domingo, 30 de diciembre de 2012

NIÑOS Y MOTOSIERRAS


Mi amigo Fernando Rodríguez colgaba en Facebook el otro día una publicación  del diario digital “El Imparcial” que daba cuenta de la condena a prisión por un tribunal colombiano de Freddy Rendón Herrera, alias “el alemán”, uno de los jefes de las Autodefensas Unidas de Colombia (AUC), grupo paramilitar de extrema derecha. El delito de este deshecho humano: haber reclutado a 309 niños para su siniestra organización. Conviene tomar conciencia del contexto. Hablamos de Colombia, un estado que vive en permanente guerra civil desde los años sesenta. Una guerra absurda (si es que hay guerra que no lo sea) entre el gobierno y guerrillas de izquierda como las FARC (Fuerzas Armadas Revolucionarias de Colombia) con un tercer bando muy variopinto para acabar de complicar las cosas, constituido por terratenientes, narcotraficantes y  grupos paramilitares de derechas que según convenga se alían o se aniquilan unos a otros o se cargan a cualquiera que los moleste. Por tanto es fácil suponer que el amigo Freddy no iba a llevar a los niños que reclutaba a un campamento Scout precisamente. Sobre todo si aportamos el dato de que las AUC son (o fueron, o no se sabe, pues el proceso de desmovilización de los paramilitares ha sido y es bastante confuso) uno de los grupos más sanguinarios de Colombia, existiendo informes de prensa que afirman que entre los años 1999 y 2000 llegaron a perpetrar un asesinato múltiple cada dos días (campesinos, periodistas, opositores políticos, etc.) Especialistas además en el uso del terror hicieron del uso de moto sierras para asesinar y descuartizar a sus víctimas una de sus especialidades. Llevaban a los campos de entrenamiento a campesinos maniatados para que los reclutas se curtieran en las técnicas del asesinato. ¿Imaginan a un grupo de chavales siendo “instruidos” en el modo de descuartizar y hacer desaparecer un cuerpo humano?

 Noticias así me cortan el aliento. Hay gente que vive sus vidas cotidianas con el telón de fondo de esa violencia brutal. Inmersos en esas realidades crecen y forman familias. Aquí en España, donde mientras medio mundo vive en la miseria hemos disfrutado del estado del bienestar he oído decir a gente bien comida, bien vestida y con un techo sobre su cabeza que la cosa está muy mal como para traer hijos al mundo. No, no me malinterpreten, no quiero caer en el simplismo de que no nos podemos quejar porque en otras partes viven peor. No se trata de eso. Se trata de que si en un país donde la atrocidad ha llegado a cotas tales como las que he descrito hay gente que vive y crece y se las apaña para ser feliz o al menos tan felices como podamos considerarnos usted y yo, tanto usted como yo tenemos mucho que aprender de esa gente.

 Hoy es el último día del año, un año muy malo para España, un año ni mejor ni peor para millones de personas víctimas de la injusticia  y de la opresión desde hace décadas. Ojalá nos traiga a todos aunque sea un poquito de lo que necesitamos, por lo menos la sabiduría para hacer lo que debemos.

martes, 25 de diciembre de 2012

OTRA VEZ ES NAVIDAD (y II)


 Ayer noche seguí con gran interés el mensaje de navidad del rey y es el primer año que lo hago, pues francamente tenía curiosidad por cómo iba a desenvolverse con la que está cayendo. Lo cierto es que mi decepción fue supina, pero tampoco sé que demonios estaba esperando. El rey no pudo ser más anodino en su discurso: vagas expresiones de ánimo y una insólita recomendación sobre creer en la “política con mayúsculas”. Por favor, que alguien me indique por donde está esa política con mayúsculas, política de estadistas que pongan el interés de los ciudadanos por encima de todo. Que alguien me indique dónde está porque yo no la veo por ninguna parte. El Borbón, jefe de estado, se revela como un hombre de paja más, vendido al poder económico como todos los “hombres de estado” que se arrastran por las cloacas del poder. Ya ni los símbolos sirven para nada. No, si al final me volveré republicano por pura inercia de los acontecimientos.

 Esta mañana el día de Navidad ha amanecido gris y plomizo, pero un sol esplendoroso luchaba por brillar tras el manto de nubes. Creo que así es como están las cosas. Todo pinta mal, pero la gente de bien se sigue esforzando por poner al mal tiempo buena cara. Muchas personas viven la Navidad como una época para la esperanza. Para mí es un tiempo como los demás, pero se torna especial en tanto resulta significativo para otras personas, entre ellas algunas que quiero y en tanto resulta que tiende a sacar lo mejor de muchas personas. Este año hemos vuelto a poner el árbol y a mi hija le ha encantado. Por muy mal que vayan las cosas estoy aprendiendo a ser tolerante con la navidad, por lo menos en cuanto a lo que tiene de buen invento.

lunes, 24 de diciembre de 2012

OTRA VEZ ES NAVIDAD (I)


 Esta noche muchas personas se reunirán a cenar junto con sus seres queridos. Es tradición, pero lo es desde mucho antes de la aparición del cristianismo. Aproximadamente desde el siglo tercero antes de cristo, en la antigua Roma se celebraba la fiesta de las Saturnales. Era una fiesta religiosa, pues se dedicaba al Dios Saturno, pero también puramente popular, pues celebraba el final de las labores agrícolas, momento en que las familias tenían más tiempo libre y podían dedicarse a festejar. También se celebraba el fin del periodo más oscuro del año y el inicio nuevamente del alargamiento de los días (25 de diciembre, solsticio de invierno). Casas y calles se iluminaban por las noches con lámparas y antorchas, se daban grandes comilonas y se intercambiaban regalos. Era costumbre también contar historias de miedo junto al fuego del hogar y se rompían las barreras sociales para facilitar el cachondeo generalizado (esclavos incluidos). Tenían pues estas fiestas mucho de carnavalesco y no era raro que las cosas se salieran de madre. ¿Les recuerda algo?

 Cuando el imperio romano se volvió cristiano, costó Dios y ayuda que la gente se desprendiera de un festejo tan arraigado y la emergente iglesia romana optó por una de sus artimañas de marketing favoritas: sacralizarla. Pero para sacralizar unas festividades tan apreciadas en el imaginario colectivo era preciso sacar la artillería pesada y se situó en la noche culmen del festival algo tan importante como el nacimiento del redentor. ¿No les parece un poco tonta la discusión sobre si Jesús nació o no en Belén la víspera del 25 de diciembre?  Sin embargo la palma de la tontería se la ha llevado este año el papa, afirmando en su reciente libro sobre la infancia de Jesús que en el portal de Belén no había mula ni buey. Supongo que él estaba allí para verlo, suponiendo que Jesús naciera en un establo de Belén.

 Hoy día las fiestas navideñas al margen del hecho puramente religioso parecen un renacimiento de las antiguas saturnales: regalos, fiestorros y excusas para coger una curda. Sin embargo, este año, la precaria situación económica que vivimos da a la navidad un tinte extraño. Por un lado, la ofensiva publicitaria que trata de incitar al consumo es más desesperada que nunca. Jamás vi tal acumulación de folletos publicitarios en mi buzón, ni tanta presión mediática haciendo  hincapié en que los artículos de marca son lo mejor del mundo. La llamada masiva al consumismo parece doblemente perversa y patética en un momento en que cada vez más gente tiene menos dinero para gastar y las familias son expulsadas de sus casas por no poder pagar sus hipotecas. Es de locos.

 Sin embargo, parece que la solidaridad es una otro tipo de locura que cada vez parece más extendida. Las campañas de recogida de alimentos en estas fechas han tenido un éxito sin precedentes. Algún descreído más recalcitrante que yo, que sin duda lo hay, pensará que esto no tiene importancia, que donar alimentos en una campaña es un acto intrascendente cuyo único fin es lavar la propia conciencia. Prefiero un millón de conciencias inquietas con necesidad de lavarse que un millón de conciencias dormidas. Si hay tantas conciencias con necesidad de lavarse puede que esta sociedad esté un poquito menos enferma. Pero no, la solidaridad está aumentando. Es una necesidad.

