miércoles, 9 de noviembre de 2011

LOBOS CON PIEL DE CORDERO (II)

 Nos gusta creer que somos ajenos al mal, que éste no puede llegar a adueñarse de  nosotros y que nos queda muy lejos, anidado en sujetos que están totalmente fuera de nuestras vidas y que al final dan con sus huesos en la cárcel o en cualquier otro internamiento.  El mismo lugar en el que yo trabajo, una comunidad terapéutica, es un internamiento para personas con problemas de drogodependencia (con toda la carga peyorativa que ello puede conllevar). A lo largo de los años, algunas personas se me han preguntado si no me asusta quedarme allí de noche cuando me toca guardia. La respuesta es que no. De hecho es uno de los lugares en que me siento más seguro y a salvo, pues la disciplina es muy rígida y las personas que viven en la comunidad terapéutica no son ni mejores ni peores que las que están fuera de ella. Ni siquiera ese hombre al que aludía al principio de este escrito no es ni mejor ni peor que muchos que en su vida han pasado (y puede que nunca lleguen a pasar) por ningún internamiento de ninguna índole. Cada vez estoy convencido de que todos podemos ser en potencia auténticos lobos con piel de cordero.

(Continuará)

1 comentario:

  1. Por mucho que te empeñes en explicar qué o cómo es esa comunidad a la que te refieres... por mucho que intentes hacer participe a la humanidad de cuáles son tus sentimientos que te invaden en esas noches que rodeado de mucha gente a veces te sientes sólo... o no... a veces te sientes tan querido, acompañado, respetado... invitando a esa gente que vive fuera de esa, tu comunidad, a que se asomen a esa casa y se dejen llevar, quizás puedan percibir aunque sea un atisbo de lo que un domingo sentiste tú allí.
    by salva68.

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