sábado, 28 de enero de 2012

LA JUERGA ME TIRA (y II)

 Además hay un problema añadido. Esta persona se cree con el derecho de tratar como basura a las personas que hay a su alrededor, en especial a aquellas que más la quieren, más se preocupan por ella y más la cuidan… Y si no se cree con el derecho, al menos no se para demasiado a pensar en si lo tiene o no. El caso es que lo hace.  

 ¿Cómo es posible tenerlo prácticamente todo en esta vida y no tener ni puñetera idea de qué hacer con ello sin jorobar a nadie? ¿Cómo se puede tenerlo prácticamente todo en esta vida y no estar satisfecho con nada?  Charlando la otra tarde con la madre de esta persona,  me decía que era como si hubiese nacido insatisfecha. ¿Acaso es ese vacío atroz de la perpetua insatisfacción lo que convierte a alguien en un absoluto egoísta incapaz de empatizar con nadie? ¿En qué momento de la infancia o de la adolescencia se produce ese cambio en psique que facilita pasar del egocentrismo  típico del niño pequeño a la sensibilidad por lo que ocurre más allá de los límites de los propios deseos? Dicho de otro modo: ¿cuándo demonios dejas de ser un ombligo con patas para pasar a convertirte en una persona?

 Y que me dejen de leches sobre que es por la educación, por el ambiente… Hay muchas ocasiones en las que sencillamente no tiene nada que ver. Esta persona se crió en un ambiente razonablemente estable, con padres que se preocupaban por ella. ¿Carencias afectivas? No más que las que pueda arrastrar yo mismo y muchas menos que las que arrastran personas que conozco y que se lo curran día a día con bastante dignidad. ¡Como si ahora pudiéramos echarle la culpa de todo a las zarandajas psicológicas! (Tiene gracia que precisamente sea yo quien diga eso). Pero ya está bien hombre, ya está bien de justificarse comportamientos inaceptables porque uno o una se siente mal con tal o cual cosa.

 Ignoro cual es el vacío o la tara mental que hace que esta persona se comporte como lo hace. Es sólo seis años menor que yo y crecí muy cerca de ella. Buena parte de lo que recibió ella, bueno o malo, también lo recibí yo. Algo tendrá que ver la voluntad en el modo en que deviene la vida de uno.

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