 (Continuará)

jueves, 20 de diciembre de 2012

La Iglesia y yo (y II)

 Algo que siempre me ha maravillado del catolicismo más rancio es su gran facilidad para ver ciertas cosas como intrínsecamente buenas o malas (y lo pregonan a los cuatro vientos). La homosexualidad es intrínsecamente mala, el matrimonio tradicional es intrínsecamente bueno, la eutanasia es intrínsecamente mala, el aborto es intrínsecamente malo…
 No hay matices, no hay reflexión sobre cada caso. Todo es dogma. Curiosamente nunca he oído de un comunicado por parte de la Conferencia Episcopal o del Vaticano en el que se pronunciaran de manera tan clara sobre la economía de mercado, por ejemplo, que tanto dolor causa al cimentarse sobre la pobreza y la explotación de millones de seres humanos.
 Hace unas semanas, la Conferencia Episcopal tildaba al matrimonio homosexual de “injusto” e instaba a derogarlo. La supuesta injusticia se basa en que la definición legal de matrimonio ha quedado especificada como la unión entre dos personas denominadas cónyuges, sin que exista reconocimiento oficial de los términos “esposo” y “esposa”. También se supone injusto el negar el derecho a los niños de tener un padre y una madre. Yo, en mi ingenuidad, tiendo a creer que lo que los niños necesitan es un entorno estable, donde exista el respeto, el amor y la educación en valores humanos. La existencia de un padre y una madre no asegura que tales condiciones se den, así como la existencia de dos papás o dos mamás tampoco asegurarían lo contrario. Con esta defensa a ultranza de la familia tradicional ¿acaso pretende otra cosa la Conferencia Episcopal que seguir estigmatizando la homosexualidad, crimen nefando a ojos de Dios? (¿de qué Dios, de ese que es todo amor? ¿Cómo va a rechazar ese Dios a dos personas por el hecho de amarse?).
 El asunto del aborto es también un campo en el que los integristas cristianos, los llamaré así, se despachan a gusto. Los grupos pro vida no dejan resquicios, el aborto es siempre un crimen desde el mismo momento de la concepción.  Me maravilla esta capacidad para desligar las creencias de las personas y así estigmatizar a éstas. Yo no me considero abortista, de hecho, la idea de practicar un aborto es algo que me da escalofríos y por mi profesión he podido saber de los efectos psicológicos que tal decisión puede generar en una mujer. Pero ¿podemos sin más obligar a gestar y dar a luz a mujeres que no van a estar preparadas para la maternidad? Yo no me creo en posesión del derecho a imponer tal cosa. Se creen con tal derecho aquellos que piensan que su determinación está inspirada por Dios. Desde mi punto de vista tal creencia anula toda racionalidad y obliga a ver la vida a través de un tubo.  Lo mismo ocurre con la eutanasia. ¿Con qué autoridad un señor decide que otro cuyo cuerpo se muere lentamente con padecimientos que no está dispuesto a soportar no tiene derecho a poner fin a su vida de manera rápida e indolora? ¿Si su persona más querida le pidiese una muerte rápida para terminar un sufrimiento que no lleva a nada, perdida ya toda esperanza, usted se la negaría? Ignoro si yo tendría el aplomo para llevarlo a cabo, pero tampoco me veo respondiendo a esa persona que debe tener paciencia y resignación porque el suicidio es un crimen nefando a ojos de Dios. (¿De qué Dios?)
 En otro artículo de este blog, afirmaba que la Iglesia es muy necesaria por la labor social que realiza (supliendo buena parte de lo que debería hacer el Estado). Sinceramente lo sigo pensando y también pienso que, a ciertos niveles, lleva a cabo una auténtica educación en valores. No obstante, a otros niveles da una visión de Dios absolutamente cruel, alejada de la realidad humana y del auténtico sufrimiento de la humanidad. Si cuando muera me presento ante Dios y descubro que realmente es así… bueno, creo que me volveré ateo.

domingo, 16 de diciembre de 2012

La Iglesia y yo (¿Primera parte?)


 Ahora que mi hija se ha empeñado en hacer la Primera Comunión, sabe Dios por qué, me veo en la tesitura de tener que acompañarla a misa todos los domingos. Porque pasan lista ¿saben? Supongo que la culpa la tengo yo, por haberla bautizado y haberla metido en un colegio de la fundación diocesana. Cometí este acto por dos razones, principalmente. Una de ellas fue la que es un centro mucho menos masificado que el centro público que me corresponde por la zona. Otra razón fue mi suposición de que el profesorado, por aquello de ser personal contratado y no funcionarios, estarían más motivados. La tercera es que yo mismo estuve en un colegio religioso y tuve la oportunidad de descubrir la fe. No veo razón para negar tal oportunidad a mi hija.

 Lo cierto es que me parece bien que en la parroquia donde mi hija va a hacer la comunión exijan la asistencia a la misa dominical de los niños comulgantes. ¡Si quieren hacerla que se lo curren!  Y si no, que la hagan por lo civil (1), o mejor, que no la hagan.

 Sin embargo, para mí supone una dificultad todo esto, porque es que he perdido la fe. Al menos la fe tal y como la entendía en mis tiempos de cristiano practicante. Para serles franco, nunca me paré a pensar demasiado en todo lo que le fe católica exige creer a aquellos que militan en sus filas y que resumiremos en el Credo,  La mayor parte del cual se me empezó a atragantar y provocó (aparte otras razones) mi alejamiento personal de la Iglesia.

  Yo creo en Dios. Creo en la existencia de un ser supremo, creador del universo, inherentemente bueno. No me pregunten por qué. Simplemente creo y ya está. En eso debe consistir la fe. Pero si hoy alguien me pregunta si soy cristiano católico, tal y como fui bautizado, deberé responder que no, ya que poder responder que sí debo creer a pies juntillas que Dios se divide en Padre, Hijo y Espíritu Santo; que María concibió y dio a luz siendo virgen por obra y gracia del Espíritu Santo y que Jesús (hombre y Dios al mismo tiempo), después de morir crucificado, se levantó de su sepulcro para subir a los cielos en cuerpo y alma.  Miren, me parece que a los musulmanes se lo ponen mucho más fácil. Sólo tienen que creer que no hay más Dios que Alá (o sea, Dios, el mismo Dios al que rezan cristianos y judíos) y que Mahoma es su profeta. Como fe, es bastante más simple.

 Por otra parte, pienso que si Jesús de Nazaret hubiese sido un hijo fruto del amor de María y José, con hermanos y hermanas y que se hubiese casado con María Magdalena antes de perecer en el horrendo suplicio de la cruz, ello no restaría ni un ápice de validez al mensaje de los evangelios.

 No voy a entrar a en las críticas que se le han hecho a la Iglesia sobre sus incongruencias con los valores que dice defender. Otros han escrito sobre ello sobradamente. Pero si diré que echo en falta una toma de posición clara, pública y difundida de los pastores de la Iglesia, desde el papa al último cura, sobre los conflictos sociales que vivimos hoy día, sobre la rapacidad de la clase política, de la banca y de los grandes empresarios, sobre el dolor que están causando, con una condena hacia ellos al menos tan virulenta como la que están lanzando contra el matrimonio homosexual. Será que la infalibilidad del papa en materia doctrinal (dogma de fe desde el Concilio Vaticano I de 1870) es tan sorda y ciega cuando hablamos del sufrimiento humano más inmediato como cruel y despiadada cuando una persona se enamora de alguien de su mismo sexo.

 ¿Continuará?

(1)  Pincha aquí, esas cosas existen.

martes, 11 de diciembre de 2012

LA MADRE DE LOS PROGRAMAS INFORMÁTICOS


 La falta de originalidad de tener Google como motor de búsqueda predeterminado en el PC hace que te enteres de cosas interesantes, gracias a esas ilustraciones que sustituyen al logotipo habitual cuando se conmemora algo. En este caso me permitieron acercarme a la figura de Ada Lovelace, la primera programadora informática de la historia, nacida en ¡1815!

