semejantes, su amor no es amor, sino una relación simbiótica, o un egotismo ampliado.” 

 De este modo, por parte de un pensador, psicólogo, sociólogo y filósofo (marxista por añadidura) nos viene dado un concepto del amor que trasciende la mera unión entre dos personas y se eleva a la categoría de actitud vital ante el mundo y la existencia. Lo que todas las grandes religiones de la historia han defendido antes de que los clérigos llegasen y deformaran el mensaje divino para servir a sus propios intereses es expresado por la pluma de un erudito que se limita reflexionar sobre la naturaleza humana.

 Muestras de amor vemos todos los días a nuestro alrededor. Todos tenemos ejemplos que llaman nuestra atención y que nos gustaría poder imitar o que sencillamente nos cuesta comprender y renunciamos directamente a tratar de acercarnos siquiera a ellos. También vemos muestras de egoísmo atroz disfrazadas de “amor”. Por mi parte, este viernes conocí a una señora de ochenta años que se ha dedicado a cuidar de su marido enfermo durante los últimos quince años, hasta su reciente fallecimiento, sin perder la alegría ni la confianza. Ahora que es viuda se dispone simplemente a reorganizar su vida mientras pasa su duelo, para que su día a día continúe teniendo sentido para ella misma y para los demás.



 Ese es el ejemplo que quiero.

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