sábado, 31 de marzo de 2012

POBRES Y SEÑORITOS

 Érase una vez una cadena de grandes comercios que disfrutaba de un sólido prestigio firmemente asentado sobre el esmero con que trataba a sus clientes. No era tan notorio el hecho de que trataba a sus empleados como si fuesen basura, pero bueno, tampoco es que en eso tuviesen el monopolio. Entre todos los servicios que ofrecía estaban los supermercados, que cómo no, se distinguían por lo carísimos que eran sus productos, sin embargo se enfrentaban a los mismos problemas que todos los demás, como por ejemplo ¿qué hacer con las mercancías que ya no podían vender a su apreciada clientela porque se aproximaba la inflexible fecha de caducidad? Hasta a esos fríos empresarios se les planteaba un serio dilema moral, porque una cosa es tirar a la basura yogures blancos, cartones de leche y panes de molde, pero tirar sobres de rico salmón ahumado, foie de oca y queso francés roza lo pecaminoso. En una de las tiendas de la cadena resolvieron la cuestión de manera expeditiva: lo donarían a las ONG´s de la zona. Así que un buen día comenzó la distribución y todos los beneficiarios quedaron muy agradecidos, pues cubrir las necesidades esenciales está bien, pero regalarse con cosas ricas está mejor. Todo fue bien hasta que a las lumbreras de una de las ONG´s beneficiadas se les ocurrió lo impensable (o al menos eso contaron los responsables de la cadena): pusieron una denuncia a sus benefactores por darles alimentos en mal estado. Inmediatamente se cortaron todas las donaciones y todos los beneficiarios se quedaron con tres palmos de narices porque, aunque fueran a seguir comiendo, no iban a poder ya disfrutar de cosas tan deliciosas y eso joroba.

  Ustedes deciden si se  creen el cuento o no.

 Hace unos días mi amiga Malvi relataba en su blog cómo cogió en el supermercado un pañal demasiado grande para su bebé que estaba cagado de arriba abajo. Se le había olvidado reponer la provisión del bolso y aquello tenía su coña, ya que en casa guardaba cantidad. Comprar otro paquete de pañales daba coraje (sobre todo al precio que van) y ahí estaba ese paquete abierto diciendo “sírvete” así que se sirvió no sin embarazo y nervios, pues no es que esté acostumbrada precisamente a sisar cosas en los supermercados. Teniendo en cuenta que la bolsa de pañales en cuestión iba a terminar en la basura casi con toda seguridad, este pequeño hurto resulta irrelevante. Más dramático debe ser no tener para comprar pañales si te hacen falta para cambiar a tu bebé. En tal circunstancia la visión de la desaforada opulencia de mercancía acumulada en las estanterías del supermercado resulta una tortura.  Si  un segurata hubiese pillado a Malvi hurtando el pañal probablemente habría hecho la vista gorda (o quizá no). Si pillan a una persona tratando de sacar el paquete abierto, seguramente le hagan pasar un mal rato. Que le regalasen el paquete sería un sueño.

 Se supone que cualquier persona que pase necesidad o cualquier entidad de presupuesto ajustado que tenga la responsabilidad de dar de comer a cierto número de personas van a recibir como agua de mayo una donación de alimentos, aunque estén caducados o les falte poco. Una vez los alimentos salen del circuito comercial dejan de estar sujetos a medidas tan estrictas (cámaras frigoríficas, furgones refrigerados, mantenimiento de la cadena de frío…)   cuando un particular o una entidad recibe alimentos donados asume la responsabilidad sobre el uso de los mismos. Un alimento sin caducar puede corromperse por ruptura de la cadena de frío. Un alimento caducado puede ser apto para el consumo (de hecho generalmente lo son), pero su consumo en instituciones es ilegal. Manejar este tipo de mercancía es delicado y exige mucha responsabilidad. Denunciar al donante porque parte de la donación se haya corrompido es un despropósito absolutamente fuera de lugar, máxime en la situación económica y social que estamos viviendo. No digo que tengamos que volver a los tiempos en que se utilizaban profusamente las especias para disimular el regusto de los alimentos “pasadillos”, pero esto del “estado del bienestar” nos está reblandeciendo y  a alguno parece que le ha reblandecido el cerebro. Hay quien tuerce el gesto ante un artículo por el que cientos de personas se pelearían sólo porque está pasado de fecha.

 Se dice que ser pobre y de derechas es lo más patético que hay.  En una época en que las ideologías están más muertas que las momias egipcias esta afirmación ha quedado desfasada. Yo diría que lo más patético que hay es ser pobre y señorito. No está el horno para bollos.

jueves, 29 de marzo de 2012

A HUELGAZO LIMPIO

 La huelga es un derecho que tiene el trabajador, pero en este país, cuando los sindicatos desentierran el hacha de guerra, los ciudadanos que no estamos politizados tenemos motivos para inquietarnos. Si vas a trabajar, puedes encontrarte con un amable corrillo de sindicalistas malencarados que amablemente te informan de que no puedes acceder a tu puesto de trabajo. No hay ninguna razón en especial, es que sencillamente a ellos no les da la gana.

 Cuando yo era joven, era de izquierdas. Quizá fuese porque era lo que se estilaba en los círculos en los que yo me movía, quizá fuese porque mis padres me habían metido en un colegio oficialmente católico y oficiosamente de derechas y para mí proferir que era rojete era una manera muy válida de decir ¡aquí estoy yo! Luego me dio por leer la biografía no autorizada del Che Guevara, “Archipiélago Gulag” de Alexander Solzhenitsyn y otros libros en los que se describe la miseria integral del comunismo en los estados donde se ha implantado. Decidí que algo así no puede ser bueno y con en tiempo, dejé de creer en los políticos. En todos los políticos, sean del signo que sean.

Habrá quien me tache de facha por decir lo que voy a decir. Me trae al fresco: declarar una huelga general del modo que se hace aquí en España me parece intentar sovietizar el estado de derecho. En un mundo en el cual el comunismo ha demostrado su fracaso como ideología, como doctrina política y como modelo económico las pancartas y proclamas de estos liberados sindicales que viven de las subvenciones públicas (que por cierto, ya se han recortado en un 20%), mientras sus “ piquetes informativos” (auténticas bandas de matones al estilo de las SA de la Alemania pre-nazi) se dedican a intimidar e insultar al personal, cuando no pasan directamente a la acción, constituyen una ofensa al sentido común, a la inteligencia de las personas y a la más elemental honestidad. ¿Que la reforma laboral es una putada? Sin duda alguna. ¿Qué los sindicatos tienen legitimidad moral para enfrentarse a ella tratando de paralizar a la fuerza un país? De ningún modo. Ahora voy a decir otra cosa que me va a costar un esfuerzo titánico, pero es rigurosamente cierta: el gobierno sí está en posición de emprender toda medida que crea convieniente porque ha obtenido el respaldo que se lo permite en las urnas, por los votos de los ciudadanos que le han dado la mayoría absoluta, empujados por la rabia y la frustración ante un gobierno socialista que acometía un despropósito detrás de otro mientras los sindicatos se dedicaban a tocarse las criadillas miserablemente (que es más o menos lo que están haciendo ahora, porque una huelga general hoy por hoy es algo absolutamente inútil, y si no al tiempo). Es una mierda del quince largo, pero es lo que hay. La próxima vez que vayamos a votar, votemos en conciencia y no por miedo o por rabia. Ejerzamos como ciudadanos, no como animales, que es lo que hacen los sindicalistas en las jornadas de huelga.


