En estos días hemos podido leer
noticias, fundamentalmente en las redes sociales a través de Amnistía
Internacional, sobre el caso de seis jóvenes iraníes, tres hombres y tres
mujeres, condenados por un tribunal de su país a penas de entre seis meses y un
año de prisión y una cantidad variable
de latigazos. Su delito: aparecer bailando al ritmo de la canción “Happy” de
Pharrell Williams en un vídeo subido a You Tube. Claro que en el vídeo se
cometen todo tipo de delitos, como
que las mujeres aparezcan con la cabeza descubierta, bailando junto a los
hombres y ataviadas con ropas occidentales que insinúan sus formas femeninas.
Las penas, afortunadamente, han quedado suspendidas por un periodo de
tres años a condición de que los penados no vuelvan a delinquir.
Sucesos así nos indignan en
primer lugar porque alguien nos los cuenta (innumerables son las violaciones de los derechos humanos
que no llegan a los medios) y en segundo lugar porque la situación de los
derechos fundamentales en Irán y otros países de mayoría musulmana por la
imposición de la sharia o ley islámica produce situaciones de lesa humanidad.
Lo que la mayor parte de la gente no sabe es que la sharia no procede directamente
de la revelación del profeta Muhammad, como sería el caso del Corán, sino de la
interpretación de ciertos preceptos, combinándolos con las costumbres de
diversos pueblos amalgamándolas o descontextualizándolas según conviniera, por
lo general, a grupos formados por hombres. Ello explicaría la precaria
situación de la mujer dentro del mundo islámico. En Irán se implantó la sharia
en 1979, cuando el país se convirtió en república islámica y se puso fin a la
dictadura del Sha, régimen totalitario amparado por Estados Unidos. En la
práctica supuso la sustitución de una tiranía por otra. El Sha era un
gobernante títere sustentado por el poder económico. En el Irán de los ayatolás la
religión y la política se unen para formar una forma distinta de terror.
Las minorías religiosas, en especial la
comunidad Bahá`í, están sufriendo muchísimo en la República Islámica
de Irán. La fe Bahá`í nació en el mismo Irán, cuando dicho territorio aún
formaba parte de Persia, en 1844, de la mano de Mirzá Hussein-`Alí Nurí,
llamado Bahá`u`lláh, al que los bahá`ís de todo el mundo aceptamos como Manifestación
de Dios para esta época. Desde entonces la persecución por parte de las
autoridades políticas y religiosas ha sido feroz, entre otras razones porque la
fe bahá`í defiende decididamente puntos como la igualdad de hombres y mujeres,
la supresión de los extremos de pobreza y riqueza y la supresión cualquier
forma de clero para que cada creyente practique la libre búsqueda de la verdad.
Todo esto resulta altamente subversivo en sociedades donde las mujeres están
sometidas y la palabra de Dios sólo puede ser interpretada por una élite que
impone sus decisiones con mano de hierro. Tal es el caso del Irán de los
ayatolás. Desde 1979 más de 1000 bahá`ís iraníes han sufrido prisión y más de
200 han sido asesinados sólo por reunirse y practicar su fe de manera pacífica.
Por otra parte el gobierno practica una sistemática política de acoso hacia los
bahá`ís, prohibiéndoles el acceso a la educación superior, poniendo todo tipo
de trabas burocráticas para cualquier gestión, haciendo oídos sordos ante
asaltos a sus viviendas, destrucción de lugares sagrados y acusándoles de ser
espías al servicio de potencias extranjeras, sobre todo Israel. Todo ello es
soportado por los bahá`ís pacíficamente, logrando así que cada vez más
musulmanes dentro de Irán se pregunten por qué tanto encono de las autoridades
hacia estas personas que sólo tratan de vivir sin hacer daño a nadie.
Bahá`u`lláh dijo en una ocasión que si la
religión es origen de disensión y disputa entre las personas más valdría que
fuese abolida. Esto en boca de una Manifestación de Dios tiene su miga, pero da
cuenta de que la religión no es causa de sufrimiento para la humanidad. Es el
ansia de poder de hombres que deforman y pervierten las religiones para sus
propios fines lo que ha causado y causa tanto sufrimiento en personas
maltratadas y aún asesinadas sólo por practicar su fe o que tienen que soportar
condiciones indignas, como tantas mujeres musulmanas.
Posiblemente a los jóvenes del video de
“Happy” les importe un pimiento que quienes bailen a su lado sean musulmanes,
judíos, cristianos, budistas o bahá`ís. Otros vídeos similares están
apareciendo en la red protagonizados por jóvenes iraníes. Tomemos estos vídeos
como muestras del descontento de personas que sólo quieren vivir sus vidas
tranquilamente sin que ningún intérprete de
la palabra de Dios venga a decirles que esto o aquello no se puede hacer porque
sí, sin más explicaciones.
No hay comentarios:
Publicar un comentario