 Ada Augusta Byron King (su nombre de soltera) era la única hija legítima de George Gordon Byron, el famoso Lord Byron, aristocrático y calavera poeta y aventurero que tuvo a bien casarse con la madre de Ada, Annabella Milbanke, dejarla embarazada y partir al poco tiempo de Inglaterra para no volver jamás, vivo al menos. Eso no gustó nada a la abandonada esposa, que desarrolló cierta tirria hacia los artistas en general y los poetas en particular, procurando que la educación de su hija se decantase hacia la ciencia, cosa rara en aquella época tratándose de una niña, incluso en una familia rica, que era el caso. Las semillas encontraron terreno abonado y Ada desarrolló especialmente gusto por las matemáticas.

 Cuando uno ve retratos de Ada Lovelace se encuentra con la imagen típica de una dama de su época, con el vaporoso vestido, la exagerada palidez y el gesto lánguido incluido, además, era bastante mona la muchacha. Uno se la imagina tomando el té, jugando al cricket con una amplia pamela que la proteja del sol o bailando un vals con un apuesto caballero; nunca rodeada de libros y papeles y enfrascada en sesudos estudios.

 Un momento crucial en su vida fue el día en que le presentaron a Charles Babbage, prestigioso profesor de matemáticas de Cambridge, que estaba desarrollando una misteriosa máquina analítica, un monstruo de treinta metros de largo por diez de ancho e impulsado a vapor, cuya finalidad sería la realización de complicados cálculos. En teoría estaba bien, pero en la práctica los problemas de mecánica y de diseño dieron al traste con el proyecto, lo cual no impidió que Babbage y Ada sentasen las bases de la informática; él en la concepción y diseño de dispositivos y ella en la elaboración de las series de instrucciones para que dichos dispositivos cumplieran sus funciones. Resumiendo y para entendernos Babbage sería el padre del hardware y Ada la madre del software. El trabajo de ambos inspiró por los equipos técnicos que desarrollaron los primeros (y mastodónticos) ordenadores durante y tras la Segunda Guerra Mundial. Fue la suya una colaboración fructífera, demasiado según las malas lenguas y es que se habló de adulterio. Ella estaba casada con William King, primer Conde de Lovelace y al parecer éste la abandonó poco antes de que ella muriese a los 36 años, por un cáncer de útero.  Algo del espíritu libertino de su padre debió pasar a la hija pese a los desvelos de su madre, pues era aficionada al juego (acumuló cuantiosas deudas por este motivo) y a la bebida y además se labró entre la buena sociedad fama de ligerilla de cascos. Pidió ser enterrada junto a su padre en la iglesia de Santa María Magdalena en Hucknall, condado de Nottingham. Esto tuvo que ser el remate de los tomates para su pobre madre.

 Resulta curioso que estemos en deuda con tan controvertido personaje por motivos tan dispares. Por un lado le debemos que nuestras vidas estén controladas por una maraña de redes informáticas y por otro que esas mismas redes nos permitan tener acceso a cantidades ingentes de información e incluso poder publicar nuestros desvaríos en un blog. El siglo XIX fue detonante de una transformación brutal del mundo que aún no se ha detenido y visto lo visto   me da por pensar que quizá nos  hubiese ido mejor si Lady Lovelace se hubiese dedicado a tomar té y jugar al cricket y Mr. Babbage se hubiese contentado con ser un buen profesor y no ir de visionario por la vida. En fin. Lo hecho, hecho está. A apechugar.

jueves, 6 de diciembre de 2012

LO SERIA QUE ES LA ADICCIÓN


Leía hoy la noticia de que un hombre de cuarenta y pocos años, rehabilitado de un trastorno por dependencia a sustancias, colaborador en una entidad de apoyo a personas con adicciones y apoyo fundamental para su padre invidente va a tener que ingresar en prisión (probablemente ya esté dentro a estas horas) por dos delitos de tráfico de drogas.  Lo más sangrante es que el consejo de ministros ha rechazado la petición de indulto en dos ocasiones, el mismo consejo de ministros que indultó hace unas semanas a cuatro mossos d´esquadra condenados por torturar a un hombre de nacionalidad rumana.  Se ve que haber abandonado el consumo de drogas y todo el estilo de vida asociado, así como haberse reinsertado en la sociedad no constituye mérito suficiente para que estos adalides de la justicia concedan una segunda oportunidad. Siete años de cárcel es lo que estos importantes señores creen que es lo justo. La adicción le ha salido terriblemente cara a este hombre.

 Sin embargo, la adicción no le sale tan cara a todo el mundo. Hace unos días se pudo ver a Belén Esteban, apodada la Princesa del Pueblo reapareciendo en la cadena de televisión donde tantos lamentables momentos protagonizara haciendo alarde de su chabacanería y ordinariez. Había desaparecido durante unos meses y en el programa se dio a entender, sin decirlo directamente, aumentando así el interés, que había caído en el abuso de drogas. Lágrimas, abrazos, ovaciones del público y demás lindezas se sucedieron para deleite de los tele adictos. Yo estaba sentado ante el ordenador, mirando de vez en cuando la pantalla de la tele por el rabillo del ojo y me volví hacia mi esposa.

 -¡Te lo dije! –exclamé- Te dije muchas veces que la Esteban se drogaba.

 Mi esposa había mostrado su desacuerdo conmigo a este respecto en más de una ocasión, pero el deterioro físico y comportamental que mostraba la buena señora era notorio y progresivo. Estaba cantado, para entendernos. Y ahora resulta que doña Belén desaparece de la circulación durante tres meses y luego va y se presenta en un plató, fresca como una rosa, alardeando de un control toxicológico negativo, lamentándose de lo mal que lo ha pasado y  pidiendo perdón a todo el mundo por haberse comportado como una verdulera. Ya está. Telecinco alcanzó esa noche una audiencia del 20% y las cifras sobre los honorarios de la señora por tan estelar aparición  que barajan diferentes medios oscilan entre los 30.000 y los 80.000 euros. Desde luego, enganchada a la cocaína y todo, Belén Esteban es para Telecinco  la gallina de los huevos de oro.

 Ambos ejemplos son extremos de la irresponsabilidad y la hipocresía con que determinados sectores de la sociedad encaran el problema de las adicciones, ya sea con el castigo más despiadado, dejando aparte cualquier consideración o desde la superficialidad más absoluta, ignorado el hecho de que un trabajo de crecimiento personal (lo único que puede mantener a una persona adicta lejos del consumo a largo plazo) dura años; que es una falacia decir que alguien se rehabilita por ir a un terapeuta durante unos meses; que la aplicación ciega de la ley destroza vidas y que se condena con más dureza en los juzgados a quien vendió un par de papelinas hace cuatro años que a quien le partió la cara a su esposa hace cuatro meses.

 La única manera seria de aproximarse al fenómeno de la adicción es hacerlo a la luz de lo que sucede dentro de las personas. La rehabilitación es dura y es algo a lo que hay que valorar y apoyar. Sin embargo las más veces los medios dan una visión trivial y deformada y las instituciones no resultan precisamente un apoyo. Los que nos tomamos el asunto en serio, seguimos trabajando.