martes, 27 de marzo de 2012

ANDALUCÍA DIJO "NO"

  Vaya, vaya, vaya. Estábamos todos tan seguros de que el PP iba a ganar las elecciones andaluzas… ¿Qué ha pasado? Que si el voto oculto, que si el voto avergonzado del PSOE… Me pareció particularmente irritante el comentario el lunes en un programa de radio de uno de estos tertulianos a los que pagan por decir lo que piensan (¡joder, a más de uno nos gustaría que nos pagaran por eso!) el cual pretendía insinuar que en Andalucía lo que tememos es que nos toquen el estado del bienestar. ¡Como si fuéramos los únicos! Sería curioso poder repetir las elecciones generales ahora y ver cómo Mariano vuelve a ganar con mayoría absoluta. Curioso y poco probable.

 En la antigua Roma, cuando un orador quería comerle la cabeza al populacho se encaramaba a la rostra, una especie de tribuna, y desde allí lanzaba su discurso. Hoy día las rostras son múltiples y no sólo políticos son los que nos lanzan sus mensajes intencionados. Hay periodistas y “expertos” que (sabe Dios por qué) tratan de vendernos la milonga de que para salvar la patria son imprescindibles las reformas del PP, que se resumen en lo de siempre: exprimir al ciudadano de a pie, que es el que no tiene culpa de nada.

 Decía otro tertuliano experto (en tocar las narices, supongo) que es que aquí en Andalucía tenemos un miedo atávico a la derecha.

 ATENCIÓN: este palabro requiere un alto. Atávico: referente o relativo al atavismo. Acudamos a la Real Academia:

Atavismo.

(Del lat. atăvus, cuarto abuelo, antepasado).

1. m. Semejanza con los abuelos o antepasados lejanos.

2. m. Tendencia a imitar o a mantener formas de vida, costumbres, etc., arcaicas.

 O sea, que los andaluces, aparte de flojos y amantes de la cultura del subsidio, estamos desfasados, anticuados... Somos arcaicos. Pues miren, por mí todos estos expertos vende milongas pueden irse… a su casa, donde les aguanten.

 La respuesta a la penosa situación de nuestro país no está en arrojarnos los brazos de ningún partido político, sino en tener vergüenza y que los que gobiernan se vean obligados a tener vergüenza. A ver si nos enteramos: mayoría absoluta equivale a poder absoluto. Poder absoluto equivale a impunidad para hacer lo que te salga de las…

 Con todo el panorama en Andalucía queda raro, de una fragmentación que va a obligar a hablar y debatir mucho en el parlamento. Si los socialistan pactan con IU para formar gobierno, primero tendrán que ponerse deacuerdo entre ellos y después convencer a los del PP. Arduas sesiones les esperan. ¡Que se ganen parte de los sueldos que ganan! No me gustan  los socialistas, que no saben ya ni lo que son; no me gustan los comunistas, que están trasnochados y viven en su mundo; no me gustan los populares (que de eso tienen sólo el nombre) rancios, conservadores, neoliberales acérrimos sometidos al capital; no me gustan los sindicatos CCOO y UGT; que han convocado una huelga general sólo para hacerle una demostración de fuerza al gobierno, no sea que les de por meter tijera a sus subvenciones y que los liberados tengan que ponerse a trabajar. No me gustan ninguno de ellos porque cada uno a su modo son peligrosos y sólo buscan el poder. Cuando tienen que pelearse entre ellos tienen menos tiempo para robarnos. Andalucía ha dicho ¡NO! a las mayorías absolutas. Ole nuestros huevos.

sábado, 24 de marzo de 2012

Y LA MILÁ ENSEÑÓ EL CULO...

  Pues miren ustedes… ¿Y QUÉ?
 Resulta mareante la cantidad de comentarios negativos que está suscitando la actuación de Mercedes Milá la otra noche en ese gran programa de la televisión mundial, Gran Hermano: que si chochea, que si se le ha ido la olla, que si es una vergüenza, que hay que ver con lo que ha sido esa mujer y cómo se ve, que es una guarrería… esperen, esperen, ¿todo esto porque se deja tocar las tetas por un concursante y después le enseña el culo picaronamente cubierto por unos pantis calados? Admito que no ha sido uno de los mejores momentos de la televisión (ni siquiera uno de los mediocres), pero ¿acaso desentona con el resto de lo que está mostrado al público este demencial reality? (Con lo poco que me gustan los anglicismos ya llevo dos, habrá que controlarse).


 No suelo prestar atención a Gran Hermano, pero mi esposa sí (para gustos, los colores). Me siento con el portátil en el sofá haciendo lo que se tercie: trabajar, leer, jugar al Need for Speed, escribir en este blog… y de vez en cuando miro la tele de reojo viendo a los especímenes que conviven en esa casa inverosímil magreándose, hablando sobre estupideces o realizando pruebas absurdas para mofa de la audiencia. Debo admitir que me causa cierto embarazo ver a Mercedes Milá presentando un programa como ese. Ello es debido a que soy de natural criticón y malpensado, lo cual, si no se modera y controla, puede llevar a faltar al respeto a las personas. A menudo he caído en la tentación de juzgar duramente a esta señora que ha protagonizado momentos de los más memorables del periodismo televisivo español, sobre todo en el campo de las entrevistas, en el que siempre se ha desenvuelto con habilidad y carácter (repito, para gustos, los colores). ¿Cómo es que ahora se rebaja a tratar con la suerte de mamarrachos (ya ven, otro juicio) que suelen concursar en esta clase de programas? Pues bien, probablemente lo haga porque le guste y porque le paguen bien por ello, pero fundamentalmente ¡PORQUE LE DA LA GANA! Punto. ¿A quién tiene que complacer esta señora? ¿A la altura de qué circunstancias tiene que estar? ¿Hace daño a alguien? (Bueno, este aspecto sería discutible por los efectos nocivos de Gran Hermano en particular y la telebasura en general sobre la inteligencia de los seres humanos, pero eso es otro problema). Si hubiera enseñado el culo ante las cámaras en horario infantil… pues mire, sería censurable, pero vemos a las mujeres metidas en la casa ducharse medio en pelotas (o sin el medio) en esa ducha de paredes trasparentes que han puesto ahí para solaz y morbo de los varones de dentro y de fuera. ¿A cuento de qué escandalizarse porque la presentadora se levante la falda? Ha sido una cutrez, de eso no cabe duda, pero entre tanta cutrez una más no debería llamar tanto la atención. Lo cutre tiene su público. Oferta y demanda. Punto.

