domingo, 10 de noviembre de 2013

A vueltas con la doctrina Parot...

 Ayer abandonó la prisión de Teixeiro, en La Coruña, Domingo Troitiño, uno de los miembros del Comando Barcelona de la organización terrorista ETA que perpetró el brutal atentado con coche bomba en un hipermercado de la ciudad condal en junio de 1987, dejando 21 muertos y 45 heridos. Troitiño fue condenado a más de mil años de cárcel pero teniendo en cuenta que el código penal vigente en el momento de su condena limitaba la estancia máxima en prisión a treinta años, sería excarcelado en 2017. La aplicación retroactiva de la doctrina Parot, validada por el Tribunal Supremo en 2006, forzaba su encierro por treinta años al aplicar los beneficios de reducción pena a cada una de las condenas y no a los dichos treinta años máximos que la ley permite que pase en prisión. Sin embargo la Audiencia Nacional decide la excarcelación de Troitiño y otros ocho convictos por terrorismo, al considerar que concurren las mismas circunstancias que en el caso de Inés del Río, también terrorista sobre el que el Tribunal Europeo de Derechos Humanos ha dictaminado la ilegalidad de la aplicación de la doctrina Parot con carácter retroactivo.

 Lo verdaderamente inaudito es que alguien en su sano juicio se sorprenda ante semejante fallo, si nos ceñimos a los aspectos puramente jurídicos. En el derecho penal español rige el principio de irretroactividad, refrendado además por la Constitución, según el cual no se pueden aplicar las disposiciones sancionadoras a  hechos anteriores a la entrada en vigor de las mismas, siempre que perjudiquen al penado. O sea, que si la doctrina Parot data de 2006 no puede ser aplicada a Troitiño, ni a Inés del Río ni a ninguno de los ayer excarcelados, pues se les condenó con anterioridad a ese año. Es de perogrullo. Lo único que ha hecho el tribunal de Estrasburgo es emitir un fallo que tira por tierra una cagada jurídica de primera magnitud, aparte de una arbitrariedad por parte del sistema judicial que no se ajusta a derecho. Las leyes no se pueden aplicar con efecto retroactivo al común de los ciudadanos, pero en el caso de los terroristas podemos puentear las leyes, la Constitución y no pasa nada.  ¡No señor! ¡Las leyes deben ser iguales para todos y si no son eficaces y no responden a la gravedad de los hechos, se cambian! Para eso sirve el poder legislativo, esos señores que van al congreso de los imputados a dormir la siesta o a putearse mutuamente, cuando van.

 Vamos a dejar clara una cosa: una mala bestia como Troitiño, capaz de accionar el disparador de una carga explosiva que se lleva por delante decenas de vidas humanas debe ser encerrado en una celda echando la llave al mar. Es un sujeto peligroso, un riesgo para el resto de la sociedad pues tiene algo averiado dentro, no es una persona como las demás, es un monstruo. Claro que otros sujetos hacen lo mismo y lo llaman “acción de guerra” y a ningún gobierno –occidental al menos- se le ocurriría llamarlos terroristas. Todo depende de cual sea el sistema ideológico y económico que respalde al tipo que acciona el disparador y al tipo que le da la orden de que lo haga. Es lo mismo detonar un coche bomba en el parking de un hipermercado que disparar un misil contra una aldea palestina, pero eso es otro problema.

 La cuestión no es si está bien o mal que Troitiño esté en la calle. Está mal, ¿no va a estar mal? La cuestión es que Troitiño no está en la calle porque en Estrasburgo sean unos insensatos (que no lo son, se limitan a cumplir la ley). Troitiño está en la calle porque las leyes en España parecen hechas con los pies, porque no es de sentido común que un asesino esté en la calle habiendo cumplido treinta años cuando ha sido condenado a más de mil. El tiparraco iba a salir en 2017, dentro de tres añitos de nada. ¿Tendría entonces la agraviada asociación de víctimas del terrorismo la sensación de que se ha hecho justicia?

 Miren ustedes, a mí todo el revuelo que se ha organizado con el rollo este de la sentencia del tribunal de Estrasburgo me parece una de tantas manipulaciones informativas a las que es tan aficionado el gobierno de España, sea el partido que gobierne el que sea, pero destacando el que tenemos ahora, que se está distinguiendo por su  explícita crueldad con los más pobres y su público descaro al proteger a los poderosos y no sabe ya qué va a hacer para que no se hable en los medios de parados, desahuciados y gente que no tiene para comer que acude a los comedores de beneficencia.  Este miserable ejecutivo busca airear cualquier tema que levante ampollas para desviar la atención de los estragos que está creando. La manipulación informativa ha sido brutal… “¡Estrasburgo deroga la doctrina Parot! ¡Mentira! Sólo decreta la ilegalidad de su aplicación en un caso concreto. “¡Decenas de etarras podrían acabar en la calle!” Sí, unos tres o cuatro años antes de que acaben de cumplir la reclusión máxima que permite la ley. Lanzar mensajes que toquen la parte emocional de las personas es una táctica muy eficaz y viene muy bien el revuelo que se ha armado en las redes sociales, en las manifestaciones con banderitas de España adornadas con el escudo del pollo al que no tardan en sumarse aquellos que se tragan lo primero que les cuelan. Es muy de patriota y si de paso le hacemos el juego a un gobierno incapaz, rastrero y mentiroso, mejor.

 ¡Aterricemos! Troitiño y los demás están en la calle a causa de unas leyes mal diseñadas. Punto pelota. El gobierno nos toma por imbéciles y los descerebrados dicen amén. Así se escribe la historia. 

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