jueves, 4 de julio de 2013

CERRAR UN PROGRAMA...

Llevaba un mes sin escribir. Es la primera vez que me demoro tanto desde que comencé este blog. Puede que suene a excusa (sin duda suena a excusa), pero lo cierto es que no estaba de humor. Hoy siento que no voy a poder escribir ni una entrada más si no saco fuera lo que me entristece.

He escrito mucho sobre la crisis, sobre los recortes, sobre las consecuencias para las personas de a pie de la mala gestión de los caudales públicos y de la connivencia de los políticos con toda suerte de piratas de encorbatados que rigen los destinos de la economía. Sin embargo es la primera vez que tales consecuencias que tocan tan de cerca y mi espíritu se ha quebrantado… por lo menos un poco.

Proyecto Hombre de Málaga ha cerrado su programa de atención a adolescentes y lo ha hecho por falta de recursos. Cuatro profesionales como la copa de un pino han sido despedidos y esta ciudad ha perdido algo importante. Lo digo como compañero y lo digo como padre, pues durante dos años asistí junto con mi hijo adolescente a los grupos de ese programa. Sí, yo el profesional, el terapeuta que por las mañanas me dejaba (y me dejo) el seso y los nervios en la Comunidad Terapéutica, en las tardes de los miércoles me cambiaba de lado de la mesa y me dejaba ayudar porque mi propio hijo se me había ido de las manos.

¡Cómo podría expresar desde este frío documento de Word la calidez, el respeto, la comprensión y el cariño como que tanto mi hijo como mi esposa y yo mismo hemos sido tratados! No tengo palabras para agradecer tantos desvelos y tanta paciencia, no sólo con mi terco vástago sino conmigo mismo (que el que me conoce bien sabe cómo las gasto). Cómo agradecer el modo en que Rebeca, la terapeuta que más nos ha tratado me ha ayudado a cambiar, a flexibilizarme, a ser más sabio y más tolerante… Más humano, en definitiva.

El equipo que me recibió y me recogió cuando más deshecho estaba se ha disuelto. En Proyecto Hombre se seguirá atendiendo a los padres desesperados de adolescentes tiranos, al precio que sea, haciendo encaje de bolillos y sacando las energías de donde no las hay, como siempre, pero será mucho más difícil, será a costa de más desgaste, de más sacrificio… ¿Hasta cuándo se podrá estirar la resistencia de los trabajadores? Se cumple la misma miserable circunstancia que siempre ha regido la historia de este país. Mientras los de arriba se lavan las manos y piden sacrificios, los de abajo aprietan los dientes, se sacrifican y punto.

Es como si a una persona le hubiesen amputado un miembro. No deja de ser persona, no pierde su esencia, pero a partir de ese trauma todo será más difícil.


Estoy triste y preocupado. Después de catorce años trabajando en el programa por primera vez peligra mi puesto de trabajo, pues el temporal no tiene pinta de amainar, por mucho que los ineptos vendidos al capital que rigen los destinos de nuestro país digan. Mis problemas, con todo, no son más preocupantes que los de muchos miles de españoles que viven en la cuerda floja no porque hayan vivido por encima de sus posibilidades, sino porque nos han explotado por encima de nuestras posibilidades. Si Proyecto Hombre termina por caer, lo peor será que la sociedad pierda un servicio más que le es imprescindible, pues muchas personas, muchas familias necesitan un asidero para recuperar el rumbo. Si Proyecto Hombre cae nuestra sociedad será peor. Seguiremos trabajando, mientras se pueda.

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