 Voy a proponer un símil utilizando una figura de otro campo totalmente distinto: Pablo Ruiz Picasso.  Este hombre se formó artísticamente del modo más academicista que se pudiera imaginar, siendo sus obras de juventud perfectas en cuanto a su ejecución. Hay personas que piensan que Picasso no era capaz de pintar un retrato, una marina o un bodegón, pero se equivocan de medio a medio. Una vez que Picasso hubo andado en el terreno de la pintura académica todo lo que puede andarse empezó a experimentar, a probar nuevos derroteros y acabó pintando como le dio la real gana, dejando una huella imborrable en la historia del arte que no hubiera dejado si se hubiese limitado a pintar paisajes y escenas costumbristas, por muy perfectas que fueran. Que me cuelguen si los cuadros cubistas de Picasso son bonitos, pero el arte no tiene por qué ser bello. La televisión tampoco. Mercedes Milá ha demostrado sobradamente ser una buena profesional. Si ahora disfruta presentando un programa que se da de patadas con todo lo que ha hecho antes, muy dueña es. Si quiere enseñar el culo a un concursante y provocarle para que le toque las tetas muy dueña es, porque se trata de dar espectáculo y ella lo da para aquel que quiera verlo. A quien no le guste, que no mire. Gran Hermano no me gusta, Mercedes Milá no me vuelve loco, pero las personas que viven sus vidas como quieren sin joder a los demás me inspiran, por lo menos, simpatía.

jueves, 22 de marzo de 2012

EL DÍA DEL PADRE

 Hasta a mí, que soy un cínico descreído, me conmueve el que los niños preparen en el cole sus regalitos para el día del padre. Del retrovisor de mi coche pende una  redonda medalla hecha de cartulina en la que con torpe caligrafía mi hija proclama que soy el mejor padre del mundo (una evidente exageración, pero ¡qué más da!). En el reverso, la medallita representa un balón y eso que a mí no me gusta el fútbol, pero se supone que es un motivo típico masculino y estoy dispuesto a hacer la vista gorda. ¡Me la ha hecho mi hija, qué demonios! Así que la exhibo orgulloso desde hace un año, como si de un trofeo se tratara.

 Este año me ha hecho con globos y arroz una bola de esas que utilizan los malabaristas callejeros, pero ella dice que es una bola antiestrés “porque yo tengo mucho” dice. Así que la estrujo de vez en cuando, aunque tenga que volver a estrujarla en el sentido opuesto para que recupere la forma y poder estrujarla de nuevo, pero me la ha hecho mi hija. Es de esas cosas que no se pueden comprar.

  Sin embargo, como soy un cínico descreído, contemplo este raro día mundial que cada país celebra el día que le da la real gana, con cierta suspicacia. Tradiciones las hay de todos los colores, como el Herrentag de Alemania, en el que padres e hijos  (ya de cierta edad éstos, se supone) suben al monte arrastrando carritos bien provistos de viandas  y cerveza (como vemos hay países en los que hasta el día del padre es excusa para coger una curda).

 Aquí en España, cuentan que el tema surgió por iniciativa de una maestra de escuela rural  llamada Manuela Vicente Ferrero allá por 1948, porque los papás de los alumnos estaban celosos del día de la madre y querían una celebración en la que fuesen ellos los homenajeados. Se eligió el día de San José por lo buen padre que había sido (especialmente teniendo en cuenta que ayudó abnegadamente a criar un hijo que no era suyo sin que nadie le preguntase si quería hacerse cargo del mismo). Resultó una celebración muy cuca y políticamente correcta para aquel entonces, con eucaristía incluida y festival infantil con reparto de regalitos artesanales hechos por los niños. Algunos años después la señora Vicente Ferrero dio más repercusión a la iniciativa gracias a sus colaboraciones en algunas publicaciones y una entrevista en Radio Nacional. El espaldarazo definitivo llegó de la mano de dos valedores de lujo: Pepín Fernández y Ramón Areces, directores gerentes de Galerías Preciados y el Corte Inglés, respectivamente. La oportunidad de negocio la pintaban calva y la siguen pintando calva medio siglo después, que aquí el que pestañea pierde, sobre todo en esta época de vacas flacas.  El día del padre del Corte Inglés me trae al fresco, yo me dedico a estujar la bola antiestrés de mi hija aunque no recupere su forma al soltarla, porque vale más que todas las corbatas y todos los cinturones y todas las chorradas que se puedan comprar del mundo.

lunes, 19 de marzo de 2012

EL DÍA DE SAN PATRICIO

Volviendo junto con mi hija de visitar a mis padres el pasado sábado, a eso de las nueve y pico de la noche, me sorprendió ver a una colección de personajes que se paseaban por las calles del centro tocados con pintorescos sombreros verdes. Me pregunté de que se trataba aquello, si no se trataría de los hinchas de un equipo de fútbol o pamplinas que se hubiesen prestado a una delirante campaña publicitaria.  Sin embargo todo tenía una explicación más sencilla que comprendí al pasar junto a una de esas imitaciones de pub irlandés que tanto se están popularizando en los últimos años: ¡era el día de San Patricio, el santo patrón de Irlanda! Y como aquí en España somos tan respetuosos con los santos propios y ajenos, he aquí que se le ha de honrar empinado religiosamente el codo, dando cuenta de las deliciosas cervezas y sidras que sirven en dichos establecimientos y de las que tanto disfruté en otras épocas de mi vida más irreflexivas y despreocupadas.

 Hoy día, sin embargo, más que sumarme a la juerga, tiendo a maravillarme de lo fácil que es encontrar una excusa para pillar una buena cogorza. Este Patricio se dedicó a predicar el cristianismo por antigua Irlanda en las postrimerías de Imperio Romano, allá por la primera mitad del siglo V y bastante poco se sabe de su vida, más allá de que  nació en Escocia, era hijo de soldado, conoció la esclavitud y tuvo que afrontar la dura competencia de los druidas, cuyo poder seguía intacto en Irlanda, mientras ya era cosa del pasado en el resto del antiguo orbe celta. Hoy día la fiesta de San Patricio es una reivindicación del orgullo nacional irlandés y resulta especialmente espectacular en el desfile que se celebra en Nueva York, donde casi hay más irlandeses por metro cuadrado que en la propia Irlanda. Todo se tiñe de verde y la cerveza corre a raudales. Es una de tantas fiestas religiosas totalmente secularizadas y el personal se entrega a ella con pasión y aquí también estamos empezando a aficionarnos.

 Sin embargo, miren lo que son las cosas, hay más de un San Patricio, pues hay otro santo con ese nombre que, casualmente, fue obispo de Málaga en tiempos del emperador Diocleciano, famoso entre otras cosas por la feroz persecución a la que sometió a los cristianos, dando a la Iglesia numerosos mártires como San Ciriaco y Santa Paula, también malagueños y asesinados a orillas del Guadalmedina. Este Patricio tuvo que pasarse la vida huyendo y acabó por exiliarse en la Galia donde murió allá por el año 307, unos ochenta años antes del nacimiento del Patricio irlandés.

