Ahora resulta que el gobierno va a y saca una ley por la cual las comunidades autónomas no pueden gastar más de lo que ingresan. Espere, espere… ¿Qué pasa? ¿Es que hasta ahora era lícito que las administraciones públicas gastaran más de lo que entraba en sus arcas? Al parecer sí. Un particular, ya sea una empresa o una familia, debe ajustar su gasto a la medida de sus ingresos y si no paga es moroso y cuelgan su nombre en una lista. Sin embargo un ayuntamiento, una diputación, un gobierno autonómico o un ministerio deja de pagar a empresas proveedoras de bienes o de servicios, no pasa nada. Que la empresa va a la quiebra porque necesita esos ingresos y no los recibe… No pasa nada. Tiene que venir un gobierno nuevo a decretar por ley lo que es obvio.
Aeropuertos monstruosos en poblaciones a las que ninguna compañía aérea quiere ir, presidentes autonómicos imputados en casos de corrupción, entidades sin ánimo de lucro destinadas a que cuatro prebostes (entre ellos un exjugador de balonmano metido a duque por el braguetazo de su vida) se llenen los bolsillos, un destituido alto cargo de un gobierno autonómico que exige recuperar su antiguo puesto de trabajo en la administración tras gastarse cerca de un millón de euros de fondos públicos en bienes de lujo y fiestorros aderezados con alcohol y cocaína a manta, amén de prostitutas (no precisamente de esas que se ofrecen en las esquinas… Un reguero de pasta quemada, literalmente quemada… Y ahora viene el nuevo gobierno a subirnos los impuestos porque hay que reducir el déficit público.
Somos unos primos y nos la siguen metiendo doblada.
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