viernes, 17 de febrero de 2012

SILICONA

 Hay armado mucho revuelo con esto de las prótesis mamarias PIP, que resulta que están rellenas de la silicona que se usa para lubricar e impermeabilizar maquinarias industriales. Es alucinante. Unas prótesis que en el año 2000 fueron retiradas de la circulación en Estados Unidos por su baja calidad se siguieron usando en España hasta 2010. Ahora cunde el pánico porque según parece la membrana exterior de este tipo de prótesis se rompe con sólo mirarla, dejando que la porquería de la que están rellenas entre en contacto con los tejidos, con repugnantes y dolorosos resultados.

 ¿Qué lleva a una mujer a pasar por un quirófano para aumentar el tamaño de su pecho?   Yo me he visto sobre la mesa de operaciones en dos ocasiones: una con cuatro años para quitarme las vegetaciones y otra a los treinta y cinco para hacerme la vasectomía. Ambas cosillas de poca importancia. La próxima vez que me vea indefenso ante un cirujano que sea para operarme a corazón abierto por lo menos. ¿Hacerlo para quitarme arrugas, subirme el culo o succionarme la grasa abdominal? ¡Ni borracho! Es una cuestión de proporcionalidad. Meterse en un quirófano entraña un indudable riesgo. Hay por lo menos un centenar de cosas que pueden salir mal y mandarte al otro barrio y tengo a mi pellejo (por muy arrugado que pueda llegar a estar) en mucha estima.

 Voy a distinguir deliberadamente  una operación de aumento de pecho de otras intervenciones de cirugía plástica (las de cambio de sexo merecen capítulo aparte y no tienen nada que ver con lo que estamos tratando, pienso). La diferenciación es arbitraria y no espero que estén de acuerdo conmigo. Está la típica señora (o caballero) que se opera para hacerse “unos arreglitos”: las bolsas de los ojos por aquí, unas arruguitas por allá, unos chuponcitos a los michelines por acullá… allá cada cual,  pero eso del aumento de pecho es una brutalidad. Sajar una mama como si fuera un bubón o un absceso y meterle a empellones por el agujero cuarto y mitad de silicona. Además es machismo puro y duro. Modelar a la mujer para gustar al macho apelando a los impulsos más primarios que ya inspiraron las diosas de la fertilidad de la prehistoria, con atributos sexuales hipertrofiados

 Ahora miles de mujeres tienen el problema de que se gastaron un pastizal para inflarse el escote y resulta que ni siquiera les metieron material de calidad, sino pura mierda, y todo cristo se lava las manos: los cirujanos, las clínicas y la administración que dio el visto bueno a los implantes de garrafón. ¿Otro pastizal para quitarse la silicona mala y ponerse otra? Las que puedan gastarlo, porque no pocas se entramparon y están aún pagando los créditos. ¿Han de ser objeto de nuestra  solidaridad?  Lo dejo al arbitrio del lector. Una mujer muy próxima a mí se ha puesto implantes y lo está lamentando amargamente. Ha sufrido todo tipo de molestias y dolores en un postoperatorio de puñetera pena. ¿Para qué? La cirugía es un recurso extremo para salvar una vida o la salud cuando se ve seriamente comprometida. ¿La cirugía estética es un camino hacia la belleza? La belleza es otra cosa.

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