 Siguiendo con las casualidades, el San Patricio malagueño se conmemora el 16 de marzo y el irlandés al día siguiente. Puede que al final los hermanemos y acabemos bebiendo a la salud de ambos. Sin duda la idea no se le ha ocurrido aún a ningún hostelero por falta de documentación.

sábado, 17 de marzo de 2012

ADICCIÓN AL COCHE

 Cuando uno se habitúa a tener coche, sufrir una avería es como enfermar o como si te partieran las piernas. De repente todo son vulnerabilidades y limitaciones. Hace unos días se partió la correa del alternador de mi coche, una avería poco importante, pero que se llevó 160 eurazos, con la molestia de dejarme tirado en el aparcamiento de un centro comercial y tener que darme un paseo de cinco kilómetros hasta mi casa mientras se lo llevaba la grúa. Teniendo en cuenta que suelo caminar esa distancia y más casi a diario no parece mucho, pero después de una guardia de veinticuatro horas, con apenas tres horitas de sueño y cargado con la mochila de haber dormido fuera no fue nada agradable. Estaba tan contrariado y me sentía tan desgraciado que ni caí en algo tan tonto como coger el autobús. Después de almorzar como es debido y dormir una buena siesta recuperé algo de lucidez y recordé con cierta rabia la época en que iba a todas partes andando o en autobús. No tenía coche ni carnet y no lo echaba de menos… además estaba hecho una sílfide. Luego empecé a trabajar a cuarenta kilómetros de mi casa y tuve que sacarme el carnet y tener coche. Empecé a abusar de él, usándolo más de la cuenta. Engordé y me volví blando. A día de hoy estoy aprendiendo a dejarlo aparcado si no me es imprescindible usarlo.

 Mirando en algunos foros de internet para investigar un poquillo sobre la naturaleza de la avería y sus posibles costes, llegué a la conclusión de que hay tipos que le dedican mucho tiempo al coche y lo cuidan mejor que a sí mismos, casi de manera obsesiva. Supongo que se tratará de hombres con bastante tiempo libre y a los que les gusta mimar su coche (ignoro si mimarán a sus esposas o a sus hijos de la misma manera, pero eso es harina de otro costal). Para mí lo ideal es un coche barato de comprar y mantener y que consuma poco (el mío cumple esos requisitos). Conozco a un tío que se compró un Audi TT y si le hacen un arañazo le duele más que si se lo hicieran a él. Para él es un símbolo de estatus. Una manera de decir ¡aquí estoy yo! Mi coche está ya bastante arañado y abollado  (no tanto como el anterior que tuve, pero vamos en camino). No me quita el sueño. Para mí el coche  sólo es un instrumento, una herramienta que sólo es buena en la medida que sirve a mis fines creándome pocos trastornos. No hay experiencia emocional, sólo es una extensión de mi cuerpo. El vacileo lo dejo para el Need for Speed,  donde no contribuyo a la contaminación ni a la masificación del tráfico.

 Lo que sí es cierto es que hay demasiados coches por la calle. Si fuera soltero y sin hijos y trabajara dentro de mi ciudad no me sería necesario tener el mío. Hoy he ido con mi hija a ver a mis padres. Viven a tres kilómetros de mi casa. Hemos ido andando y mi hija tiene diez años. Antes íbamos en coche. Los dos estamos sanos y tenemos bonitos pares de piernas, ¿por qué no caminar? Si te cansas tomas el autobús y en paz. Hay países más civilizados que el nuestro en este sentido, en los que el uso diario de la bicicleta y del transporte público está más extendido. En mi ciudad han hecho carriles bici después de muchos años de peticiones por los ciudadanos, pero yo no sé montar en bici. Tendré que conformarme con gastar suelas, con el mayor de los placeres.

miércoles, 14 de marzo de 2012

¡DETENCIÓN ILEGAL! (suma y sigue).

 Como les dije, tengo interés en seguir el ya famoso caso de la niña que ha denunciado a sus padres en Baeza. Hace un par de días vi en televisión imágenes del “sótano” en el cual el atribulado padre encerró a su hija. Entrecomillo porque la estancia en cuestión tiene de sótano sólo el hecho de que está parcialmente bajo el nivel del suelo, porque tiene sillones, tele, cocina… ¡hasta una pata de jamón! En efecto se trata de una vivienda rústica aún en construcción en su parte elevada, pero el sótano ya está habilitado para celebrar reuniones y comidas familiares, incluso para vivir si no se necesitan excesivas comodidades. ¡Y yo que me lo había imaginado como una mazmorra infame, húmeda y oscura! Por si fuera poco, se ve que la niña apunta maneras, ya que como nos temíamos tiene a sus padres desesperados por querer salir a todas horas, no acatar los castigos y fumarse unos porros como panes. Además se trata de una escapista consumada porque, no contenta con fugarse del sótano de marras, también se ha fugado del centro de menores donde el juez que ha acusado a su padre de detención ilegal resolvió internarla cautelarmente. ¡Quería irse a Madrid con una amiga la muy desgraciada! Me pregunto a qué. Afortunadamente la Guardia Civil dio con ella al poco de la fuga.
 Todo pinta hacia que esta chiquilla es de las que pueden poner de los nervios a Dios y a su padre. Lo bueno es que ya está poniendo de los nervios no sólo a sus desquiciados padres, sino a la Benemérita, al juez de menores, al personal del centro de acogida y a la madre que los parió. Quizá así alguien haga algo por ella y por sus padres, pero lo que es al padre, el rato pasado en el calabozo y la humillación de verse acusado ya no se las quita nadie. Ahora ya sólo faltaría que a la niña la inflaran a hostias en el centro de menores… que esas cosas pasan a veces. Ya veremos cómo acaba esto.

martes, 13 de marzo de 2012

LOS SUIZOS QUIEREN CURRAR (y II)

Sin embargo, si lo miro con un poco de perspectiva, ya no me agobia tanto porque si mi director no me sacara a patadas del trabajo todos los días a la hora de la salida, yo mismo me quedaría nueve horas y las que me echaran. La razón es que cuando uno está motivado en su trabajo siempre hay cosas que hacer. Uno se pone a ello y pierde la razón del tiempo. No sé si a todo suizo le pirra su trabajo tanto como a mí. Supongo que no. El caso es que sí parecen estar altamente motivados, aunque sea por los sueldazos que cobran en comparación con los nuestros y los pedazos de jubilaciones que tienen. Esta tarde cuando me tomaba el café, David, uno de los camareros y socio del “Da pa hincharse” (pedazo de bar de Algarrobo Costa que ya he elogiado en este blog) apoyaba la decisión de los suizos basándose en los muchos que ve afincados en la Costa del Sol y dándose la gran vida en su jubilación después de haberse pasado la juventud y la mediana edad currando como bestias.  Sin embargo esa imagen de país ideal en el que prima el bienestar está un tanto empañada. En un país de 7.800.000 habitantes aproximadamente, unos 800.000 viven por debajo del umbral de la probreza… y van aumentando. Quizá esté cayendo en el simplismo a la hora de afirmar lo siguiente: el miedo a la pérdida del bienestar económico es lo que pesa en el NO del referendum, porque ningún suizo que hoy no sea pobre no quiere caer en la pobreza en un país tan rico y ceden a los vaticinios negativos de la patronal que alerta de que seis semanas de vacaciones serían insostenibles sobre todo para las pequeñas y medianas empresas (que en Suiza generan alrededor del 70% de los puestos de trabajo). O sea: correremos el riesgo de reventar (como muchos están reventando), pero eso sí, tendremos dinero en el banco para la jubilación… y todos contentos.
 ¿Hemos de admirar a los suizos? Yo me conformaría con no mitificarlos, pensando que lo que les mueve a decir NO a la propuesta del sindicato es el individualismo y el miedo a perder poder adquisitivo y no la abnegación ni la solidaridad dirigida a sostener el país. El capitalismo no genera precisamente esas virtudes.

