viernes, 13 de enero de 2012

SOSTENIBILIDAD (y II)

Luego está el asunto de los residuos.

Hace poco, una persona muy querida y que tiene la rara habilidad de inducirme a la reflexión, me afeó el hecho de que desconociera que las latas se tiran en el mismo contenedor que los plásticos y los tetra briks, esto es, el amarillo. Me dio tanta vergüenza que he empezado a separar los residuos en casa y a utilizar los contenedores de reciclaje, cosa que no estaba haciendo, lo cual admito no sin embarazo. La basura es un recurso, fuente de energía y de materiales y hay que reciclarla. Lo cierto es que haciéndolo me siento gratificado, lo mismo que procurando encender sólo las luces necesarias, no gastar el agua caliente en exceso, comprando sólo la comida necesaria y procurando tirar lo menos posible… consumiendo moderadamente no sólo porque la economía me fuerce a ello, sino porque así tengo la impresión de que no estoy esquilmando el planeta.

Esto del consumo tiene trampa. Por un lado nos dicen que el incremento del consumo es necesario para reactivar la economía. Si no se consume las empresas no venden su producción, no hacen beneficios y deben despedir trabajadores. O sea, hay que consumir para mantener el Estado del Bienestar. Nos da miedo que el Estado del Bienestar desaparezca, pero es que se cimenta sobre la realidad de que el veinte por ciento de la población mundial (dentro del que nos encontramos usted y yo) acapara el ochenta por ciento de los recursos, mientras que el ochenta por ciento restante de los seres humanos de este planeta se las apaña con el veinte por ciento de los recursos que les dejamos. Nuestro estatus privilegiado, incluso el de aquellos que como yo viven con ingresos muy discretos para lo que son los estándares en el mundo desarrollado, se asienta sobre la pobreza de millones de personas. Nuestros bienes son producidos además por una maquinaria industrial que deteriora el medio ambiente devorando masas forestales, asfixiando los mares y ensuciando aires y tierras. Entonces ¿es aumentar el consumo un comportamiento responsable? ¿No será un suicidio de la especie humana a largo plazo? ¿Es más loco el “freegan” que coge comida de la basura para denunciar el despilfarro o el empresario que la tira? ¿Tenemos derecho a hipotecar la calidad de vida de nuestros descendientes sólo por nuestro afán de comodidad? ¿Qué clase de planeta recibirán nuestros biznietos? ¿Nos juzgarán duramente por olvidar la fragilidad del equilibrio natural que persistentemente nos empeñamos en destrozar en aras de nuestro estilo de vida? Yo lo haría.

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