Al finalizar la IIGM, la dictadura franquista
vivió un período de cierto aislamiento internacional, debido a su clara
alineación con el bando derrotado. Lo de la neutralidad era un cuento chino, ya
que un país neutral no proporciona apoyo logístico a unidades militares
(aprovisionamiento y reparaciones a submarinos alemanes en puertos españoles),
ni manda fuerzas a un frente abierto bajo bandera propia (División Azul, frente
oriental), ni construye fortificaciones frente a una posición de una de las naciones
beligerantes (búkeres frente a Gibraltar en la Línea de la Concepción), ni
firma un tratado de amistad con Alemania (Burgos, 31 de marzo de 1939) ni se adhiere al Pacto
Anti Komintern de Alemania, Italia y Japón, entre otras muestras de clara afinidad.
Otra cosa es que la colaboración no fuese a más debido a la falta de acuerdos
entre Hitler y Franco y que los aliados empezaran a presionar diplomáticamente
a partir de 1942. Lo de presentar a Franco como un líder preocupado por su
pueblo que supo mantener a España fuera de la contienda mundial e introducirla
en el concierto de las naciones es un cuento que contrasta con los elogios
públicos a nazis y fascistas todavía en 1942 y con su fe en que Alemania
pudiera dar la vuelta a la guerra en la contraofensiva de las Ardenas, en 1944.
Eberhard von Stohrer, que fuera embajador alemán en Madrid de 1937 a 1942, comentó en una ocasión que no
era de extrañar que Hitler hubiese llegado a la conclusión que España resultaba
más útil a Alemania enmascarada de supuesta neutralidad que como aliado
beligerante. Bastante escaldado estaba el dictador alemán de cargar con un
aliado pobre como Italia, que le obligaba a gastar recursos para suplir sus
carencias y pocas ventajas le reportaba. ¿Para qué echarse a la chepa otra
carga más, mientras con la “neutralidad” tenía asegurado apoyo logístico para
sus submarinos y una vía para burlar el bloqueo naval británico?
No nos engañemos. Durante la IIGM el gobierno
franquista fue pro-nazi y si España no fue un estado más del Eje fue por su
lamentable situación material, que la invalidaba como fuerza militar
efectiva, y porque del modo en que
estuvo sirvió mejor a los intereses del III Reich.
Lo más grave es que finalizada la guerra
siguió siendolo pro-nazi. Una lista de huidos buscados por el Consejo de
Control Aliado que fue remitida a Franco con la exigencia de su entrega, fue
ignorada. Agentes nazis e incluso criminales de guerra usaron España como via
de escape a otros lugares o incluso hallaron aquí refugio. Las autoridades
franquistas se mantenían al margen en algunos casos, mientras en otros
protegían activamente a ciertos sujetos.
El 12 de diciembre de 1946, la Asamblea
General de las Naciones Unidas aprobó la Resolución 39, por la que se afirmaba
que el régimen franquista era de carácter fascista y se le declaraba cómplice
de las potencias del Eje, lo que en justicia era absolutamente cierto. Se
excluía a España de los organismos internacionales y se recomendaba a los
estados la retirada de embajadores. Sin embargo, la repercusión de esta medida
fue mínima.
El mundo cambiaba, de la guerra emergía un
nuevo equilibrio entre las naciones, con EEUU como líder indiscutible y existía
un nuevo enemigo: la Unión Soviética, al que había que neutralizar a toda
costa. La posición estratégica de la Península Ibérica en el nuevo mapa
geopolítico motivó la presión de EEUU y sus aliados para que el 4 de noviembre
de 1950 la ONU revirtiera la Resolución 39. En 1953 se firmarían los Pactos de
Madrid, por los que EEUU tomaría el control de las bases aéreas de Zaragoza,
Torrejón de Ardoz y Morón y de la base naval de Rota a cambio de créditos para
la adquisición de bienes de primera necesidad y de la cesión de material bélico
de segunda mano. Así, siendo un activo estratégico al servicio de EEUU al que
no se le dio el carácter de aliado formal, consiguió el régimen de franco salir
del aislamiento y ser aceptado en el concierto de las naciones. El mismo
régimen que enviase hombres a luchar bajo la esvástica, el mismo régimen que diese
cobijo a los submarinos que hundían centenares de mercantes en el Atlántico, el
mismo régimen que dejó de morir a 4.427 españoles (que se sepa) en los campos
de concentración de Hitler. Gracias a EEUU, un régimen dictatorial que se
alinease con nazis alemanes y fascistas italianos se perpetuaba en el poder
hasta la muerte del líder. Gracias a EEUU el franquismo dispuso de décadas para
infectar las fibras de este país hasta el tuétano y sobrevivir hasta hoy.
Menuda deuda histórica tienen los fraquistas
españoles de hoy, los declarados y los de tapadillo, con el amigo americano.
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