sábado, 1 de diciembre de 2012

VAMPIROS EN LA HABANA

  Esta semana ando algo alicaído, será por la proximidad de la Navidad, cuyo oropel decadente me deprime cada vez más. Tengo un par de artículos en la mente que, como en un parto difícil, se resisten a salir. De modo que voy a inaugurar el mes de diciembre proponiéndoles algo ligero que al menos a mí me ha relajado algo la mente y alegrado el semblante: una película de dibujos animados, pero no una película cualquiera, una película irónica, gamberra, un poco tétrica y con un puntito de mala leche: Vampiros en la Habana.
 Vi esta película hace bastantes años, cuando en España sólo había dos cadenas de televisión la pusieron una noche en la segunda y me encantó. Hace pocos días me la encontré casualmente en Youtube y volví a verla, enterándome de que existe una segunda parte. Fue dirigida en 1985 por Juan Padrón, cineasta y dibujante cubano licenciado en Historia del Arte. La producción corrió a cargo del Instituto Cubano de Arte e Industria Cinematográficos, con la colaboración de Radio Televisión Española. Padrón también fue el guionista. La película narra las luchas por el poder entre los vampiros europeos y los americanos, residiendo la clave de todo en una fórmula que permite que los vampiros puedan andar a la luz del sol. El conflicto se decidirá en la Habana donde vive Pepe, el protagonista, nacido como vampiro pero ignorante de su condición ya que la fórmula le ha permitido llevar una vida normal… bueno, casi normal ya que alterna actividades como tocar la trompeta en un club y jugarse el tipo como opositor político a la dictadura de Gerardo Machado, a principios de la década de los treinta.
 Para los que crean que el cine iberoamericano es un pestiño, Vampiros en la Habana supondrá toda una revelación, porque es divertida y trepidante. Además, en una época como esta en la que toda película de dibujos animados que salta a las carteleras es un producto sintético generado por potentísimos ordenadores, esta pequeña joya nos devuelve a la época en la que el cine de animación se realizaba sobre fondos pintados a mano, filmando el movimiento las figuras fotograma a fotograma. Arte y artesanía se daban la mano para crear magia. La banda sonora, en la que la trompeta con sordina tiene el peso principal, es buenísima; el guión, lleno de golpes de humor, es ingenioso y los diversos acentos de los actores que ponen la voz componen un cuadro lleno de matices. Sólo hay que buscarla es Youtube, tanto la primera como la segunda parte, pero les ahorro el trabajo y les dejo ambas aquí. Que las disfruten.

lunes, 26 de noviembre de 2012

UN COLLAGE PARA VOLVERSE LOCO


En un rincón de un parque cualquiera, en una ciudad cualquiera, un hombre que vive en la calle cuenta su triste historia a cualquiera que quiera escucharla. Se llama Miguel y quemó su juventud en los barcos atuneros. Mucho trabajo y poca paga que demasiadas veces acababa castigándole el hígado y el cerebro convertida en vino del barato o algo más fuerte si así encartaba. En su relato se mezclan malas mujeres, malos hombres y mucha indulgencia para sí mismo. La culpa siempre es de otro. Pide al solitario viandante que le escucha si puede traerle un bocadillo al día siguiente, al mismo día y a la misma hora. El viandante lo promete y cumple al día siguiente, pero Miguel no aparece. La demencia debe haber engullido el recuerdo del día anterior, como de todos los días que siguieron al momento en que su consciencia empezó a resquebrajarse.

 Un domingo cualquiera, en una iglesia cualquiera, un católico de expresión beatífica escucha devotamente la palabra y recibe la comunión. No hace mucho tiempo explotaba varios servicios automáticos de alquiler de DVDs con el inevitable catálogo de vídeos pornográficos. Eso fue antes de que la piratería informática mandase su negocio al infierno.  Que la mano derecha no sepa lo que hace la izquierda.

 Una tarde cualquiera, en un estanco cualquiera, una niña de siete u ocho años entra con un billete de veinte euros pidiendo cambio. El estanquero toma el billete y lo examina brevemente, pero ya sabe lo que hay: es falso. No es la primera vez. La madre de la niña la espera sentada en un banco de la plaza cercana. El estaquero le devuelve el billete a la niña y por enésima vez le dice que vaya y le diga a su madre que el billete no es bueno. La niña protesta con descaro. Ya apunta maneras.

 En un teatro cualquiera, una artista (que no es una artista cualquiera) canta por amor al arte para recaudar fondos que ayuden a un grupo de profesionales a recuperar mentes y vidas que han perdido el rumbo. Los recortes de una administración rapaz amenazan con cortar las alas a aquellos que luchan por el bien común, que tratan de construir una sociedad mejor ayudando a las personas a ser mejores.

 Todo esto ocurre en la misma ciudad, la mía, en cuarenta y ocho horas. Almas rotas, almas hipócritas, almas abandonadas y almas nobles que se luchan contra viento y marea. Todas juntas componen un collage abigarrado de claroscuros brutales que se multiplica en un gigantesco caleidoscopio por todo el planeta. Asomarse a los informativos marea y da vértigo. ¿Qué nos queda?

 Queda usted, quedo yo… quedamos los que no perdemos la esperanza.

miércoles, 21 de noviembre de 2012

GALA BENÉFICA EN BENEFICIO DE PROYECTO HOMBRE MÁLAGA


 Hoy me dirijo a ustedes para pedir su ayuda. Ya he mencionado en alguna ocasión que trabajo en el programa terapéutico Proyecto Hombre de Málaga, dedicado al tratamiento de las adicciones. Se trata de un programa con una andadura ya respetable, de más de 25 años, que ha ido creciendo y evolucionando al mismo ritmo que la sociedad a la que sirve. Sin embargo, en la actualidad empieza a acusar el mordisco de la crisis económica, como tantas instituciones y colectivos. Buscar recursos para mantener el servicio abierto y a pleno rendimiento se convierte en una tarea ardua y uno de los medios utilizados para ello es la organización de eventos, como en el caso que me ocupa al escribir estas líneas.

 
 El próximo domingo, día 25 de noviembre, tendrá lugar en el Teatro Cervantes de Málaga a las 19:30 horas una Gala Benéfica organizada por la cadena de televisión local PTV, que contará con la presencia de la cantante Joana Jiménez, ganadora de la primera edición del programa emitido por Canal Sur Televisión “Se llama copla”.  Sin embargo no se trata de una artista novel, sino de una trabajadora de la música con una sólida formación, ya que estudió solfeo en el Conservatorio Superior de Sevilla y ha cultivado también el baile. Lleva actuando desde los ocho años, ha publicado varios discos y ganado diversos concursos, aparte del ya mencionado, entre ellos el primer premio en el Homenaje a la Niña de Écija. Generosamente actúa este domingo por puro amor al arte, ya que toda la recaudación será donada al programa terapéutico.

 Les guste la copla más o menos, les animo a la asistencia, ya que el lenguaje de la música es universal en sus diversas formas y la música en vivo siempre se disfruta de un modo especial. Y si no les fuera posible estar presentes, consideren  la adquisición de una localidad de la fila cero, la fila de los ausentes físicamente, pero presentes en su afán solidario de ayudarnos a seguir luchando contra las adicciones. Las localidades pueden adquirirse también en las oficinas centrales de Proyecto Hombre Málaga en el nº 4 de la calle Eduardo Carvajal de la misma localidad.

 Miren, sé que no soy objetivo en absoluto al escribir lo siguiente, pero lo haré de todas maneras, porque este es mi blog y escribo en él lo que me viene en gana. Hay que luchar por Proyecto Hombre porque es  esperanza y sabe Dios que hace mucha falta.

 Gracias a todos y a todas.

martes, 20 de noviembre de 2012

SUFRIENTES


He pasado más días que de costumbre sin escribir porque he estado muy liado y además al final he terminado muerto de agotamiento. No es una disculpa. Es un hecho.

Alguien definió la psicología como la ciencia que estudia el comportamiento humano, sin embargo yo creo que lo que da un sentido a su existencia es el alivio del sufrimiento humano. Para eso entré en la facultad hace veinte años y para eso voy a trabajar todos los días. Quizá algunas personas se sobrecogerían si pudiesen sentir en carne propia la intensidad del sufrimiento que se agazapa dentro de quien llega a la comunidad terapéutica para tratar sus problemas de adicción.

 El sábado regresé a casa después de pasar dos días trabajando con un grupo de veinte usuarios de la comunidad junto con una compañera de equipo. La temática del trabajo terapéutico a trabajar era delicada y no la mencionaré. Baste decir que dentro de aquella casa los terapeutas sólo nos limitamos a acompañar a aquellas personas en su ardua tarea de exteriorizar el dolor e iniciar un duro camino para integrarlo en su psique de la manera más equilibrada posible. El proceso que ha de seguir un alma atormentada para aceptar todo lo que rechaza de  sí misma es largo y accidentado.