lunes, 12 de marzo de 2012

LOS SUIZOS QUIEREN CURRAR

 Tengo la creencia de que la sociedad que más se acerca a la concepción ideal de la democracia es aquella capaz de decidir cuestiones relevantes que atañen a los ciudadanos en una consulta popular o referéndum. Un ejemplo lo ha constituido hace poco la ciudadanía suiza, paradigma de la civilización occidental desarrollada e imbuida de sentido cívico, decidiendo por un 66% de mayoría no adoptar seis semanas de vacaciones para los trabajadores en lugar de las cuatro actualmente en vigor.
 La primera tentación ante una noticia de este calibre es la típica broma de “¡anda tú si hiciéramos el referéndum aquí…!”  o quizá tocarnos repetidamente la sien con el dedo índice e imitando al gran Obélix decir “¡están locos estos suizos!” Lo que es a mí, me ha dado que pensar. Pasado el primer arranque de irreflexiva admiración por una seria muestra  de  espíritu de sacrificio, es obligado pararnos a pensar un poco sobre lo que puede haber detrás de esta historia.
Bandera de Suiza La iniciativa de las seis semanas es presentada por el sindicato Travaill Suisse, que argumenta con datos en la mano que en los últimos años la presión sobre el trabajador suizo medio ha aumentado.  Un tercio de la población activa suiza sufre de ansiedad y fatiga, un veinte por ciento de los hombres en torno a los 55 años están fuera del mercado laboral por invalidez y el 40% de las prejubilaciones involuntarias son por motivos de salud. Algún precio debía tener el privilegio de ser el país con la séptima renta per cápita del planeta (España es la vigésimo tercera).  Los suizos trabajan un máximo legal de 45 horas semanales. Trabajando de lunes a viernes son nueve horas diarias, lo cual quiere decir que entraríamos a currar, por ejemplo,  a las ocho y si nos tomamos una hora para comer, saldríamos de vuelta para casa a las seis de la tarde. Si vivimos lejos del trabajo, pongamos a una hora de coche, eso quiere decir que salimos de casa a las siete de la mañana y llegamos a las siete de la tarde. Doce horas fuera de casa. Ocho para dormir. Cuatro para dedicar a la familia y los amigos y cenar rapidito alguna cosa.
 A mí me agobia un poco.

sábado, 10 de marzo de 2012

MACARRAS VIRTUALES (y II)


 Probablemente habrá quien, habiendo leído hasta ahora, considere el tema como frívolo y no se avenga a seguir leyendo. Pido paciencia. Mi gusto por estos juegos sólo es el telón de fondo de la historia. Lo que tiene miga es el comportamiento de los jugadores en línea. A ver, Need for Speed World es un entorno virtual creado para que la gente se divierta compitiendo, pero la voracidad con que gran parte del personal se mueve dentro de ese entorno es escalofriante. La agresividad verbal en los mensajes de chat y la física en las carreras es moneda corriente. Si puedo mandarte a tomar viento de un golpe en el lateral o por detrás lo hago sin problema. Se supone que la gracia del juego es competir en igualdad de condiciones, demostrarte que eres más hábil que el otro, ir perfeccionando la propia habilidad a medida que se progresa en el juego y se accede a nuevas pruebas. Pero no, para muchos el tema consiste en ganar, aunque el uso de las herramientas a las que ya he mencionado reste todo mérito a la victoria. Has ganado con la total ausencia de oportunidades para los otros corredores que dificilmente podrán alcanzarte, los has echado de la carretera y te has perdido de vista antes de que ni siquiera hayan podido darse cuenta de lo que ha pasado. Es una victoria robada. Es mentira. Sin embargo el número de jugadores que usan estas ayudas marrulleras es abrumador. Puede haber hasta cuatro y cinco en carreras de ocho (máximo número de corredores por carrera que admite el juego).

 Por eso me compré los dos coches. Se necesitan caballos de potencia y una buena suspensión para enfrentarse a estos indeseables y tener una oportunidad. También se necesita un poco de habilidad. Modestia aparte, no se me da mal. No pocas veces he ganado a estos mindundis gracias a lo cojonudos que son mis coches y a saberme los circuitos casi de memoria para tener claro en qué momento hay que frenar y acelerar para trazar una determinada curva eficazmente, sin perder tiempo (no olviden que ya conozco los escenarios de juegos anteriores). Pero la compatencia es dura y estos tíos son despiadados. Se complacen en ir a por ti a machacarte… y cuando lo consiguen se regodean.

 Hay otro aspecto a tener en cuenta. Los programadores del juego buscan continuamente como inhabilitar estas argucias y echar a quienes las usan, pero continuamente salen nuevas herramientas para burlar los sistemas de seguridad. Se necesita mucho tiempo para mantenerse al día y buscar en la red el último programita. ¡Estos tipos deben pasarse la vida entera delante del ordenador! ¿Qué pasa? ¿No estudian? ¿No trabajan? ¿No tienen familia? ¿No tienen amigos? ¿Tan vacías son sus vidas que dedican horas y horas sólo para poder jorobar al personal en un entorno donde no van a tener que asumir consecuencias? ¿Tan frustrados están? No son forofos del Need for Speed. Eso lo soy yo, que me complazco en jugar limpiamente y sé reconocer la habilidad de un tío que corre mejor que yo (que son muchos).

 Si estos sujetos hiciesen en la vida real lo que hacen en el entorno virtual de la ficticia ciudad  de Palmont (un decorado que parece salido de una peli, con su barrio chino y todo) estarían en la cárcel. Y ahora surge la pregunta inquietante: ¿harían en la vida real lo que hacen en el juego si tuviesen la seguridad de que no van a sufrir consecuencias? Hace algunos meses detuvieron en Málaga a un tío que arrolló a varias personas y vehículos con su BMW.  Ese se olvidó que hay que asumir consecuencias… o se creía tan hábil que pensó que no le iban a pillar. No sé si jugaba al Need for Speed. Lo que sí está claro es que se trataba de un animal. Pues como ese hay muchos, sólo que encubiertos, reprimidos por el miedo. En el anonimato de la virtualidad se quitan la careta.

