domingo, 28 de octubre de 2012

LAS GLORIAS DE ANITA BOTELLA


 Anita Botella empezó su carrera ganando plaza por oposición en el  Cuerpo de Técnicos de Información y Turismo,  una estructura administrativa heredada del franquismo, luego fusionada con el Cuerpo Superior de Administradores  Civiles del Estado. En este cuerpo también inició su carrera otra ilustre personalidad la vida política española: Esperancita Aguirre. Si tomamos como referencia dos personajes de tal calibre cabe suponer que este cuerpo sea un hatajo de niños y niñas bien hijos del enchufe y colocados a dedo en sus bonitos despachos. Anita Botella pasó varios años saltando  de un  ministerio a otro como un piojo salta de una cabeza a otra. Esto no la diferencia de otros miembros de la casta privilegiada del sistema, pero quiso el Altísimo que su maridito, surgido de las filas de la derecha más rancia, retrógrada y oscura, alcanzara la presidencia del gobierno. En 2003 Anita, un año antes de que su marido dejase de ser jefe de gobierno, fue elegida concejala del ayuntamiento de Madrid y nombrada segunda teniente de alcalde. En las elecciones municipales de 2007 era la número dos en la lista del PP en Madrid y volvió a ser concejal y segunda teniente de alcalde. Cuando Ruiz Gallardón fue designado ministro de justicia y dejó la alcaldía su vice alcalde, Manuel Cobo, sólo estuvo al frente del ayuntamiento cinco días, pues una apretada votación en el pleno (31 votos de 55) le dio la alcaldía a doña Anita.

 Sin duda alguna, atribuir tan meteórica ascensión de esta buena señora a cualquier factor que no sean sus propios méritos sería de muy mal gusto por mi parte. La influencia de su marido en el partido y en las altas instituciones del Estado, evidentemente, no tiene nada que ver.

 Por otra parte, una cosa es cierta: doña Anita Botella es un auténtico primor, un encanto de persona con la que te encantaría irte de cañas. De muestra, varios botones.

 En 2010, siendo doña Anita concejala de medio ambiente, Madrid superó los límites medios de contaminación fijados por dióxido de nitrógeno y ozono que marca la Unión Europea y los límites sobre partículas en suspensión (aunque dentro de la legalidad) superaron los límites recomendados por la OMS. La señora concejala declaró que para ajustarse a los límites marcados habría que reducir el tráfico en el casco urbano un 50% y eso no es posible. La medida tomada fue desplazar los equipos medidores del centro urbano a la periferia. ¿Engaño? ¿Fraude? ¡No! Se explicó que el cambio de ubicación de los equipos se llevaba a cabo para adaptar la red a las normas europeas (¡¡¡¿¿¿???!!!) ¿No detectan cierto cachondeíto irónico?

 En febrero de 2012 el ayuntamiento de Madrid reformó la ordenanza de limpieza y gestión de residuos implantando multas de 750 euros para las personas que hurguen en los contenedores de basura. La declaración de la alcaldesa al respecto fue para mármol: “Yo me niego a vivir en una sociedad en la que tenga que aceptar que hay personas que van a rebuscar en la basura para comer”. Por supuesto señora alcaldesa, lo mejor es crear una sociedad en la que no haya que afrontar tales realidades creando mecanismos eficaces para ocultarlas y que no afeen el paisaje.

 A propósito, ¿recuerdan las declaraciones de esta buena señora  comparando a las personas con peras y manzanas a propósito del matrimonio homosexual? Todo un ejemplo de fluidez verbal.

 Pero el remate de los tomates pude leerlo en la prensa digital hace pocos días. El ayuntamiento de Madrid ha establecido una serie de requisitos para poder ser taxista en esta ciudad, mínimos en el vestir (no llevar pantalón corto, chándal, sandalias,  zapatillas de deporte…), tener el título de secundaria obligatoria, certificado de buena conducta que demuestre la no comisión delitos en los dos años anteriores… A mí nunca me ha incomodado un taxista en tenis, pero ya se sabe… yo me pongo zapatos de vestir sólo por severos imperativos externos. Lo auténticamente grave es que se mantiene el veto a las personas con enfermedades infecto contagiosas, pues ya sabe que a las alturas de finales de 2012 el cólera, el dengue, la fiebre amarilla, la peste bubónica, la tuberculosis, la fiebre tifoidea y la rabia campan por España como Pedro por su casa y los taxistas pueden ser un grave factor de contagio (igual doña Ana cree que la medicina apenas a avanzado desde los tiempos de Isabel la Católica). En la práctica las personas vetadas serán las portadoras del VIH y la hepatitis C y me pregunto cómo teme exactamente doña Anita que un taxista seropositivo pueda contagiar a sus clientes.  Esta mujer está fuera de la realidad. Se ha inventado una paralela, que le viene bien sólo  a ella y a los de su ralea.

 Rogando por una pronta dimisión por el más elemental sentido del pudor, les dejo este vídeo en el que podemos apreciar la talla política y dialéctica de doña Ana Botella. Juzguen ustedes mismos.


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