 Como he dicho, regresé a casa molido como la pimienta, pero pletórico, satisfecho y agradecido de que un grupo de usuarios y de sus familiares nos hayan dejado aportar un pequeño granito de arena en sus historias personales. Se siente uno abrumado por la conmovedora necesidad que se ve en ellos de dejar de sufrir por sufrir.

 Los que trabajamos en esto tenemos claro que nosotros no aliviamos nada, sólo acompañamos a otros mientras se alivian a sí mismos. Esa es la función del terapeuta. Sé que en los tiempos que vivimos con crisis económica, paro, desahucios, dos millones de niños viviendo por debajo del umbral de la pobreza y toda la realidad atroz que amenaza con arruinar nuestra sociedad, pueden parecer insignificantes los dramas personales de personas que han errado su camino; sin embargo es así justamente, sólo parecen insignificantes. A veces, cuando paseo a los perros por la noche, mi mirada se eleva hacia las ventanas iluminadas de los edificios y me pregunto cuanto mal anida detrás de ellas. Antes o después una parte de ese mal entrará por las puertas de la comunidad terapéutica. Así ha sido, es y será con o sin crisis.

miércoles, 14 de noviembre de 2012

A HUELGAZO LIMPIO... OTRA VEZ

 Miren, hoy que ha sido día de huelga general, la segunda en lo que va de año, yo he ido a trabajar. ¿Por qué? Porque me ha dado la gana. Sencillamente por eso. Porque trabajo en una ONG, porque presto un servicio público, porque unos sindicatos que no me representan no tienen derecho a decirme lo que tengo o lo que no tengo que hacer... en definitiva, porque soy libre y los sindicatos en este país coartan la puñetera libertad individual de las personas.

 No voy a hacer valoraciones sobre la huelga. Eso lo dejo para los periodistas pelotilleros (los serios son otra cosa), los políticos y demás gentes de mal vivir que gustan de hablar por hablar. Además,  estoy demasiado cansado después de una guardia. Sin embargo no me privaré de decir que no sé que es más patético: un piquete "informativo" apedreando camiones o esos periodistillas de tres al cuarto, tertulianos que proliferan por esos programas asquerosos destinados a  modelar la opinión pública. Resultaba absolutamente patético verlos en visperas de la huelga haciendo todo tipo de bromas fáciles sobre los sindicalistas, tachándolos de esto o de aquello, como si el poder al que ellos sirven fuera inmaculado. Especialmente patética ha resultado la patronal, advirtiendo sobre el brutal coste económico de un día de huelga. En una tertulia de radio, fijense, un economista independiente (que los hay) decía que si en España un día de huelga supusiese tantas pérdidas querría decir que la actividad económica estaría tan desarrollada que crecería a razón del 50% anual. O sea, el presidente de la patronal es un embustero. Tan embustero como los dirigentes sindicales que estiman el seguimiento de la huelga en un 75% mientras que el descenso en el gasto eléctrico (indicador irrefutable sobre un descenso en la actividad industrial) no ha llegado hoy al 12%. ¡Y qué me dicen del PSOE apoyando la huelga! Sencillamente grandioso.

 Periodistas pelotilleros, políticos, empresarios trápalas, banqueros, sindicalistas de puño en alto... un atajo de facinerosos que sólo buscan arrimar el ascua a su sardina. Sólo quiero una cosa: que me dejen en paz.

sábado, 10 de noviembre de 2012

SUICIDADOS


   Hace muchos años leí en una revista una viñeta del gran humorista gráfico y escritor Jaume Perich Escala, “el Perich”, como solía firmar. En ella se representaba a sí mismo junto a un precipicio diciendo: “¡Qué ganas tengo de que alguien se caiga por aquí y se mate para que pongan de una vez la valla protectora!”. Que Dios lo tenga en su gloria, pues falleció en 1995. Su agudo sentido del humor nos habría venido muy bien en estos aciagos momentos.

 Así es como funcionamos en este país… cuando funcionamos. Esta vez ha sido preciso que salte por un balcón una ex concejal de un partido mayoritario acosada por una orden de embargo y con los agentes judiciales pulsando en el portero electrónico para que los politicastros de turno desplacen sus culos  y se pronuncien públicamente sobre la brutal y arcaica ley hipotecaria vigente en este país y tomen alguna medida… que ya veremos en qué queda al final. El mes pasado se suicidó en su casa, la víspera del desahucio, un quiosquero granadino y no hubo tal reacción. “Es que se trata del segundo suicidio por un desahucio en menos de treinta días” dirá algún bienintencionado políticamente correcto. Lo que es yo, que como muerto de hambre que soy me puedo dar el lujo de ser políticamente incorrecto, dudo que se hubiese armado tal revuelo entre la clase política si el segundo suicidado hubiera sido un albañil en paro con tres hijos pequeños.

 En cualquier caso, la muerte de un ser humano es una tragedia, se mire como se mire, sin embargo esta muerte tiene algunos detalles francamente sórdidos. Amaia Egaña se encontraba sola en su domicilio en el momento del desahucio. Estaba casada (con otro ex concejal) y ambos vivían con su hijo de 21 años. ¿Dónde demonios estaban los hombres de la casa? Un desahucio es una circunstancia que sacude hasta los cimientos la vida familiar, ¿cómo es posible que el marido se encontrara “trabajando” como se dice en la prensa, dejando a su esposa que afrontase en solitario la llegada de los agentes? Las respuestas van llegando a cuentagotas a través de los medios: el marido no sabía que la hipoteca iba a ser ejecutada. ¿Cómo es posible? ¿Qué volumen de deudas había acumulado esa familia para no poder afrontar la hipoteca con los dos cónyuges empleados y no precisamente fregando escaleras, pues cuenta la prensa que Amaia Egaña trabajaba en el departamento de recursos humanos de una empresa. El piso embargado en cuestión se encuentra en una cotizada zona de reciente construcción en Barakaldo, municipio que forma parte del área metropolitana de Bilbao. Llevaba un año a la venta en Servihabitat, el portal inmobiliario de La Caixa, por un precio de 233.180 € (precio que los vecinos consideran “moderado” para lo que se cobra a día de hoy en la zona ¡imaginen el precio al que tuvo que venderse en la época de vacas gordas!).

 Habrá quien piense que tengo muy mal gusto por expresarme en estos términos. Es posible que así sea, pero en este país los dramas sociales y familiares se llevan sucediendo todos los días desde hace años sin que a casi nadie le importe un pimiento. Muchas familias han ido a la puñetera calle y sólo se han movilizado por ellas las plataformas ciudadanas anti-desahucio exponiéndose a recibir los porrazos de la policía. Recientemente el poder judicial si que ha empezado a alzar su voz antes de que la pobre Amaia saltara por el balcón. La ley hipotecaria debe ser cambiada. 

 La historia de Amaia Egaña, sin duda alguna, es un drama personal, pues su voluntad de morir ha sido inequívoca y el método  elegido para ello expeditivo. Amaia Egaña no quería llamar la atención, quería morir, sin embargo su drama no ha sido el de la gente humilde aplastada por los poderosos. Su drama ha sido de otra índole y no por ello menos terrible, pero ha sido el que al final ha movido las voluntades.  ¡Qué le vamos a hacer! Parece que gracias a su suicidio alguien se ha acordado, como en la viñeta del Perich, que hay que poner la dichosa valla protectora. A ver si es verdad.

lunes, 5 de noviembre de 2012

SOBRE LAS BODAS Y LA INTOLERANCIA (y II)


 El que escriba sobre esto en noviembre, que no es precisamente época de bodas, obedece a un motivo muy concreto: dos señoritas muy significativas para mí se casan en el año que está próximo a empezar y lo van a hacer en toda regla, no de modo clandestino como un servidor. Es por ello que últimamente asisto a no pocas conversaciones sobre vestidos, convites, gestiones con el sacerdote y demás asuntos de importancia para el evento en cuestión. Conviene, por otra parte, que el lector conozca dos aspectos a tener en cuenta sobre mi persona: uno, en determinadas ocasiones soy un bocazas; dos, en demasiadas ocasiones doy por sentado que las personas de mi entorno han de compartir mi visión cínica y cruel sobre el mundo que me rodea. Hace pocos días lamenté ambas cosas. Ocurrió así: me encontraba inmerso en una de estas conversaciones con ambas señoritas a la vez cuando me enteré por ellas de que las casas de costura dedicadas a la venta de los carísimos vestidos de novia firman contratos de exclusividad para evitar que dos clientas no se casen con el mismo vestido el mismo día en espacios próximos.

