jueves, 3 de noviembre de 2011

FUMAR MATA (I)

 Entrar a comprar tabaco en un estanco es una experiencia deprimente. En ningún otro lugar te advierten con tanta crudeza de que lo que estás comprado puede matarte a la larga; pero tal y como te lo pintan parece que vayas  a caer fulminado en cuanto des la primera calada: fotos de bocas destrozadas, de dientes amarillentos, tumores, abscesos, pulmones renegridos…  y los alegres mensajes: FUMAR PERJUDICA SERIAMENTE SU SALUD Y LA DE LOS QUE ESTÁN A SU ALREDEDOR; EL TABACO ES MUY ADICTIVO, NO EMPIECE A FUMAR, FUMAR PUEDE MATAR, FUMAR PUEDE MATAR, FUMAR PUEDE MATAR… cajetilla a cajetilla, cartón a cartón hasta marearte, como la propia imagen multiplicada hasta el infinito al situarse uno entre dos espejos.  Con todo, los estancos están siempre llenos, la gente compra y compra aunque el precio sea disparatado. La adicción es muchísimo más potente que cualquier advertencia y el mensaje que, en general, transmite el cuadro resultante es atroz: aquí vendemos mierda, pero es una mierda tan maravillosamente buena que aunque te amarillee los dedos y los dientes, te cuartee la piel, te destroce la boca, el esófago, la tráquea, los bronquios, los pulmones, las arterias y el bolsillo la vas a seguir comprando religiosamente porque la necesitas, porque no puedes pasar sin ella…

 Imaginen ahora una cena en un restaurante de esos en los que hay que vestirse elegantemente para entrar. En la mesa una botella de vino del año no-sé-cuántos (un vino cojonudo oye, reserva de crianza de no-sé-qué)… pero todo el encanto se rompe cuando ves en la etiqueta de la botellita la imagen de un hígado cirrótico en una palangana de acero inoxidable acompañada de la siguiente leyenda: BEBER EN EXCESO TE MACHACA EL HÍGADO… o mejor aún, la imagen de un coche estampado contra un árbol o de un choque en mitad de la carretera con un cuerpo cubierto por una manta sobre el asfalto acompañado del siguiente mensaje: EL ALCOHOL ESTÁ IMPLICADO EN EL 50 % DE ACCIDENTES DE TRÁFICO CON VÍCTIMAS MORTALES… o mejor aún, la imagen de un adolescente vomitando en una esquina y la siguiente reseña: EL CONSUMO DE ALCOHOL ABSORBE  EL 16% DEL GASTO SANITARIO DE LAS ADMINISTRACIONES… ¿no deberían las dos drogas legales de este país recibir idéntico trato por parte de las autoridades?

 ¿A qué viene este ensañamiento con el fumador? que no con el tabaco, porque el tabaco se sigue vendiendo, la gente sigue fumando porque está muy pero que muy enganchada y las mentes pensantes del Estado lo saben y saben que la gente seguirá fumando aunque los obliguen a fumar encerrados en cubículos de metacrilato (método ya ensayado exitosamente en la T4 del aeropuerto de Madrid-Barajas). Si te advierten gráficamente en cada envase de tabaco de sus propiedades potencialmente letales ¿por qué no hacer lo mismo con el alcohol?  ¿Por qué escandaliza tanto a este gobierno que se fume en los bares mientras no le escandaliza tanto, por ejemplo, que un muchacho de dieciocho años recién cumplidos se emborrache en un local siempre que después no se le ocurra coger un coche? ¿Puede hacer algo más deprimente que tomarte el café y no poderte echar un cigarrillo sin salir a la calle? A mí me mata y eso que soy ajeno al consumo compulsivo de cigarrillos, siendo fumador moderado de puros de diversos calibres. Si estoy en una cafetería y me apetece un puro me aguanto, porque prefiero no fumármelo a fumármelo incómodamente, pero debo asistir al espectáculo patético del pobre adicto a la nicotina saliendo a la puerta a echarse un pitillo… ¿es esto necesario? ¿Para qué?  ¿Cuántos de ustedes han sufrido daños en su salud o han generado una dependencia a la nicotina por haber acompañado a su padre o a su madre siendo niños en un bar o cafetería donde la gente estaba fumando?

 (Continuará)

No hay comentarios:

Publicar un comentario

HITLER, EL INCOMPETENTE