martes, 29 de noviembre de 2011

DECÁLOGO DE D. EMILIO CALATAYUD PARA CRIAR UN PEQUEÑO DELINCUENTE (VI)

. Dispute y riña frecuentemente con su cónyuge en presencia del niño, así no le dolerá ni  le sorprenderá demasiado cuando la familia quede destrozada para siempre.

 Reñir en pareja es normal. Quien diga que no lo hace está mintiendo como un bellaco o bien mantiene una relación cuasi simbiótica con un precario equilibrio entre los costes y los beneficios (equilibrio que puede venirse abajo en cualquier momento). Amar duele. Toda relación personal en la que fluyan los sentimientos duele y si no duele en algún momento es porque no vale la pena. Sin embargo hay relaciones que generan una cantidad excesiva de dolor y en muchas de ellas, desgraciadamente, hay niños de por medio.

 Es importante tener claro por qué uno/a se empareja con alguien hasta el punto de iniciar una convivencia, pues puede ser que lo único que mueva sea el miedo a la soledad, la conveniencia económica,  el afán de protección, el afán de posesión o cualquier otra motivación igualmente desviada.  Luego está quien se hace expectativas erróneas sobre aquella persona con la que decide emparejarse y cuando se descubre el error ya resulta demasiado tarde para dar marcha atrás (o al menos eso se cree a menudo). El producto final son relaciones enfermizas, que se tornan claustrofóbicas y angustiosas y en el marco de las cuales se va gestando un horrendo rencor hacia el cónyuge al que se puede llegar a culpar de una sensación de fracaso que se va extendiendo por la propia vida como agua derramada. El estallido llega en aparatosas lluvias de reproches y descalificaciones, si es que no se llega a la violencia física… Y con los niños delante.

 Un gran número de chicos y chicas en riesgo de exclusión social proceden de familias en las que los progenitores se acribillan mutuamente. Si aquellos que han de ser modelos de conducta se pasan el respeto y la empatía por el arco del triunfo ¿por qué los vástagos de dicha unión deberían interiorizar tales valores?  Los patrones de comportamiento se perpetúan si alguien no se propone decir “basta” y afrontar la vida de otra manera.

 Alguien debe preguntarse por qué está con su pareja. Responder “porque la amo” es superficial, tópico y un poco ñoño. En nombre del amor se han hecho y se harán grandes burradas. El amor no es esa picazón insistente en el bajo vientre acompañada de mariposas en el estómago y cara de idiocia extrema. Eso se acaba, gracias a Dios, porque nadie podría aguantar semejante tormento indefinidamente. Yo sé por qué llevo catorce años viviendo con mi esposa. La amo, sí, pero la amo porque amándola soy mejor persona y ella amándome también lo es.  A pesar de todos los problemas, roces, desencuentros y angustias de todos los días el producto final alegra el alma. A pesar de que hay momentos en los que sobreviene el deseo de tirar la toalla (porque duele) la certeza de amar y ser amado incondicionalmente, de serlo pese a las propias flaquezas y rarezas, es lo más grandioso que puede experimentar un ser humano.

 Quien no esté dispuesto/a a amar así, que no tenga hijos.

1 comentario:

  1. Hola, Javi: Feliz Navidad. Mañana bajaré para Málaga, nos tenemos que ver estas Navidades. Estaré hasta el 8 de Enero, después vuelvo para Zaragoza. A ver que te parece este artículo de otro blog que sigo. El creador también es psicólogo. Creo que esta entrada tiene mucho que ver con el tema que planteas en esta tuya.

    http://familiasvenciendolascrisis.blogspot.com/2011/12/la-clave-de-la-felicidad-de-una-pareja.html

    Un abrazo

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HITLER, EL INCOMPETENTE