 El comentario me surgió de lo más hondo, como si de un eructo se tratara.

 -¡Menuda gilipollez!

 -¡Es que tú eres muy radical!-replicó una de estas señoritas con una indignación que me cogió desprevenido-¡no todo el mundo puede casarse como tú en bermudas y sandalias!

 Me quedé de una pieza, dándome cuenta de que había metido la pata hasta el fondo. Farfullé una torpe disculpa y rogué por un agujero en el que esconderme como la rata miserable que fui. Preferiría que me frotasen sal en una herida antes que dañar sin razón a ciertas personas de mi vida. Esta señorita es una de ellas. Me había burlado gratuitamente de su ilusión de vivir un día muy especial, de ser una novia radiante y sentirse divina mientras a su novio se le desboca el corazón al verla acercarse del brazo de su padre. Eso con lo que sueñan un gran número de muchachas, eso con lo que puede que algún día sueñe mi propia hija. Pero naturalmente yo tengo un espíritu demasiado elevado para conmoverme por intereses tan mundanos.  Sufro demasiado por el calentamiento global, la crisis de Oriente Medio, las desigualdades económicas de este perro mundo y otros temas profundos y graves como para que me parezca importante el simple hecho de que una muchacha a la que quiero mucho le haga ilusión casarse de blanco. Eso es demasiado superficial para mí, demasiado vano…

 Señor, soy el menos sabio de los hombres.

 Una vez, hace muchos años, fui a una boda que se celebró en el campo y todos los asistentes llevamos algo de comer para la celebración. Fue muy hermosa y emotiva y no costó un duro (ya digo que fue hace muchos años). Además, la pareja que se casaba es un ejemplo de vida para mí  en cuanto a austeridad, coherencia, humildad y compromiso social. Sin embargo, ¿quién soy yo para establecer comparaciones? ¿Quién me ha nombrado  juez y árbitro de lo que es lícito o ilícito?

 Hace poco hemos visto a alguien que se ha creído juez de lo que es lícito o no y acabó organizando un asalto a un supermercado y lo llamó expropiación.

 No quiero ser radical en cuanto a mis juicios o mis críticas. No si ello me lleva a ser profundamente injusto. Quiero ser radical en cuanto al modo en que amo a las personas. Lo otro son farfolladas. Si yo me casé como el que va a sellar el paro es mi problema. Tengo mis prioridades, que otros tengan las suyas mientras no le hagan la puñeta a nadie y sus vidas vayan dirigidas a un sentido. El resto da igual. La humanidad de una persona se mide por el bien que hace a su alrededor, no por lo radical que es.

 Estas señoritas me han hecho el honor de reservarme un huequito en un día tan especial para ellas. Tendré el buen gusto de ponerme el traje arduamente pagado a plazos en el Corte Inglés para no desentonar y me ahorraré los chistes mordaces. Ambas son buenísimas personas. ¿Qué más se necesita?

 Pido perdón humildemente desde este rincón que he convertido en mi ventana al mundo. Este viejo radical de fin de semana ya no quiere ser sino una buena persona, sin más pretensiones. El cinismo para quien lo merezca. Vosotras no lo merecéis.

 Os necesito y os quiero. 

domingo, 4 de noviembre de 2012

SOBRE LAS BODAS Y LA INTOLERANCIA (I)


Si les cuento cómo me casé, es posible que no me crean. Me arriesgaré. Mi señora y yo llevábamos viviendo juntos siete años y ya teníamos nuestros dos hijos y un buen día nos dijimos: “oye, habría que casarse, ¿no?”… por aquello de los papeles, de un libro de familia como Dios manda y eso. Sabíamos que íbamos a hacerlo por lo civil, de eso no cabía duda, pero poco a poco fuimos teniendo claro que queríamos hacerlo con la menor alharaca y molestias posibles. Así que al final acabamos casándonos de el ayuntamiento de Algarrobo, que no queda precisamente cerca de nuestra casa, pero sí cerca de mi trabajo, lo cual me facilitaba bastante acudir a hacer los trámites con total flexibilidad y esperas prácticamente nulas. Como además no reservamos salda de bodas sino que nos limitamos a firmar los papeles en una oficina, pudimos hacerlo cuando nos salió de las narices.

 Mi madre quería que hiciéramos alguna celebración, algo íntimo con la familia más cercana. A mí no me apetecía nada y a mi señora tampoco. Éramos ya una pareja consolidada, todas las promesas y todos los votos estaban  hechos desde hacía tiempo, se trataba sólo de un trámite administrativo, no había nada que celebrar (de hecho, en mi alianza de casado figura la fecha en que comencé a salir con mi esposa y no la fecha de la boda que, si debo serles sincero, no recuerdo). Así que una mañana fuimos, firmamos los papeles y luego  nos fuimos a comer pescaito frito con los testigos, que el día era soleado y caluroso (yo iba en sandalias y pantalón corto). La única foto que se hizo ese día fue de mi esposa tratando de quitarme la alianza que yo, obtuso de mí, me había puesto en el dedo equivocado y se obstinaba en no salir. La instantánea, por fortuna, duerme el sueño de los justos en una tarjeta de memoria olvidada en algún cajón. Al día siguiente fuimos a casa de mis padres y les dije que nos habíamos casado. Así de borde.

 Toda la parafernalia de la que se suele rodear una boda me desconcierta, debo confesarlo. Tuve una novia que soñaba en casarse de blanco en la capilla del colegio de monjas en el que estudió, con un montón de invitados  y un viaje de novios a Cancún o Punta Cana. Eso no es para mí. Ojeaba yo esta mañana en Internet los datos de un estudio realizado por la Federación de Usuarios y Consumidores Independientes, enterándome de que el gasto medio para una boda de alrededor de cien invitados en España en 2012 es de 13190 euros, lo que supone un 8% de caída respecto a 2011 y un 42% desde el inicio de la crisis económica, crisis que está impactando profundamente en mi pensamiento y en mi forma de entender la vida y nuestro modelo económico, que ya me parecía extremadamente podrido antes de todos los despropósitos a los que estamos asistiendo en los últimos meses.  

 ¿Es lícito desembolsar tal cantidad de dinero por una celebración, aunque sea una tan especial? Como tantas veces, depende del color del cristal con que se mire.   

 (Continuará)

jueves, 1 de noviembre de 2012

HALLOWEEN (Reedición)

 Se me ha antojado reeditar una de las primeras entradas de este blog, de hace un año... es que le tengo mucho cariño. Anoche también salimos en Halloween. Fuimos a un pasaje del terror improvisado por una comunidad de vecinos, algunos de los cuales se disfrazan para asustar a niños y grandes entre chillidos de terror y risas. Estuvo bien.

Hoy me apetece tratar un tema más ligero y a riesgo de ser poco o nada original (lo que, por otra parte, me importa un bledo) me referiré a esta controvertida fiesta de Halloween, celebrada esta noche en todo el orbe anglosajón y calcada, por obra y gracia del potencial publicitario estadounidense, en no pocos países del orbe latino, entre ellos el nuestro. Digo controvertida porque hay gente que mueve la cabeza disgustada cuando ve a los chiquillos (y no tan chiquillos) disfrazarse de monstruos cinematográficos para ir por las casas pidiendo golosinas. “Mira que hacer lo que los americanos…” cuando aquí llevamos décadas comiendo hamburguesas, bebiendo coca cola, vistiendo vaqueros y devorando películas de Hollywood sin ningún empacho… Ahora nos vamos a escandalizar porque los niños les haga ilusión vestirse de vampiro o de hombre lobo o de momia y salir a dar la matraca. Si les parece les sentamos esta noche a ver Don Juan Tenorio y mañana nos los llevamos al cementerio armados con un cubo, una esponja y un ramo de flores (con todo el respeto para quien lo haga). Lo que es yo, cuando me muera, espero que mis hijos me incineren y usen mis tristes cenizas para abonar las macetas, que en mi condición de urbanita empedernido me parecería una gran incoherencia pedirles que las tiraran al campo.

