La
falta de originalidad de tener Google como motor de búsqueda predeterminado en
el PC hace que te enteres de cosas interesantes, gracias a esas ilustraciones
que sustituyen al logotipo habitual cuando se conmemora algo. En este caso me
permitieron acercarme a la figura de Ada Lovelace, la primera programadora
informática de la historia, nacida en ¡1815!
Ada Augusta Byron King (su nombre de soltera)
era la única hija legítima de George Gordon Byron, el famoso Lord Byron,
aristocrático y calavera poeta y aventurero que tuvo a bien casarse con la
madre de Ada, Annabella Milbanke, dejarla embarazada y partir al poco tiempo de
Inglaterra para no volver jamás, vivo al menos. Eso no gustó nada a la
abandonada esposa, que desarrolló cierta tirria hacia los artistas en general y
los poetas en particular, procurando que la educación de su hija se decantase
hacia la ciencia, cosa rara en aquella época tratándose de una niña, incluso en
una familia rica, que era el caso. Las semillas encontraron terreno abonado y
Ada desarrolló especialmente gusto por las matemáticas.
Cuando uno ve retratos de Ada Lovelace se
encuentra con la imagen típica de una dama de su época, con el vaporoso
vestido, la exagerada palidez y el gesto lánguido incluido, además, era
bastante mona la muchacha. Uno se la imagina tomando el té, jugando al cricket
con una amplia pamela que la proteja del sol o bailando un vals con un apuesto
caballero; nunca rodeada de libros y papeles y enfrascada en sesudos estudios.
Un momento crucial en su vida fue el día en
que le presentaron a Charles Babbage, prestigioso profesor de matemáticas de
Cambridge, que estaba desarrollando una misteriosa máquina analítica, un monstruo de treinta metros de largo por diez
de ancho e impulsado a vapor, cuya finalidad sería la realización de
complicados cálculos. En teoría estaba bien, pero en la práctica los problemas
de mecánica y de diseño dieron al traste con el proyecto, lo cual no impidió
que Babbage y Ada sentasen las bases de la informática; él en la concepción y
diseño de dispositivos y ella en la elaboración de las series de instrucciones
para que dichos dispositivos cumplieran sus funciones. Resumiendo y para
entendernos Babbage sería el padre del hardware
y Ada la madre del software. El
trabajo de ambos inspiró por los equipos técnicos que desarrollaron los primeros
(y mastodónticos) ordenadores durante y tras la Segunda Guerra Mundial. Fue la
suya una colaboración fructífera, demasiado según las malas lenguas y es que se
habló de adulterio. Ella estaba casada con William King, primer Conde de
Lovelace y al parecer éste la abandonó poco antes de que ella muriese a los 36
años, por un cáncer de útero. Algo del
espíritu libertino de su padre debió pasar a la hija pese a los desvelos de su
madre, pues era aficionada al juego (acumuló cuantiosas deudas por este motivo)
y a la bebida y además se labró entre la buena
sociedad fama de ligerilla de cascos. Pidió ser enterrada junto a su padre
en la iglesia de Santa María Magdalena en Hucknall, condado de Nottingham. Esto
tuvo que ser el remate de los tomates para su pobre madre.
Resulta curioso que estemos en deuda con tan
controvertido personaje por motivos tan dispares. Por un lado le debemos que
nuestras vidas estén controladas por una maraña de redes informáticas y por
otro que esas mismas redes nos permitan tener acceso a cantidades ingentes de
información e incluso poder publicar nuestros desvaríos en un blog. El siglo
XIX fue detonante de una transformación brutal del mundo que aún no se ha
detenido y visto lo visto me da por pensar que quizá nos hubiese ido mejor si Lady Lovelace se hubiese
dedicado a tomar té y jugar al cricket y Mr. Babbage se hubiese contentado con
ser un buen profesor y no ir de visionario por la vida. En fin. Lo hecho, hecho
está. A apechugar.
Me abuuuuuuurrrrooooooo!!!!!
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