lunes, 6 de julio de 2020

¿BANDEROFILIA O BANDEROFOBIA?

 No entiendo la afición por exhibir la bandera del propio país en objeto de uso cotidiano. Últimamente la mascarilla se ha convertido en un objeto común (indispensable) en nuestro día a día. También se ha convertido en soporte para banderas. Al menos aquí, en España, así es.

 Las banderas son necesarias. Si hay países, regiones, ciudades... debe haber banderas y escudos. Son signos distintivos. Lo fueron desde la aparición de sus remotos antecesores, los estandartes de los clanes primitivos, las casas nobiliarias, las unidades militares. El uso de la bandera fue militar. Indicaba el sitio donde había que ir para reagruparse en la batalla. Era algo práctico. El orgullo vino después y sirve para enardecer a la tropa. Esto también es práctico.
 
 Hoy las banderas tienen su lugar: los mástiles, ondeando al viento, señalando un edificio gubernamental, una embajada, un cuartel. También debe estar en los uniformes militares de campaña, para poderse distinguir al camarada en el fragor de la batalla. Eso es práctico.

 El problema surge cuando las banderas salen de los espacios donde son prácticas y se esparcen por todas partes. Cuando esto sucede, el nacionalismo campa a sus anchas... y el nacionalismo no es práctico, al menos no para gentes de a pie como usted o yo. Lo es para quien trata de manipularnos.

 "Yo me siento español" dicen muchos. Mire usted yo no me siento español, yo SOY español. Ser español no es un sentimiento, es una situación personal. Soy ciudadano de España, obedezco las leyes españolas y debo lealtad y obediencia a los poderes del Estado Español. Son las reglas del juego. No he hecho nada para conseguirlo, no tengo mérito alguno. Nací en España, eso es todo. Me considero un ciudadano responsable y brindo a la bandera el respeto que merece en tanto a lo que representa. Ni más, ni menos.

 Lo malo es que la bandera de España ha sido arrebatada como símbolo por el nacionalismo español, tan rancio, podrido y trasnochado como cualquier otro. No hay nacionalismos buenos, todos son negativos en esencia porque buscan crear diferencias artificiales entre seres humanos y arrojarlos unos contra otros, para provecho de gentuza poderosa y sin escrúpulos que siempre permanece a una distancia segura de donde se reparten las ostias... o los tiros.

 Además, la bandera de España, (ese paño rojo y amarillo que se instauró tan chillón para que ondeando en los barcos de Su Majestad Católica, éstos se pudieran  distinguir desde lejos). Está manchada. Manchada porque ondeó en combate junto a la esvástica nazi en la Guerra Civil y en tierras soviéticas durante la Segunda Guerra Mundial. Es una mancha grave, que cada vez que la bandera es bajada del mástil para ser agitada delante de nuestras narices (a fin de recordarnos lo malos españoles que somos) se emborrona más y más.

 Para lavar esta mancha hay que arrebatar la bandera a los que se la han apropiado y devolverla a los mástiles, para que deje de ser un instrumento de división y nos represente a todos.

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