 La cosa esta del Halloween parece que deriva de una fiesta de los antiguos celtas, que en Irlanda (tierra donde el elemento céltico pervivió inalterado por más tiempo) dio en llamarse Samain. Venía a ser un festival de la cosecha en el que se sacrificaba el ganado y se preparaban las provisiones para pasar el invierno.   Marcaba además el año nuevo y le atribuían un carácter oscuro, en el que los límites entre nuestro mundo y el de los muertos se disolvían y éstos campaban a sus anchas entre nosotros. La festividad se acompañaba, cómo no, con hogueras y comilonas.  Existía además la costumbre de bailar con máscaras y disfraces grotescos para ahuyentar a los malos espíritus.



 (Descanso para ponerle la merienda a mi hija).
El temita de las calabazas también tiene su historia. Deriva de la leyenda de un tal Jack el Avaro, sujeto tan astuto y sinvergüenza (amén de despreciable) que logró estafar al diablo hasta tal punto que se libró de ir al infierno. El caso es que tampoco lo quisieron en el cielo cuando al fin murió y así quedó condenado a vagar por toda la eternidad alumbrándose con un nabo ahuecado en cuyo interior brillaba una vela, pasando a llamarse Jack O´lantern (Juanito el de la linterna, para entendernos). Cundió la costumbre de adornar las casas con nabos preparados de esta manera para ahuyentar (no se sabe bien cómo) a tan desagradable personaje. Sin embargo, como para ahuecar un nabo hasta el punto de meterle dentro una vela hay que ser poco menos que un ebanista (y si no lo creen, hagan la prueba) se empezaron a utilizar calabazas: abundantes, baratas y fáciles de vaciar y tallar para cualquiera con un simple cuchillo de cocina.

 Este es pues el origen de la fiesta, que llega a Estados Unidos y parte de Canadá llevada la masiva migración de irlandeses en la segunda mitad del siglo XIX. Halloween no es, sin embargo, la única manifestación asociada al más allá en la señaladas fechas de Todos los Santos. No hay más que mirar el célebre Día de los Muertos en México, durante el cual las familias van al cementerio no para limpiar las tumbas y llevar flores con la cara hasta el suelo, sino para hacer una comilona sobre la tumba del ser querido en cuestión con la comida que más le gustaba en vida, recordar anecdotas del difunto, tocar la música que más le gustaba… en fin, una auténtica fiesta. Aquí en España, sobre todo en el norte, perviven fiestas celebradas en esta noche cuyas alusiones a los muertos son explícitas, mientras se comen castañas a la luz de las hogueras y hay leyendas vinculadas a esta noche de inciden directamente en su carácter macabro. ¿Quién no se ha estremecido leyendo “El Monte de las Ánimas”? una antigua leyenda soriana novelada por Bécquer. Para mí Halloween es un festejo más en esta línea y tiene su gracia qué demonios. Algunos cenizos arguyen que es otra excusa más para que la juventud se emborrache. ¡Cómo si en un país con más bares por habitante que camas hospitalarias  hicieran falta excusas para coger un pedo! Yo hoy acompaño a mi hija en su correría en busca de golosinas, que nuestros barrios no son como los suburbios de las películas americanas, en los que nunca pasa nada hasta que aparece un psicópata con un machete cortando cabezas. Aquí somos menos extremistas y los incidentes son más frecuentes, aunque no tan cruentos.

 Todas estas las muestras culturales rezuman paganismo y eso no es malo. Es parte de nuestra herencia cultural.  La humanidad ha sido pagana muchos miles de años (parte de ella aún lo es), pero las culturas occidentales sólo son cristianas desde hace dos mil y el cristianismo, desde que salió de las catacumbas, ha tratado de anular sistemáticamente todos los elementos paganos que no le servían, mientras sin pudor alguno se dedicaba a sacralizar fiestas paganas para aprovechar el tirón de de éstas entre los pueblos (la fiesta del solsticio de verano-San Juan; la fiesta del solsticio de invierno-Navidad…) y convertía dioses locales en santos (la diosa celta Bigrid convertida en Santa Brígida…) Por otra parte durante siglos simples curanderas, conocedoras de antiguos saberes eran quemadas como brujas, víctima de la manía de los clérigos y píos en general de diversas épocas de ver hasta en la sopa al Demonio Pinchapapa.

 Parte de ese pensamiento irracional y atrasado aún pervive.

 De muestra, un botón.

 Hoy he visto una imagen en Facebook bastante impactante, una calabaza típica Jack O´lantern enmarcada en una señal de prohibido y con el siguiente mensaje: “I love Jesus, ¡abajo Halloween! Lo peor es que esta imagen es el avatar de una persona, por lo que hemos de creer que se cree lo que pone y lo lleva por bandera.

 Vamos a ver, dudo mucho que el Jesús de Nazareth en el que me han enseñado a creer, hombre, hijo de Dios, Dios verdadero de Dios verdadero, le importara tres pimientos que los niños del año 2011 salgan a pedir chucherías disfrazados de monstruos… y si semejante nimiedad le molesta… bueno, parafraseando al protagonista de la gran película “El Reino de los Cielos” un poco histórico pero atrayente Balian de Ibelin “entonces no es Dios… y no hay de qué preocuparse”.

domingo, 28 de octubre de 2012

LAS GLORIAS DE ANITA BOTELLA


 Anita Botella empezó su carrera ganando plaza por oposición en el  Cuerpo de Técnicos de Información y Turismo,  una estructura administrativa heredada del franquismo, luego fusionada con el Cuerpo Superior de Administradores  Civiles del Estado. En este cuerpo también inició su carrera otra ilustre personalidad la vida política española: Esperancita Aguirre. Si tomamos como referencia dos personajes de tal calibre cabe suponer que este cuerpo sea un hatajo de niños y niñas bien hijos del enchufe y colocados a dedo en sus bonitos despachos. Anita Botella pasó varios años saltando  de un  ministerio a otro como un piojo salta de una cabeza a otra. Esto no la diferencia de otros miembros de la casta privilegiada del sistema, pero quiso el Altísimo que su maridito, surgido de las filas de la derecha más rancia, retrógrada y oscura, alcanzara la presidencia del gobierno. En 2003 Anita, un año antes de que su marido dejase de ser jefe de gobierno, fue elegida concejala del ayuntamiento de Madrid y nombrada segunda teniente de alcalde. En las elecciones municipales de 2007 era la número dos en la lista del PP en Madrid y volvió a ser concejal y segunda teniente de alcalde. Cuando Ruiz Gallardón fue designado ministro de justicia y dejó la alcaldía su vice alcalde, Manuel Cobo, sólo estuvo al frente del ayuntamiento cinco días, pues una apretada votación en el pleno (31 votos de 55) le dio la alcaldía a doña Anita.

 Sin duda alguna, atribuir tan meteórica ascensión de esta buena señora a cualquier factor que no sean sus propios méritos sería de muy mal gusto por mi parte. La influencia de su marido en el partido y en las altas instituciones del Estado, evidentemente, no tiene nada que ver.

 Por otra parte, una cosa es cierta: doña Anita Botella es un auténtico primor, un encanto de persona con la que te encantaría irte de cañas. De muestra, varios botones.

 En 2010, siendo doña Anita concejala de medio ambiente, Madrid superó los límites medios de contaminación fijados por dióxido de nitrógeno y ozono que marca la Unión Europea y los límites sobre partículas en suspensión (aunque dentro de la legalidad) superaron los límites recomendados por la OMS. La señora concejala declaró que para ajustarse a los límites marcados habría que reducir el tráfico en el casco urbano un 50% y eso no es posible. La medida tomada fue desplazar los equipos medidores del centro urbano a la periferia. ¿Engaño? ¿Fraude? ¡No! Se explicó que el cambio de ubicación de los equipos se llevaba a cabo para adaptar la red a las normas europeas (¡¡¡¿¿¿???!!!) ¿No detectan cierto cachondeíto irónico?

