domingo, 30 de diciembre de 2012

NIÑOS Y MOTOSIERRAS


Mi amigo Fernando Rodríguez colgaba en Facebook el otro día una publicación  del diario digital “El Imparcial” que daba cuenta de la condena a prisión por un tribunal colombiano de Freddy Rendón Herrera, alias “el alemán”, uno de los jefes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), grupo paramilitar de extrema derecha. El delito de este deshecho humano: haber reclutado a 309 niños para su siniestra organización. Conviene tomar conciencia del contexto. Hablamos de Colombia, un estado que vive en permanente guerra civil desde los años sesenta. Una guerra absurda (si es que hay guerra que no lo sea) entre el gobierno y guerrillas de izquierda como las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) con un tercer bando muy variopinto para acabar de complicar las cosas, constituido por terratenientes, narcotraficantes y  grupos paramilitares de derechas que según convenga se alían o se aniquilan unos a otros o se cargan a cualquiera que los moleste. Por tanto es fácil suponer que el amigo Freddy no iba a llevar a los niños que reclutaba a un campamento Scout precisamente. Sobre todo si aportamos el dato de que las AUC son (o fueron, o no se sabe, pues el proceso de desmovilización de los paramilitares ha sido y es bastante confuso) uno de los grupos más sanguinarios de Colombia, existiendo informes de prensa que afirman que entre los años 1999 y 2000 llegaron a perpetrar un asesinato múltiple cada dos días (campesinos, periodistas, opositores políticos, etc.) Especialistas además en el uso del terror hicieron del uso de moto sierras para asesinar y descuartizar a sus víctimas una de sus especialidades. Llevaban a los campos de entrenamiento a campesinos maniatados para que los reclutas se curtieran en las técnicas del asesinato. ¿Imaginan a un grupo de chavales siendo “instruidos” en el modo de descuartizar y hacer desaparecer un cuerpo humano?

 Noticias así me cortan el aliento. Hay gente que vive sus vidas cotidianas con el telón de fondo de esa violencia brutal. Inmersos en esas realidades crecen y forman familias. Aquí en España, donde mientras medio mundo vive en la miseria hemos disfrutado del estado del bienestar he oído decir a gente bien comida, bien vestida y con un techo sobre su cabeza que la cosa está muy mal como para traer hijos al mundo. No, no me malinterpreten, no quiero caer en el simplismo de que no nos podemos quejar porque en otras partes viven peor. No se trata de eso. Se trata de que si en un país donde la atrocidad ha llegado a cotas tales como las que he descrito hay gente que vive y crece y se las apaña para ser feliz o al menos tan felices como podamos considerarnos usted y yo, tanto usted como yo tenemos mucho que aprender de esa gente.

 Hoy es el último día del año, un año muy malo para España, un año ni mejor ni peor para millones de personas víctimas de la injusticia  y de la opresión desde hace décadas. Ojalá nos traiga a todos aunque sea un poquito de lo que necesitamos, por lo menos la sabiduría para hacer lo que debemos.

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