lunes, 2 de enero de 2012

AMANECER DE UN AÑO NUEVO

Sí, ya sé que el Año Nuevo amaneció ayer, pero es que me pilló trabajando y no he tenido tiempo de sentarme a escribir hasta hoy.  De todos modos, con esto de que al caer el festivo en domingo pasa al lunes (¡cómo puede ser que un festivo caiga en domingo, habrase visto!) aún es posible percibir esta mañana cierto resto del agrio regustillo a resaca que caracteriza al día de Año Nuevo.

 Hace tiempo que no sufro una  resaca, ni en Año Nuevo ni en ninguna otra mañana, pero las he sufrido… y de antología, lo mismo que la cogorza a juego. Y es que hay unas edades en las que parece que eso de empalmar la noche con el día al despedir el año es de precepto y que si no lo haces va a ser que eres un raro o un inadaptado. Unas edades en las que no tener una respuesta a la altura de las circunstancias  para la consabida pregunta de “¿Qué vas a hacer en Nochevieja?”  reviste tientes trágicos. Yo, como de adolescente (y más allá y aún hoy de alguna manera a mis treinta y muchos años)  era una especie de friki absolutamente inclasificable nunca fui a una de esas típicas macro fiestas de fin de año, que por otra parte siempre me han parecido lo más absurdo del mundo, pues ¿qué chiste tiene ponerte tus mejores galas para acabar deshecho y desmadejado al amanecer, con la mirada perdida y el moco caído, teniendo además que pagar una pasta a cambio de copas de garrafón (con el consabido riesgo de quedar ciego, estéril o demente) y música machacona para moverte espasmódicamente imitando algo que algunos osan llamar baile en la compañía de cientos de seres humanos borrachos, sudorosos y salidos? Si eres mujer resulta, si cabe, mucho peor, pues a todas las penurias citadas hay que añadir la tortura de un modelito excesivamente ligero (ya podría caer fin de año en agosto) y unos tacones inverosímiles que parecen expresamente diseñados para hacer el mayor daño posible. Si los esforzados fiesteros llegan en pie al final de tamaña prueba aún se dirigirán hacia sus casas por la mañana recordando en movimientos y semblante a los extras de “La noche de los muertos vivientes”, pero resueltos a jurar sobre la Biblia que se lo han pasado de órdago. Algunos, empero, lo dirán con absoluta sinceridad y es que el masoquismo abunda.

 Mi mejor nochevieja de los años mozos la pasé jugando a las cartas y de cháchara con un grupo de amigos (esa noche lo más fuerte que bebí fue coca cola). La peor fue una en la que me dio por salir al centro. Acabé como una cuba y con la impresión de haberme colado en el gabinete del Doctor Caligari. Luego hubo  algunas fiestecillas caseras aquí y allá de desigual balance. Hubo incluso una de disfraces, ya conviviendo con mi esposa. Esa estuvo bien.

 Hoy día, sin embargo, no aspiro más que a cenar con mi esposa, mis hijos y mis padres (que Dios guarde muchos años). ¿Alguien piensa que soy soso o aburrido? Me resbala. ¿Si mis circunstancias personales fueran otras seguiría yéndome de juerga? No lo sé. Mis circunstancias personales son justo las que he elegido y me parecería enfermizo a la par que inútil especular  con algo que no existe.

 Hace unos pocos días una persona muy querida me decía que iba a pasar la nochevieja cenando con sus padres y su pareja, que esa noche todo el mundo va como loco y que para meterse en un tugurio donde no se iba a poder ni sentar, mejor se quedaba en casa tragándose el especial de fin de año con estufa y mantita. Su pareja opinaba además muy razonablemente que no tenía chiste salir teniendo que coger el coche sin poder tomarse además ni una copa, que no es que sea dado a beber, pero carajo, ya que sales te apetece tomarte algo. Esa actitud es la de la sabiduría.  El problema es que hay gente que sale, bebe (y no solo una copa), coge el coche y lo que se tercie.

 Como ya he dicho, he empezado el año trabajando. La guardia de año nuevo en mi Comunidad Terapéutica es una experiencia curiosa pues se respira la esperanza por una vida nueva junto con el pesar de los oscuros recuerdos de pasadas nocheviejas llenas de excesos. Es material para la reflexión. Seamos moderados. Viviremos más y mejor.

 Feliz 2012, otra vez.

2 comentarios:

  1. Acabo de descubrir que mi pareja es sabiaaaa!!! Leer tus artículos puede solucionar incluso las desavenencias de pareja. Besos y feliz 2012 a ti también.

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  2. Que bien que lo dices creo que hay muchas personas que pensamos como tú, sin embargo, aunque no tengamos ganas vamos a ese tipo de reventones por no parecer extraños,y por concecuencia ser etiquetados como, antisociales y aburridos. Feliz año. Me gusta leer lo que escribes.

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