Mi pensamiento se está radicalizando. Es un
hecho innegable. No hay que más que echar una mirada atrás en las entradas de
este blog, que empecé en 2011 y que ha conocido periodos –largos- de total
inactividad. Actualmente tengo una posición definida, muy definida, en
cuestiones en las que hace unos años me mostraba bastante tibio. Me he dado
cuenta al releer algunas entradas antiguas. En una de ellas, por ejemplo, paso
con desgana sobre los nostálgicos que acuden al Valle de los Caídos a recordar
al dictador, sin darle demasiada importancia. Hoy se me ponen los pelos de
punta, sólo de verlos. ¿A qué es debido? Supongo que a la lectura, al
seguimiento de la actualidad tomando todos los puntos de vista posible y eligiendo
el que creo más justo. Además… con los años ha ido surgiendo en mí un íntimo
convencimiento, una especie de calor interno que crece y crece hasta llenarme
entero, que me lleva a pensar que en la neutralidad hay escondida una trampa.
Me parece que la neutralidad en cualquier asunto de peso es una indiferencia
encubierta… Un “me la suda” revestido de buen rollo. La moderación tengámosla en las costumbres, amigos, no se puede ser moderado, que es lo mismo que tibio, en los asuntos que atañen a la
sociedad entera. Sean neutrales si quieren en el fútbol, pero en política
(entendiendo como política todo lo que tiene que ver con los asuntos de la
ciudadanía, no la visión restrictiva de la política de partidos) no se puede
ser neutral. Ser neutral en este caso es decir aquello de “yo paso de política”
y eso es mirarse al ombligo.
Esta clase política de
tercera división que nos asiste nos quiere justamente así, de espaldas a los
asuntos que determinan nuestra situación como ciudadanos. Sólo se acuerdan de
nosotros para ir a votar y que les regalemos las cuotas de poder para ir a
despellejarse a las cámaras. En principio no es que nos dejen hacer mucho más,
pero hay una cosa que podemos hacer.
Podemos gritar. ¿Gritando se nos llamará
radicales?
Pues gritemos muy alto. Si alguien nos llama
radicales será que algo estamos haciendo bien.
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