domingo, 27 de mayo de 2012

DOCE HOMBRES SIN PIEDAD


 Me apetece dedicar unas líneas a este magnífico largometraje dirigido en 1957 por Sídney Lumet e interpretado magistralmente por Henry Fonda y una excelente cohorte de secundarios cuyos nombres no nos dirían mucho, pero cuyos rostros resultarán familiares a los aficionados al cine de la época dorada de Hollywood. También existe una versión española muy recomendable de 1973, emitida por Televisión Española en aquel gran programa de obras dramáticas que fue Estudio 1 y que contó con lo mejorcito de la escena de este país.  No es algo casual escribir sobre esta película, puesto que la  he utilizado en dos ocasiones en este mes para realizar sendos cine fórums, uno en la Escuela del Voluntariado y el otro ayer mismo en la Comunidad Terapéutica, aprovechando la salida de fin de semana y que había poquitos usuarios en la casa. Ambos han sido ricos en cuanto a comentarios y en lo que esta película suscita en las personas que la ven con un mínimo de disposición a dejarse envolver por ella.

 La trama no puede ser más simple: un jurado de doce hombres debe emitir un veredicto en un juicio por homicidio. El acusado es un joven de dieciocho años de extracción humilde y ya con un historial delictivo a cuestas. Se le acusa de haber apuñalado a su padre durante una riña. Todo parece incriminarle: pruebas, testimonios… Un veredicto de culpabilidad (que debe ser por unanimidad, ya que si no se alcanza tal el jurado se declararía nulo y el proceso volvería a empezar) llevará al muchacho directamente a la silla eléctrica. La existencia de una “duda razonable” sobre la culpabilidad del muchacho debe arrojar un veredicto de inocencia. Todo parece muy claro y parece que el veredicto de culpabilidad será rápido, pero en la votación preliminar el jurado número 8 (Henry Fonda) vota inocente, pues tiene serias dudas sobre la culpabilidad del acusado ante ciertas imprecisiones que ha ido detectando en el proceso. A partir de ahí surgirá un denso debate en el que los diferentes miembros del jurado (una colección de tipos absolutamente dispares) pondrán sobre la mesa quizá más de lo que quisieran sobre ellos mismos, sobre sus valores, sobre todo lo que son…

 A pesar de que la práctica totalidad  de la película transcurre dentro de una claustrofóbica sala de deliberaciones, no se hace aburrida en absoluto. La tensión es enorme: hace calor, fuera estalla una tormenta y el ambiente es cada vez más oscuro y agobiante a medida que la discusión se acalora (y llega a acalorarse mucho). Lo de menos es la trama, lo que importa es el modo en que los personajes se comportan, eso es lo que puede llegar a movernos a una seria reflexión personal si aceptamos el reto de preguntarnos sobre cuál es el personaje con el que más nos identificamos, quizá no de manera absoluta, pero sí en momentos cruciales de nuestras vidas.

 Esta película se ha utilizado en cursos de psicología social para representar un caso de influencia de una minoría sobre una mayoría y como tal resulta inigualable, pero también se le puede sacar mucho jugo desde la perspectiva de los valores humanos y las actitudes que éstos sustentan. He tenido la ocasión de comprobarlo. Para un cine fórum formativo no hay que usar bodrios sensibleros, hay que utilizar buenas películas y esta es una gran película que recomiendo encarecidamente y aquí les dejo, pues está colgada íntegramente en Youtube, al igual que otros grandes clásicos del cine, ¡así que ya no hay excusa para no ver una buena peli la noche del sábado! Disfrútenla. 

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