 En febrero de 2012 el ayuntamiento de Madrid reformó la ordenanza de limpieza y gestión de residuos implantando multas de 750 euros para las personas que hurguen en los contenedores de basura. La declaración de la alcaldesa al respecto fue para mármol: “Yo me niego a vivir en una sociedad en la que tenga que aceptar que hay personas que van a rebuscar en la basura para comer”. Por supuesto señora alcaldesa, lo mejor es crear una sociedad en la que no haya que afrontar tales realidades creando mecanismos eficaces para ocultarlas y que no afeen el paisaje.

 A propósito, ¿recuerdan las declaraciones de esta buena señora  comparando a las personas con peras y manzanas a propósito del matrimonio homosexual? Todo un ejemplo de fluidez verbal.

 Pero el remate de los tomates pude leerlo en la prensa digital hace pocos días. El ayuntamiento de Madrid ha establecido una serie de requisitos para poder ser taxista en esta ciudad, mínimos en el vestir (no llevar pantalón corto, chándal, sandalias,  zapatillas de deporte…), tener el título de secundaria obligatoria, certificado de buena conducta que demuestre la no comisión delitos en los dos años anteriores… A mí nunca me ha incomodado un taxista en tenis, pero ya se sabe… yo me pongo zapatos de vestir sólo por severos imperativos externos. Lo auténticamente grave es que se mantiene el veto a las personas con enfermedades infecto contagiosas, pues ya sabe que a las alturas de finales de 2012 el cólera, el dengue, la fiebre amarilla, la peste bubónica, la tuberculosis, la fiebre tifoidea y la rabia campan por España como Pedro por su casa y los taxistas pueden ser un grave factor de contagio (igual doña Ana cree que la medicina apenas a avanzado desde los tiempos de Isabel la Católica). En la práctica las personas vetadas serán las portadoras del VIH y la hepatitis C y me pregunto cómo teme exactamente doña Anita que un taxista seropositivo pueda contagiar a sus clientes.  Esta mujer está fuera de la realidad. Se ha inventado una paralela, que le viene bien sólo  a ella y a los de su ralea.

 Rogando por una pronta dimisión por el más elemental sentido del pudor, les dejo este vídeo en el que podemos apreciar la talla política y dialéctica de doña Ana Botella. Juzguen ustedes mismos.


miércoles, 24 de octubre de 2012

ER METÁLICO DE LA PANTOJA


 El sufrido lector, si acostumbra a compartir mis delirios en este blog, sabrá que no soy asiduo de los mal llamados programas “del corazón”. Mi esposa sí que lo es y ayer, mientras yo escribía en el portátil la entrada sobre el primer cumpleaños de “Predicando en el Desierto” ella estaba viendo “Sálvame”, como tantas otras tardes en las que yo también miro a la pantalla de la tele desde el sofá por el rabillo del ojo. En este caso se emitían imágenes del juicio por el caso “Malaya” y a pesar de que ver a una celebridad como Isabel Pantoja sentada en una sala de juicios despierta un morbo innegable, debo admitir que el documento tenía cierto valor periodístico, aunque fuese para ver el cinismo de la buena señora negándose a declarar ante el fiscal y afirmando ante el juez que ella tiene habitualmente “musho” metálico en su casa, tanto como para soltar 300.000 eurazos para comprar una vivienda, así, a tocateja. Sólo quien tiene mucho dinero negro que ocultar guarda semejante pastizal fuera de un banco y la buena señora va y suelta semejante perla en un juzgado y se queda tan ancha. Luego, para más INRI tiene la desfachatez de encararse a su salida del juzgado (escoltada por dos agentes de la Guardia Civil) con una mujer que la increpaba tildándola de ladrona entre la pléyade de curiosos y fans que se agolpaban  por allí. Doña Isabel se plantó ante la mujer sosteniéndole la mirada con gesto arrogante y retándola a que se lo repitiera mirándola a la cara. Un gesto muy dramático, propio de una consumada actriz con mucho aplomo,  mucha mala leche y muy poca vergüenza.

 Departía yo esta mañana sobre esta y otras cuestiones con mi asesora personal en  estos temas, maravillándonos de que se den situaciones de esta categoría. Una de mis conclusiones es que son este tipo de personajillos los que dan mala imagen a un país. Un patán como Julián Muñoz (que ni siquiera sabe vestir un traje sastre como es debido, pues es cosa sabida que un pantalón debe caer dos dedos por debajo del ombligo y no dos dedos por debajo de los pezones, como él acostumbra a llevarlos) se forra gracias a sórdidos chanchullos urbanísticos, abusando de su poder político y juega al señorito andaluz que se enamora de  la folclórica, como en una mala película de Benito Perojo. El patán derrocha a manos llenas para tener como una reina a su enamorada y todo para terminar ambos al cabo de los años sentados en el banquillo, él con bastantes kilos menos y cara de circunstancias, ella sin arreglar para dar mucha pena (treta burda donde las haya), después de haberse creído que eran reyes de una Marbella que cuyo nombre Jesús Gil ya arrastró por el fango y que ellos y los de su ralea terminaron de esquilmar y avergonzar ante el mundo.

 Sin embargo, lo auténticamente vergonzoso es que esta mujer siga teniendo sus seguidores y no se la condene  a la exclusión de la vida pública como el  mal ejemplo que es, por muy buena artista que sea, que lo será para quien  le guste. En este país en que los adalides de la cultura del pelotazo nos han empobrecido a todos los que tenemos que vivir de una nómina o de un pequeño negocio, una folclórica arribista, madre de un holgazán se convierte en heroína de folletín. Sin embargo una heroína de folletín que se precie no tiene el armario lleno de kilos de billetes, como un traficante de drogas o un mafioso chino cualquiera. Eso la convierte en un personaje decididamente feo, soez e insultante para una España en que la pobreza material se extiende como una insidiosa mancha de aceite. ¿Llegaremos a verla en la cárcel?

 Yo diría que no.

martes, 23 de octubre de 2012

UN AÑO PREDICANDO EN EL DESIERTO

 Hoy se cumple un año desde que empecé a escribir en este blog. Aún no sé por qué lo hice. Simplemente me apetecía y me dio la gana.   Hay quien me ha dicho que con mis artículos  invito a pensar y otros que con mis artículos les aburro. Lo primero resulta halagador. Lo segundo resulta inevitable. Yo me contento con ser un simple testigo de la época en la que me ha tocado vivir y compartir mis impresiones con aquel que quiera leerlas.

 Cada persona que me lee me hace feliz. Estoy seguro de que no todas las veces que se ha abierto mi blog en este año ha desembocado en una lectura completa, pero me consta que muchas de ellas sí y con eso es con lo que me quedo. Es algo que me hace sentir muy bien y más aún cuando alguien ha considerado algunas de mis entradas lo suficientemente significativa como para compartirla con otras personas.

 Sin embargo, me desagrada el hecho de que últimamente la mayoría de mis entradas están adoptando un tono bastante sombrío, ya que me estoy refiriendo a temas de  la actualidad social y el tema está francamente mal.  Ya veremos cómo sigue evolucionando. Evolucionará conmigo y creo que seguirá siendo agradable sentarme a escribir durante un año más… a ver qué pasa,

 Quiero agradecer a todos los que en alguna ocasión me han leído, el hecho de al menos haberme dado una oportunidad. A los que me leen con cierta frecuencia, que algunos y algunas  hay… Bueno a ellos y a ellas les dedico este año de “Predicando en el Desierto”, el que viene y todos los que vengan mientras el cuerpo aguante.  Eso siempre que el mundo no se acabe en diciembre. Ya saben lo del calendario maya…

 Muchas, muchísimas gracias, a todos y a todas.

HITLER, EL INCOMPETENTE