sábado, 3 de agosto de 2013

MARIANICO ES TONTO

  Es oficial: Marianico Rajoy es tonto. Lo ha dicho él mismo. El Diccionario de la Real Academia, fuente ineludible de rigor en el uso de la lengua española, define TONTO como “falto o escaso de entendimiento o razón”.

 Verdaderamente es un hito histórico ver a un señor de posición tan prominente decir ante los medios que “de puro bueno, es tonto”. Si de puro bueno (o de puro lo que sea) es usted tonto ¿qué hace dirigiendo nuestros destinos? ¿Qué hace representando al país? ¿Qué hace formando gobierno? ¿Qué hace tomando decisiones de Estado? ¿Qué hace asumiendo algo que a todas luces le supera en detrimento de miles de mentes lúcidas y sabias que pululan a manta por nuestra escarpada y variopinta geografía?

 El cuerpo de registradores de la propiedad (al cual Marianico pertenece) debe estar pensando en quemarse colectivamente lo bonzo por la mala imagen que da semejante botón de muestra. ¡Qué bajo hace caer al gremio!

 Circula por la red un artículo de la escritora Lucía Etxebarría cuyo título “Rajoy es tonto y analfabeto” es absolutamente demoledor (lo mismo que su contenido). El artículo en su día, según la autora, fue objeto de bloqueo y borrado en redes sociales y páginas web, pero se ve que la difusión usuario a usuario mantiene Internet libre y a prueba de censura (o eso quiero creer, que no se puede controlar a cientos de miles de internautas cabreados). Les dejo un vínculo para que lean tal escrito, porque no tiene desperdicio.


 Desde luego que Marianico, con semejante despliegue de basura dentro de su propio partido y la inoperancia de la que hace gala o es tonto (cosa que me resisto a creer) o es un pusilánime, o un pelele o un corrupto consciente y cínico o todo ello a la vez.

 Pero sin duda alguna, el lamentable episodio del “fin de cita” que lo ha convertido en el hazmerreír de la prensa del uno al otro confín del universo conocido da idea de lo hecho polvo de está Marianico: sin credibilidad, sin empaque, sin dignidad, sin valor… dimita hombre, deje la política, vuelva a su cómoda plaza de registrador de la propiedad y abandone la vida pública para la cual, evidentemente, no está hecho.

 Señor Rajoy, los gobernantes rara vez son caros a los gobernados y es derecho del pueblo criticarlos sin piedad, pero usted ya causa vergüenza ajena y eso es demasiado, incluso para España, con su historia plagada de gobernantes indignos. Váyase, por favor, no se ponga más en evidencia que causa ya más risa  que ZP (que ya es decir). Me atrevería a afirmar que es usted el gobernante que más mofa causa en la piel de toro desde José Bonaparte, el rey títere impuesto por su hermano Napoleón I durante la ocupación francesa de principios del siglo XIX al fin y al cabo un pobre hombre maltratado por la historia y por un hermano más carismático. El pueblo lo llamó “Pepe Botella” y eso que no era bebedor. Cruel que es la gente. Pero usted, señor Rajoy, usted las pone a huevo y eso no tiene perdón. Tonto no sé si será, pero torpe sí... a rabiar.

 Déjelo ya. Hágase un favor a sí mismo y háganoslo a todos.

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