jueves, 19 de abril de 2012

PARADA Y REFLEXIÓN

 Vamos a ver… ¿Qué me está pasando? Me he enzarzado en una vulgar trifulca por internet, como si fuera  un niñato en un foro de alguna temática deleznable. He sido incoherente con lo que yo mismo pedí en este blog, que fue que me comentaran hasta para criticarme (apostillaba también que por lo menos fuese con un mínimo de gracia, pero es obvio que no todo el mundo puede tenerla). Me he enfurruñado como un niño pues esta anónima crítica me ha hecho conectar con aversiones de la juventud y además me ha pillado en un momento de particular susceptibilidad (no pretendo justificarme, tampoco creo tener necesidad de ello). Lo que más me joroba es que he hecho justamente lo contrario de lo que he afirmado en este blog: que hace tiempo que aprendí a reírme de mí mismo. Qué rabia. Estando en forma me habría pasado alegremente por el forro mil críticas como esa y las habría respondido con una graciosa pose de condescendencia y desdén, pero sin perder la compostura. La he perdido y eso es inexcusable. Mi anónima crítica merecía mejor trato por mi parte.

 Saber reírse de uno mismo es importante. Evita darse demasiada importancia y te mantiene con los pies sólidamente plantados en la tierra. Es obvio que me estoy mirando demasiado el ombligo. Alguien me dijo hace algún tiempo que de mayor me veía como un viejo cascarrabias. Ahora que estoy entrando en lo que espero sea el ecuador de mi vida (detestaría morir tan joven) me aterroriza que esa persona pueda tener razón. Me tomaré las cosas con más calma y procuraré ser más tolerante, porque es cierto: enfadarse envejece. Agradezco a mi anónima crítica este toque de atención. Me ha despejado y abierto la mente. Sinceramente, gracias.

 Sin embargo, seguiré escribiendo sobre lo que me venga en gana.  

2 comentarios:

  1. Me alegro de haberte hecho reflexionar, pero ni mucho menos eran mis pretensiones. Simplemente intentaba hacerte reir un poco, con uno de esos comentarios que en cuanto lo ves incluso reconoces a la persona que lo escribe. En otro momento hubiera conseguido el fin con el que lo redacté. Me alegro que vayas a seguir escribiendo sobre lo que te de la gana. Ese es el Xaverius al que conozco y con el que tengo el gusto de codearme diariamente, DE NUEVO.
    Gracias a ti.

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  2. Entre terapeutas te veas,es que, ¡No me lo puedo creer!

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