 Hasta para ser un golfo informático hay que tener cierta ética. Piratear códigos bancarios y desvalijar cuentas está muy mal (conmigo lo han hecho, pero por suerte mis números suelen ser rojos), piratear cuentas del facebook o el correo está muy mal, es enfermizo. Hackear un juego en línea para molestar a los demás usuarios es una falta de civismo y señal de que en tu mente hay algún muelle flojo, cuyos efectos sin duda estarán invadiendo otros ámbitos de tu vida. Yo me contento con descargarme alguna peliculilla y poco más. Hace poco pirateé el Windows 7 y me sentí un poco mal (XD). Se me quitó todo al ver el yate del segundo de Bill Gates atracado en el puerto de Málaga. Menudo hijo de perra.

 Pues aquí sigo. Corriendo con mis cochecitos. Invito a cualquiera que se me quiera unir. Mi alias es DOGGIIIX, así que nos vemos en Palmont. O al menos nos veremos hasta que les deje atrás y sólo vean mi trasera. Je, je…

jueves, 8 de marzo de 2012

MACARRAS VIRTUALES (I)

Me gustan los videojuegos y lo admito sin ningún pudor. Si hay tanta gente que disfruta y enloquece viendo a veintidós tíos en paños menores peleándose por un balón sobre la hierba ¿por qué debería avergonzarme? No me gustan todas las clases de videojuegos, todo hay que decirlo. Hubo un tiempo en que me aficioné a los juegos de estrategia en tiempo real (algo así como los City Ville y Farm Ville de Facebook, pero con hostialidades incluidas), pero me harté, ya que para volverme loco administrando recursos ya tengo mi casa. No me interesan los juegos de lucha, tiros y violencia gratuita en general; sólo una vez me enganché a uno de estos, uno de los títulos de la serie Hit Man (ya saben, ese asesino profesional de cabeza afeitada y traje sastre sobre el que hicieron una película hace poco). Lo dejé con un poco de susto. Le estaba cogiendo el gustillo… Es broma, creo. Por el contrario soy un forofo de las aventuras gráficas: juegos en los que se asume el rol de un personaje inmerso en un misterio a resolver. Mis preferidos… los de Sherlock Holmes, evidentemente.

 Sin embargo, hay una clase de videojuegos de los que soy incondicional y que realmente me enloquecen. Son los de carreras de coches. En especial los títulos de una serie que ya es mítica entre los amantes del género: “Need for Speed”.

 Durante los últimos ochenta y los noventa los juegos de esta serie fueron como todos los demás, pero a final del siglo salió un título que lo cambió todo: “Need for Speed Underground”. Este juego abría la puerta a un mundo que en la realidad es bastante poco recomendable, pero que en la virtualidad no hace daño a nadie: las carreras callejeras con coches modificados. Empezabas con un coche normalito, de serie, y a medida que progresabas ibas ganando dinero para ir comprando piezas e ir convirtiendo el coche en una máquina de correr y hacer el golfo.

 Algo de macarra debo tener, porque el juego me encantó. Tenía algo de catártico y me permitía vaciar del todo la mente, lo cual me viene muy bien dado el estrés que puedo llegar a acumular. Sin embargo tengo un sistema de seguiridad que me protege de la adicción. Me agoto pronto. Desfogo un rato, quemo algo de adrenalina… y a otra cosa, mariposa.

 Siguieron muchos títulos y todos los jugué (pirateados, naturalmente), pero dos fueron los que tienen un lugar especial en mi corazón: “Need for Speed Most Wanted” y Need for Speed Carbono”. En estos juegos las cotas de macarrismo llegaban a su cenit, ya que al hecho de competir con otros golfos con coche tuneado había que incordiar a la policía todo lo que fuera posible. Ningún otro Need for Speed posterior ha sido tan divertido para mí como estos dos y he acabado por perder el interés, pero llegó mi salvación: “Need for Speed World”, un juego en línea para correr contra jugadores de todo el mundo en los decorados de mis queridos “Most Wanted” y “Carbono”. Además, con este no tengo escrúpulos de conciencia por piratear (¡ay, ay… que me da la risa!) ya que la aplicación se facilita de manera gratuita en la web del juego. El negocio reside en que si quieres material realmente guapo te lo tienes que pagar. No es caro. Por menos de cinco euros te sacas dos coches muy decentes. Yo lo he hecho, lo confieso. Un Mazda RX-8 y un Chevrolet Corvette Stingray. Dos sueños sobre cuatro ruedas.

 El caso es que empecé a jugar con el material gratuito, que estaría bastante bien si no fuera por un pequeño problema: “Need for Speed World” es una jungla plagada de salvajes, camorristas y tramposos que se valen de herramientas informáticas para jugar con ventaja y avasallar a los jugadores honrrados. Se valen de programas que circulan por la red y que sirven para alterar el juego y moverse al doble o al triple de la velocidad normal, así como para aumentar la capacidad de echarte de la carretera. La salida en una carrera de siete u ocho jugadores, se convierte en una sinfonía de leches, sopapos y majazos varios, con abundantes estampidos y ruidos de cacharrería, en la que si no te andas con ojo acabas con el coche boca abajo en un decir Jesús.
(Continuará)

martes, 6 de marzo de 2012

TODO EL MUNDO, ALGUIEN, NADIE Y CUALQUIERA

 Leído esta mañana en un sobrecito de azúcar para el café:

 "Había una vez cuatro individuos llamados Todo el Mundo, Alguien, Nadie y Cualquiera. Siempre había un trabajo que hacer. Todo el mundo estaba seguro de que Alguien lo haría. Cualquiera podría haberlo hecho, pero Nadie lo hizo. Alguien se puso nervioso porque Todo el Mundo tenía el deber de hacerlo. Al final Todo el Mundo culpó a Alguien cuando Nadie hizo lo que Cualquiera podría haber hecho".

 ¿Les recuerda algo?

lunes, 5 de marzo de 2012

MALVI Y SU MATERNIDAD

Evidentemente ella no se llama Malvi. Sólo es un alias con el que firma en su blog, pero nos ha de valer. La conocí hace ya bastantes años, unos quince, chispa más o menos. Ella era una adolescente y yo un niñato metido a catequista (miren si da vueltas la vida) aunque en el grupo cristiano donde yo estaba lo llamábamos “animador”. Sí, lo confieso, yo estaba en un grupo cristiano, pero otro día hablaré de eso, que nos estamos desviando. 

 Ella era encantadora. Una de esas personas con las que resulta terriblemente difícil enfadarse y que te contagia una paz especial sólo con estar sentado junto a ella.  Pasaron cosas, demasiadas cosas, me aparté de aquella historia cristiana y le perdí la pista a ella. Una pena.

 Años después, por obra y gracia de las redes sociales, he vuelto a dar con ella y resulta que es una blogger como yo, aunque más veterana. Hace algún tiempo me invitó a conocer su blog y hasta hace pocos días no me he puesto a ello.

