domingo, 8 de julio de 2018

LA FOTO


Todo comenzó con una foto. Ni siquiera  una buena foto. Una auténtica porquería, la verdad, aunque incluso una porquería lo suficientemente antigua puede tener cierto valor histórico.

 Representa la supuesta ejecución de dos sacerdotes durante la Guerra Civil Española. Digo supuesta porque para cualquier observador con dos dedos de luces salta a la vista que se trata de un montaje. Son con toda seguridad figurantes posando, que ni siquiera se toman la tarea demasiado en serio. Probablemente la foto fuese tomada con intenciones propagandísticas. 

   Eso sí, de ningún modo voy negar la persecución de la Iglesia Católica en las zonas controladas por la República durante la guerra, que se saldó con el asesinato de cerca de 7000 personas entre sacerdotes, frailes, monjes y monjas.

 El caso es que esta foto fue publicada en el grupo de Facebook “Sólo fotos antiguas de Málaga” en respuesta a la publicación de fotos alusivas al “estudio” llevado a cabo en 1939 en la prisión de Málaga por el psiquiatra Antonio Vallejo-Nájera con cincuenta presas republicanas. Un miembro del grupo consideró que si se publicaba acerca de los desmanes del bando sublevado, también debía publicarse algo sobre los desmanes de la República (por aquello del equilibrio del universo, el jin y el jan y esa clase de cosas supongo) y colgó la foto de marras, que aparte de ser un auténtico churro no tiene relación demostrable con Málaga. Este usuario fue expulsado del grupo y yo lo agradecí públicamente mediante un comentario en el mismo, pues la historia debe tratarse con rigor y no pasando lo falso por lo auténtico y un grupo sobre fotos antiguas de Málaga es para eso y no para otra cosa.

 Para qué dije nada.

 Saltaron infinidad de furibundos comentarios, unos más que otros. “Que si la república hizo esto”, “que si los franquistas lo otro”, “que si Azaña”, “que solo nos molestamos cuando ponen las cosas malas que hizo Franco”…  que si pitos y flautas.

 Metí un dedo en la charca y saltaron como locas un millar de pirañas. Dispuestas a morderme a mí… y entre ellas. Evidentemente las heridas de la Guerra Civil no han cerrado y si alguna vez cierran lo harán de mala manera, como un viejo corte, feo y profundo, que se ha curado de forma chapucera y supura continuamente.

 Esas heridas al final matan.

 Rara es la familia española que no está tocada por los desastres de la guerra. Parientes caídos en el frente, muertos en los bombardeos, fusilados sumariamente frente a una tapia o dejados morir lentamente en prisión después de la guerra. Por miles se cuentan los muertos en fosas comunes sin documentar. Eso es la “micro historia” la historia de los seres humanos, de las familias que sufren la ausencia y el dolor del agravio que nada puede reparar. Para unos los republicanos eran los buenos, mientras que Franco era Satanás encarnado… o viceversa. Hay demasiado dolor, demasiado odio, como para ver las cosas con claridad.

 En cambio la “macro historia” es más clara. Voy a hacer una semblanza esquemática y asumo que muchos me tilden de partidista (y cosas peores).

 En 1936 España es una república muy inestable política y socialmente debido a la fragmentación de los partidos de uno y otro signo y atroces desigualdades sociales entre una masa proletaria y campesina empobrecida y una burguesía preocupada por mantener su estatus en medio de la crisis económica (no hace tanto del crack del 29) y la proliferación de movimientos  revolucionarios. En España surge también un movimiento de corte fascista, la Falange, que se erige en guardiana de los valores tradicionales. Como vemos no es más que un reflejo de lo que sucede en otras partes de Europa en ese momento histórico.

 Una alianza entre fuerzas conservadoras, la Falange, la Iglesia y buena parte del ejército, a fin de mantener el statu quo, auspicia la organización de un golpe de estado que fracasa en buena parte. No queda a los sublevados más opción que seguir adelante, pues lo contrario supondría afrontar la pena por traición. Así que atacan a la República seguros de poder imponerse, ya que aunque apenas cuentan con unidades navales, tienen las tropas más eficaces y cuentan con el apoyo efectivo de la Alemania e Italia. Las violencias, abusos y muertes son terribles por parte de ambos bandos, como en toda guerra. La población civil sufre horriblemente. La República opone una resistencia encarnizada, pero la falta de ayuda internacional significativa y las propias divisiones internas dan al traste con todos los esfuerzos.

 Franco, al que las muertes de José Antonio Primo de Rivera (ideólogo del Movimiento Nacional) y el general Mola (auténtico cerebro de golpe) dejan expedito el camino al poder desata una furiosa represión sobre el bando perdedor y gobierna España como dictador durante 40 años,  con las libertades individuales suprimidas y todos los poderes bajo su control.

 Franco designa como sucesor en la jefatura del Estado a Juan Carlos I, nieto del rey que se exilió al proclamarse la República. Se redacta una constitución, refrendada por referéndum, pero en la práctica no se produce una reforma del aparato policial, militar ni judicial. La Ley de Amnistía de 1977 elimina la posibilidad de investigar y juzgar todo abuso habido durante la dictadura y las empresas más importantes de España que hicieron su fortuna a la sombra del régimen de Franco, influyen descaradamente en la vida política. La división de poderes es más que dudosa y la polarización de la sociedad nunca ha dejado de sentirse.

 En efecto, Franco lo dejó todo atado y bien atado. Además, la sociedad española ha dado dos productos de valor inapreciable para toda dictadura fascista, ya sea declarada o encubierta: el obrero de derechas y el apolítico. El primero, aún sin tener donde caerse muerto, defiende los mismos valores que los gerifaltes que le ponen la soga al cuello; el segundo mete la cabeza en la tierra como el avestruz y se vanagloria de que la política no le interesa porque todos los políticos son unos sinvergüenzas… y se queda tan ancho. Los griegos tenían un nombre para esto: idiotes, que designaba al ciudadano que se desentendía de los asuntos públicos e iba a lo suyo. Sí, el castellano idiota deriva directamente… Por algo será.

 La dictadura de Franco fue el único régimen fascista que no se alineó contra los Aliados en la II Guerra Mundial. Por ello no fue erradicada.  En los años 50 pudo congraciarse con las potencias occidentales (EEUU a la cabeza) permitiendo el emplazamiento de bases aéreas y navales de la OTAN en plena Guerra Fría. Así pudo entrar en el concierto de las naciones, legitimarse como aliado contra el comunismo y sobrevivir. Finalmente, mediante una transición pretendidamente modélica (una enorme farsa en el fondo) ha logrado perpetuarse en las instituciones, en el poder económico y en buena parte de la masa popular hasta nuestros días.

 Que no cuenten conmigo.

 ¿Y con usted?

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