martes, 25 de noviembre de 2014

DONDE ESTÉ UN HOMBRE...

 Hace unos días tuve que tomar un tren y en la estación vi a una mujer de cincuenta y muchos o sesenta y pocos años forcejeando con la sujeción de un carrito porta equipajes. Servicial, acudí en su ayuda y tras una breve manipulación y un seco “clac” el carrito quedó liberado. La señora expresó su agradecimiento y todo habría quedado en un hecho cotidiano más de no haberse empeñado la buena mujer en poner su “guinda”.

 -¡Ay donde esté un hombre! –Profirió- ¡Para que después digan las mujeres de igualdad! ¡Qué igualdad ni igualdad!

 Me quedé helado ante tamaña muestra de machismo recalcitrante en boca de una mujer, convencido como estoy de que aquello que se dice irreflexivamente refleja fielmente lo que anida en nuestro interior. Lo cierto es que la idea de una supuesta superioridad del hombre es defendida por no pocas mujeres. Podríamos pensar que se limita a la generación de nuestras abuelas o como mucho de nuestras madres, pero ¿realmente es así? Yo no lo creo. El sometimiento de la mujer es algo que se transmite. Estamos asistiendo a la proliferación de casos de violencia de género entre adolescentes; novios de quince o dieciséis años que se permiten pegar a sus novias que en muchísimas ocasiones callan ante el abuso, ante la violencia. Una chica de un país occidental calla ante el abuso de su novio, una chica inmersa en un mundo lleno de tecnología, con pleno acceso a la información y a la cultura, en una sociedad con setenta años de derechos humanos a las espaldas. Esa chica que se calla está tan amordazada como una muchacha afgana cubierta por su burka. El abuso del hombre sobre la mujer está aún sólidamente anclado en la mentalidad de muchas personas bajo múltiples formas, de las cuales el maltratador sólo es la más extrema.  El problema de la violencia de género entre adolescentes  es lo suficientemente inquietante como para que las instituciones hayan realizado ya campañas para concienciar sobre ello a la sociedad.

 La igualdad entre hombres y mujeres es condición necesaria para el completo desarrollo de la humanidad. Bahá `ú` lláh lo sostuvo firmemente ante los hombres y mujeres de su tiempo, en la Persia de mediados del siglo XIX. Una sociedad musulmana en la que la mujer de hallaba en una condición de total sumisión. Como alas de un pájaro trabajan coordinadamente para que pueda elevarse y volar, siendo ambas igualmente importantes para el resultado final, hombres y mujeres han de trabajar juntos, como iguales, para que la humanidad alcance sus mayores logros. Así de fácil. Esta alegoría de Bahá `ú` lláh no deja lugar a dudas.


 En esta idea de igualdad entre sexos hemos de educar a nuestros hijos. Perpetuar lo contrario es delito de lesa humanidad.

domingo, 9 de noviembre de 2014

HAPPY IRÁN

En estos días hemos podido leer noticias, fundamentalmente en las redes sociales a través de Amnistía Internacional, sobre el caso de seis jóvenes iraníes, tres hombres y tres mujeres, condenados por un tribunal de su país a penas de entre seis meses y un año de prisión y  una cantidad variable de latigazos. Su delito: aparecer  bailando al ritmo de la canción “Happy” de Pharrell Williams en un vídeo subido a You Tube. Claro que en el vídeo se cometen todo tipo de delitos, como que las mujeres aparezcan con la cabeza descubierta, bailando junto a los hombres y ataviadas con ropas occidentales que insinúan sus formas femeninas.  Las penas, afortunadamente, han quedado suspendidas por un periodo de tres años a condición de que los penados no vuelvan a delinquir.

 Sucesos así nos indignan en primer lugar porque alguien nos los cuenta (innumerables  son las violaciones de los derechos humanos que no llegan a los medios) y en segundo lugar porque la situación de los derechos fundamentales en Irán y otros países de mayoría musulmana por la imposición de la sharia o ley islámica produce situaciones de lesa humanidad. Lo que la mayor parte de la gente no sabe es que la sharia no procede directamente de la revelación del profeta Muhammad, como sería el caso del Corán, sino de la interpretación de ciertos preceptos, combinándolos con las costumbres de diversos pueblos amalgamándolas o descontextualizándolas según conviniera, por lo general, a grupos formados por hombres. Ello explicaría la precaria situación de la mujer dentro del mundo islámico. En Irán se implantó la sharia en 1979, cuando el país se convirtió en república islámica y se puso fin a la dictadura del Sha, régimen totalitario amparado por Estados Unidos. En la práctica supuso la sustitución de una tiranía por otra. El Sha era un gobernante títere sustentado por el poder económico. En el Irán de los ayatolás la religión y la política se unen para formar una forma distinta de terror.

 Las minorías religiosas, en especial la comunidad Bahá`í, están sufriendo muchísimo en la República Islámica de Irán. La fe Bahá`í nació en el mismo Irán, cuando dicho territorio aún formaba parte de Persia, en 1844, de la mano de Mirzá Hussein-`Alí Nurí, llamado Bahá`u`lláh, al que los bahá`ís de todo el mundo aceptamos como Manifestación de Dios para esta época. Desde entonces la persecución por parte de las autoridades políticas y religiosas ha sido feroz, entre otras razones porque la fe bahá`í defiende decididamente puntos como la igualdad de hombres y mujeres, la supresión de los extremos de pobreza y riqueza y la supresión cualquier forma de clero para que cada creyente practique la libre búsqueda de la verdad. Todo esto resulta altamente subversivo en sociedades donde las mujeres están sometidas y la palabra de Dios sólo puede ser interpretada por una élite que impone sus decisiones con mano de hierro. Tal es el caso del Irán de los ayatolás. Desde 1979 más de 1000 bahá`ís iraníes han sufrido prisión y más de 200 han sido asesinados sólo por reunirse y practicar su fe de manera pacífica. Por otra parte el gobierno practica una sistemática política de acoso hacia los bahá`ís, prohibiéndoles el acceso a la educación superior, poniendo todo tipo de trabas burocráticas para cualquier gestión, haciendo oídos sordos ante asaltos a sus viviendas, destrucción de lugares sagrados y acusándoles de ser espías al servicio de potencias extranjeras, sobre todo Israel. Todo ello es soportado por los bahá`ís pacíficamente, logrando así que cada vez más musulmanes dentro de Irán se pregunten por qué tanto encono de las autoridades hacia estas personas que sólo tratan de vivir sin hacer daño a nadie.

 Bahá`u`lláh dijo en una ocasión que si la religión es origen de disensión y disputa entre las personas más valdría que fuese abolida. Esto en boca de una Manifestación de Dios tiene su miga, pero da cuenta de que la religión no es causa de sufrimiento para la humanidad. Es el ansia de poder de hombres que deforman y pervierten las religiones para sus propios fines lo que ha causado y causa tanto sufrimiento en personas maltratadas y aún asesinadas sólo por practicar su fe o que tienen que soportar condiciones indignas, como tantas mujeres musulmanas.

 Posiblemente a los jóvenes del video de “Happy” les importe un pimiento que quienes bailen a su lado sean musulmanes, judíos, cristianos, budistas o bahá`ís. Otros vídeos similares están apareciendo en la red protagonizados por jóvenes iraníes. Tomemos estos vídeos como muestras del descontento de personas que sólo quieren vivir sus vidas tranquilamente sin que ningún intérprete de la palabra de Dios venga a decirles que esto o aquello no se puede hacer porque sí, sin más explicaciones.


HITLER, EL INCOMPETENTE