 La adolescente de antaño ya es una mujer, pero conserva su extraordinaria dulzura y una enternecedora capacidad de asombro (desgraciado de aquel que no pueda asombrarse de las cosas como lo hacen los niños). He tenido la oportunidad de comprobarlo a través de su blog en el que hace de su maternidad una historia de amor profundo y de lo maravilloso que es tener un hijo que se desea profundamente. No me conmuevo fácilmente, ya saben lo dado que soy a burlarme despiadadamente de lo ñoño y sensiblero, pero esta muchacha… diantre, tiene algo.

 La paternidad no tiene secretos para mí: cambié pañales a mansalva, preparé biberones y papillas para aburrir, hice absolutamente de todo (menos parir) y sin una queja (mi esposa da fe). Sin embargo no disfruté tantísimo de la experiencia como transmite esta muchacha en las páginas de su blog. Un paseo, una comida, un baño… se convierten en una experiencia de comunicación e intimidad entre la madre y su bebé, descritas con extraordinaria sensibilidad, pero sin caer en la sensiblería (a mi juicio, para gustos los colores). Yo fui un cuidador eficaz, pero ver la poesía en algo así no está en mi naturaleza. Envidio a esta chica. Algunos sólo nos sentimos en nuestra salsa escribiendo desde una perspectiva más bien oscura, pero  de todo hay que descansar, hasta del cinismo y del descreimiento. Por eso hoy necesito sencillamente alabar la belleza. Sin ironías ni dobles sentidos. Sólo con humilde admiración.

 Malvi, eres un sol y tu bebé tiene mucha, mucha suerte. La esperanza de la humanidad está en ti y en los que son como tú. Sigue madurando, pero no pierdas nada de lo que te hace tan especial.

 Un besazo.
http://detodounpocoperocasinada.blogspot.com/

domingo, 4 de marzo de 2012

¡DETENCIÓN ILEGAL! (continuación y corrección)

 
 Voy a tener que ser más cauto a la hora de comentar una noticia en prensa, ya que no debo olvidar que el objetivo de estos medios es, ante todo, vender periódicos y que al servicio de este fin dan los datos con cuentagotas. En el caso de los padres denunciados por su hija en Baeza resulta que a la niña la habían impedido salir encerrándola en el  sótano de un chalet en construcción que está en medio del campo donde, según la niña y los datos que ha facilitado la Guardia Civil, el padre le llevaba comida dos veces a la semana. La niña se fugó y en el momento que se presentó a denunciar a sus padres al parecer tenía un moretón en un ojo. Hombre, así las cosas tendré que aprender a refrenarme y a no dar nada por supuesto, de lo cual pequé y en gran medida en la anterior entrada sobre este suceso. Está por ver aún si la niña dice la verdad o no y, de ser así, si los padres obraron de mala fe o si sencillamente habían perdido el norte por el comportamiento de la niña. Dadas las circunstancias está bien que la Fiscalía de Menores eche un vistazo a ver qué pasa, pero una acusación por detención ilegal… ¿está justificada? Yo tengo mis dudas. Aquí estaría indicada una intervención cautelar de Protección de Menores: entrevistas con ambos progenitores, con la niña, un seguimiento del caso… en fin, trabajo educativo y terapéutico. ¿Criminalizando a los padres tan rápidamente e internando a la niña se presta algún servicio a alguien? Yo creo que no, al menos a la vista de los datos que tengo sobre la mesa.

Hasta diciembre de 2007, el artículo 154 del Código Civil, el primero de los que regulan las relaciones paterno filiales, rezaba así:

 Los hijos no emancipados están bajo la potestad de sus progenitores. La patria potestad se ejercerá siempre en beneficio de los hijos, de acuerdo con su personalidad, y comprende los siguientes deberes y facultades:

1.     Velar por ellos, tenerlos en su compañía, alimentarlos, educarlos y procurarles una formación integral.  

2.     Representarlos y administrar sus bienes. Si los hijos tuvieren suficiente juicio deberán ser oídos siempre antes de adoptar decisiones que les afecten. Los padres podrán en el ejercicio de su potestad recabar el auxilio de la autoridad. Podrán también corregir razonable y moderadamente a los hijos.

 Sin embargo la Ley 54/2007 de 28 de diciembre sobre Adopción Internacional eliminó la última frase (no me pregunten por qué). Con lo cual, a día de hoy, las leyes no amparan a los padres a la hora de castigar a sus hijos o imponerles consecuencias como se gusta de decir ahora en esta época tan dada a los eufemismos.  Es grave cómo la eliminación de nueve palabras en un código legal crea un vacío tan inmenso, pues en el caso de los padres de Baeza, con el código anterior a diciembre de 2007 en la mano, la cuestión a decidir sería si los padres se han extralimitado en sus medidas incurriendo en los malos tratos; pero ahora, al no estar el castigo legitimado por la ley, se ha de catalogar la conducta de los padres de algún modo y la que se ajusta más a la realidad, según el juez, es la detención ilegal.

 Como ya he dicho, quiero seguir este caso, rezando de paso para que los medios lo cubran como es debido. A ver si el gobierno de don Mariano Rajoy, tan obsesionado con borrar la huella del anterior desgobierno, se da prisa en dejar el Código Civil como estaba (que estaba mejor). Miren, no pido mucho, sólo que mis hijos me respeten como yo respetaba a mi padre y si bien los legisladores en aquella época no ayudaban a ello tampoco lo dificultaban. Hoy sí lo dificultan.

sábado, 3 de marzo de 2012

LOS HUEVOS DE MARIANO

 La prensa española proclama la decisión del gobierno de no plegarse a las exigencias de la Unión Europea para la reducción del déficit público en 2012. Aún recordamos los recientes hechos acaecidos en Grecia, cuando el gobierno de aquel país pretendió someter a referendum popular si aplicaba o no las medidas económicas que Bruselas imponía, ante lo cual los gerifaltes europeos profirieron un airado ¡ni se os ocurra! La crispación en el país que fuera cuna de la civilización occidental ha llegado a las cotas que hemos visto en los telediarios. Quizá Mariano ha temido que en España las cosas lleguen hasta tales extremos (de hecho la policía ya ha repartido algunas leches, como hemos tenido oportunidad de ver). El caso es que se ha desdicho de la promesa hecha por ZP de rebajar el déficit hasta el 4,4 % del PIB y lo ha dejado en el 5,8 %. Para entendernos, la Unión Europea exige que se baje el déficit metiendo la tijera por todos lados porque hemos sido unos manirrotos (a mí que me registren) y ahora tenemos que apretarnos el cinturón.  Angelita Merkel se ha cabreado y mucho. Sarkozy pone cara de circunstancias. Un señor con cara de estreñido llamado Olli Rehn, que al parecer sabe mucho de cuentas y por eso es el cuentista mayor, viene a decir que eso lo veremos, a ver si ahora los griegos se han plegado mansamente a las draconianas medidas de la unión y los españoles van a hacer de su capa un sayo.

