
"Toda rama de conocimiento, conjuntamente con el amor de Dios, es apropiada y es digna de alabanza; más, privada de su amor la ilustración es estéril y en verdad conduce a la demencia. Toda clase de conocimiento, toda ciencia, es como un árbol: si su fruto es el amor de Dios, entonces es un árbol bendito, más si no lo es, aquel árbol no es más que madera seca y tan solo alimenta el fuego.
¡Oh tú, leal siervo de Dios y sanador espiritual del hombre! Cuando quiera que atiendas a un paciente dirige tu rostro hacia el Señor del Reino Celestial, pide al Espíritu Santo que venga en tu ayuda y luego cura la enfermedad."
La alianza entre la ciencia y la fe es posible y de hecho imprescindible. Quien pretenda lo contrario sólo arroja miseria sobre la humanidad y vergüenza sobre sí.
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