viernes, 30 de diciembre de 2011

SHERLOCK HOLMES (y III)

 Encuentro los relatos de Sherlock Holmes muy agradables de leer por la atmósfera en que envuelven al lector. Con un poco de imaginación resulta fácil imaginar las escenas cotidianas del detective y su fiel compañero en la sala de estar  del entrañable apartamento de Baker Street. Holmes está concentrado en su último experimento de química o arrancando melancólicos chirridos a su violín  ante la chimenea encendida sobre la que se amontona  la correspondencia pendiente clavada en la repisa de madera por una navaja (una más de sus excentricidades). Watson está enfrascado en la lectura de la prensa o de alguna publicación médica y levanta preocupado la vista ante la creciente inquietud de su amigo por la falta de actividad y temiendo su caída en un nuevo periodo letárgico, pero suspira aliviado al oír la campanilla de la entrada y Mrs Hudson (la abnegada casera que más bien parece un ama de llaves) anuncia la llegada del inspector Lestrade que por enésima vez acude en busca de ayuda, muy a su pesar, ante un caso que le tiene desconcertado. Holmes se frota las manos con un brillo impaciente en sus ojos e invita al policía a sentarse, le ofrece una copa y un cigarro y se sienta en su sillón para escuchar el problema que se le ofrece y que no descansará hasta haber resuelto.

 Anímense a acompañar a Holmes y Watson por las sombrías calles del Londres victoriano. La mayor metrópoli de su época, vasta, decadente y peligrosa como la jungla, plagada de depredadores como el malvado profesor James Moriarty o su cruel esbirro, el coronel Sebastian Moran, absolutamente letal con su silencioso rifle de aire comprimido. Síganles por tenebrosos páramos tras el fantasmal perro de los Baskerville o ayúdenles a desvelar el oscuro pasado del coronel Morstan  en “El Signo de los Cuatro”. Les dejo la dirección de una web en las que podrán descargar completo el Canon Homesiano en PDF y deleitarse con  una de las parejas más famosas de la literatura y emocionarse tanto como Watson cuando Holmes, con mirada llameante exclama “¡empieza el juego!”.

http://www.sherlock-holmes.es/

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