 Mariano ha querido quedar como un chico estupendo. Un gobernante valeroso que vela por su pueblo y que no acepta que vengan a decirle en su propia casa como tiene que hacer sus cuentas. ¡Tocarle la soberanía a un gobierno español y de derechas es como tocarle los huevos, pero peor! Pero tranquilos, que al final cumpliremos con Europa porque somos muy serios. Pues miren ustedes, para mí que esto es un gesto calculado. Una operación de imagen, ahora que el PP pierde popularidad debido a las medidas que está llevando a cabo sin oposición por la mayoría absoluta lograda gracias al miedo y la hartura de los españoles. Lo creo así porque, para empezar, el gesto desafiante de Mariano (que no ha sido tan dramático después de todo, ya que los gobernantes de la Unión ya estaban informados del cambio en el objetivo de déficit antes de la reunión en que se hizo público) es innecesario. La diplomacia tiene resortes más que suficientes para negociar algo así sin que sea preciso mosquear a nadie. ¡Aterricemos! Las elecciones andaluzas están a la vuelta de la esquina y nada puede poner en peligro la victoria de Javier Arenas. Los que estén arrepentidos de haber votado al PP deben dejar de estarlo. Me reafirmo en esta creencia viendo en las noticias a Mariano darse un baño de multitudes con su flamante candidato. Las coincidencias no existen.

 Lo que es yo, me siento cada vez más furioso y asqueado de que me intenten manipular. Me suben los impuestos, precarizan mis condiciones laborales y yo no he hecho nada para merecerlo y encima debo estar agradecido porque me están salvando. Además, no me quito de encima la sensación de que no están sino embadurnándome con vaselina para meterme un puro aún más grande. Veremos.

viernes, 2 de marzo de 2012

¡DETENCIÓN ILEGAL!

 Cuando pensaba que nada podía ya sorprenderme, leo la noticia de que en la localidad jienese de Baeza unos padres han quedado en libertad con cargos por un presunto delito de dentención ilegal en la persona de su hija de dieciséis años. Al parecer la niñata estaba en plena rabieta porque la habían castigado sin salir. Dejo el link de la noticia en la edición digital del diario El Mundo.                            

http://www.elmundo.es/elmundo/2012/03/02/andalucia/1330686070.html

 El estupor que me ha producido esta noticia es indescriptible. Estaba acostumbrado ya al hecho de que un padre o una madre fuesen denunciados por sus hijos por soltarles una torta, pero esto ya supera toda mesura. Es la indefensión total. ¿Cómo se educa a un hijo sin la posibilidad de castigarle cuando se pasa de la raya? Evidentemente el castigo no es la base de la educación. Un niño no es un perro al que se adiestra bajo los principios elementales del condicionamiento instrumental. Pero sin la posibilidad de un castigo, la noción de la trasgresión de los límites como algo que no se puede permitir pierde toda vigencia y el niño aprende que, sencillamente, los límites no existen. Lo bueno de esta historia es que la muy imbécil de la niñata ha sido cautelarmente internada en un centro de la Junta de Andalucía en el que sin lugar a dudas vivirá bajo un régimen más estricto que cualquiera al que la pudieran someter sus padres. El tiro le ha salido por la culata, pues estos niñatos que tanto pretenden saber de sus derechos suelen ignorar que cuando presentan una de estas denuncias chorras consiguen, aparte de dar un mal rato del copón divino a sus señores padres, que la maquinaria de la Protección de Menores ponga su hogar bajo el punto de mira, con lo que suelen acabar internados en un centro.

 Aquí hay algo que no marcha. Hace unos días saltaba el escándalo porque la policía en Valencia (bajo las órdenes del un comisario criado en las mazmorras del franquismo) molía a palos a unos estudiantes que ejercían su derecho a poder manifestarse. Mientras tanto, un juez admite a trámite el despropósito que motiva esta entrada. ¿Cómo puede darse tamaño contraste? Estoy absolutamente atónito. En cualquier caso el mensaje que se da a los niños y jóvenes es demencial: “Importa una mierda cómo trates a tus padres, pero como se te ocurra salir a la calle a protestar te vamos a partir la cara”. Da gusto ver cómo desde los poderes democráticos se educa a los chavales para la construcción de una sociedad mejor.

jueves, 1 de marzo de 2012

UN BILLETE DE CINCUENTA EUROS

 Escuché un bonito cuento con moraleja la otra mañana en la radio:  Había un chico que pasaba una mala racha. Perdió el empleo, la relación con su novia le iba fatal… en fin, estaba al borde del colapso. El caso es que para desahogarse quedó con una amiga a tomar un café. Mientras él narraba sus penurias ella le miraba con infinita paciencia. Cuando hubo finalizado la retahila, la muchacha sacó un nuevecito billetón de cincuenta euros y le preguntó a su amigo si quería el billete.

 “Claro” respondió “son cincuenta euros”.

 Entonces ella arrugó el billete convirtiéndolo en un gurruñito que le cabía en la palma de la mano y preguntó si seguía queriendo el billete.

 “Pues claro” respondió él “siguen siendo cincuenta euros”.

 Ante tal respuesta su amiga dejó caer el billete arrugado en el suelo (ya saben ustedes como se pone el suelo de algunos bares) y no contenta con esto empezó a pisotearlo y a restregarlo contra el suelo (sin duda gozaba de una economía desahogada) hasta que quedó hecho unos zorros. Entonces le preguntó si seguía queriendo el billete.

 “¡Pues claro!” exclamó él ya algo mosqueado. “Por mucho que lo arrugues o lo ensucies, mientras no se rompa, sigue conservando su valor”.

 “Pues a tí te pasa lo mismo” declaró ella. “Por mucho que la vida te castigue y te machaque, mientras no te rompas, sigues conservando toda tu valía”.

 El cuentito venía a colación de los estragos psicológicos que el paro está causando entre nuestra población, como un moderno jinete del Apocalipsis. Mata autoestimas, destruye voluntades y convierte a muchas personas en un pálido reflejo de sí mismas.   Durante demasiado tiempo el parado ha estado estigmatizado, tildado de holgazán por la rotunda sentencia de “quien quiere trabajar, trabaja”. En una coyuntura económica en la que se destruyen empleos a cientos, esta afirmación tiene cada vez menos peso. Hoy día quien quiere trabajar tiene muchísimas papeletas para pasarse mucho tiempo sin trabajar, al menos con un contrato digno… y los que estamos trabajando vivimos en la cuerda floja, que el tema pinta mal y no parece que vaya a mejorar, al menos de momento.

 En este triste panorama se vuelve prioritario reivindicar la dignidad de la persona apostando por estilos de vida que dejen atrás la cultura de la posesión de bienes materiales como signo de nivel social. No me tengo por catrastofista, pero… ¿y si este estado de corrupción política descarada, voracidad bancaria y empresarial desenfrenada y crisis de valores generalizada fuese el principio del fin de la sociedad occidental tal y como la conocemos? ¿Y si lo que acabe como nosotros no vaya a ser el holocausto nuclear, ni el cambio climático, sino la propia demencia de una sociedad que se degrada a sí misma? Por lo pronto bien haremos en dedicarnos a cuidar a aquellos que nos rodean para que no nos olvidemos de la propia valía, no sea que todos acabemos como billetes de cincuenta euros rotos en el suelo de un bar ficticio cualquiera.

HITLER, EL INCOMPETENTE