lunes, 31 de octubre de 2011

HALLOWEEN (I)

 Hoy me apetece tratar un tema más ligero y a riesgo de ser poco o nada original (lo que, por otra parte, me importa un bledo) me referiré a esta controvertida fiesta de Halloween, celebrada esta noche en todo el orbe anglosajón y calcada, por obra y gracia del potencial publicitario estadounidense, en no pocos países del orbe latino, entre ellos el nuestro. Digo controvertida porque hay gente que mueve la cabeza disgustada cuando ve a los chiquillos (y no tan chiquillos) disfrazarse de monstruos cinematográficos para ir por las casas pidiendo golosinas. “Mira que hacer lo que los americanos…” cuando aquí llevamos décadas comiendo hamburguesas, bebiendo coca cola, vistiendo vaqueros y devorando películas de Hollywood sin ningún empacho… Ahora nos vamos a escandalizar porque los niños les haga ilusión vestirse de vampiro o de hombre lobo o de momia y salir a dar la matraca. Si les parece les sentamos esta noche a ver Don Juan Tenorio y mañana nos los llevamos al cementerio armados con un cubo, una esponja y un ramo de flores (con todo el respeto para quien lo haga). Lo que es yo, cuando me muera, espero que mis hijos me incineren y usen mis tristes cenizas para abonar las macetas, que en mi condición de urbanita empedernido me parecería una gran incoherencia pedirles que las tiraran al campo.

 La cosa esta del Halloween parece que deriva de una fiesta de los antiguos celtas, que en Irlanda (tierra donde el elemento céltico pervivió inalterado por más tiempo) dio en llamarse Samain. Venía a ser un festival de la cosecha en el que se sacrificaba el ganado y se preparaban las provisiones para pasar el invierno.   Marcaba además el año nuevo y le atribuían un carácter oscuro, en el que los límites entre nuestro mundo y el de los muertos se disolvían y éstos campaban a sus anchas entre nosotros. La festividad se acompañaba, cómo no, con hogueras y comilonas.  Existía además la costumbre de bailar con máscaras y disfraces grotescos para ahuyentar a los malos espíritus.

 (Descanso para ponerle la merienda a mi hija).

2 comentarios:

  1. El primer texto con el que me he reído (las risas surgen porque te conozco e imagino incluso el tono que usarías para argumentar lo que leo). Muy, muy bueno. Prefiero Halloween antes que acudir a un cementerio en el que se crea una "feria" o algo parecido.

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  2. Me encanta, y desde luego es mucho mas divertido que ir al cementerio

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