domingo, 27 de noviembre de 2011

GRANDES PERSONAS (y II)

 Mientras tomábamos café y habiendo tratado ya el asunto que nos ocupaba, empezamos a hablar de un sin fin de cosas y la conversación derivó en un momento dado hacia su hija pequeña, afectada de un síndrome congénito y a la que quiere con locura. Llegó su esposa, acompañada de la niña y pude darme cuenta de que ésta es una auténtica monería. Hace menos de un año la pequeña estaba ingresada en la UCI, aquejada de un serio problema cardíaco y el señor de que hablo estaba junto con su esposa, afrontando el tirón sin perder la esperanza ni la presencia de ánimo. Me hablaba de los esfuerzos que tiene que hacer su hija para afrontar la escuela, la crueldad inconsciente de los otros niños, de los miedos al futuro… Se estaba emocionado y yo también. Me habló de actividades que está ayudando a promover en una asociación de padres de niños afectados, me dio la dirección de una página web que dicha asociación promueve y en la que se informa a padres que busquen orientación… Esta mañana (ya han pasado dos días desde nuestra conversación) la estuve viendo y es impactante, por la alegría de vivir que transmite.

 Me encuentro pasando por uno de esos momentos de la vida en que se tiende a ver la botella medio vacía y uno se encuentra particularmente quejoso y desmotivado. No diré que mi vida sea especialmente compleja ni que otras personas tengan más o menos problemas que yo; pero  el caso es que, estando mi ánimo bastante sombrío, el desbordante entusiasmo y alegría de este hombre me supuso un bofetón sin mano y me volví para mi casa meditabundo, profundamente conmovido y muy avergonzado. ¿Qué puedo esperar de la vida si me dedico a regodearme en mis problemas? Hay personas que con en la tesitura de este hombre habrían recluido a la niña en una institución y  dejado resbalar su matrimonio hacia el sumidero, enemistándose de paso con todo el género humano… Con todo y con eso no se puede decir que quien hiciera eso fuese una mala persona, propiamente hablando, sólo muy egoísta y autocompasiva, lo cual es modificable. Aunque claro, hay que encontrar las ganas y la motivación para modificarlo.

 Agradezco profundamente haber tenido esta conversación con este buen señor. Ha supuesto un aldabonazo en mi adormilada conciencia y un aviso para ponerme las pilas. La vida hace las señales adecuadas a quien está dispuesto a escucharlas y la llamada es siempre la misma: hay que estar a la altura de las circunstancias, no conformarse con ser una buena persona llena de buenas intenciones (de las que además está empedrado el infierno), sino mojarse el culo en casa, en el trabajo, con los amigos… allá donde se esté tratar de sumar, no de restar. No conformarse con ser buenas personas. Ser grandes personas.

 “Hay hombres que luchan un día y son buenos.
 Hay otros que luchan un año y son mejores.
 Hay quienes luchan muchos años y son muy buenos, pero hay quienes luchan toda la vida. Esos son los imprescindibles.”

 Bertolt Brecht (citado al inicio de la canción “Serpientes” de Silvio Rodríguez).

1 comentario:

  1. Gracias por compartir tu reflexion estoy completamente de acuerdo,al menos te has enterado.Me he puesto a pensar que muchas veces estando en la cumbre de mis malestares estas situaciones se me han presentado y lamentablemente ni me he enterado y en otras me a pasado como a ti,está vez ,y al menos por un tiempo,he quedado agradecida.

    ResponderEliminar

HITLER, EL INCOMPETENTE