martes, 1 de noviembre de 2011

PALESTINA (I)

   Hoy he leído la noticia de que la UNESCO ha aceptado como miembro de pleno derecho a  Palestina. Estados Unidos intentó forzar un resultado negativo de la votación y ante su fracaso ha reaccionado retirando a la UNESCO su aportación de este año: 60.000.000 de dólares. Cerca de la cuarta parte del presupuesto anual de la institución. Poco después, Israel se añade a la revancha imponiendo sanciones económicas a los palestinos. ¿A qué es debida tamaña represalia?

 Todos hemos visto imágenes en televisión de las luchas entre palestinos e israelíes. Particularmente grabadas se nos quedan las de grupos de jóvenes, chiquillos prácticamente, apedreando a soldados israelíes armados hasta los dientes. Yo recuerdo con particular escalofrío unas imágenes que dieron la vuelta al mundo hace unos veinte años. En ellas unos soldados israelíes torturaban a un prisionero palestino golpeándoles diversas partes del cuerpo con una piedra bastante grande. El odio es brutal y amargo por ambas partes. ¿Por qué?

 No pretendo ser historiador, ni aburrir con datos. Baste decir que el territorio llamado Palestina era mandato británico desde el final de la Iª Guerra Mundial. En diversos momentos y por propios intereses los británicos habían prometido la cesión del territorio tanto a musulmanes (que vivían allí desde hacía siglos) como a judíos, representados por el potente movimiento sionista que desde mediados del s. XIX venía predicando la necesidad de una patria para el disperso pueblo de Israel. Acabada la IIª Guerra Mundial y llegado el momento de cumplir las promesas los británicos se lavaron las manos y salieron de aquel avispero ante la imposibilidad de frenar la masiva inmigración de judíos. La recién creada ONU aprobó en 1948 la partición del territorio de Palestina en dos estados, uno musulmán y otro judío y se armó el belén, porque a los estados árabes que rodeaban la zona no les hizo ni pizca de gracia la resolución de la ONU y se propusieron borrar Israel de la faz de la tierra.  La ONU se quedó mirando (que es lo que casi siempre ha hecho)  y ante el asombro del mundo Israel apalizó a  todos sus hostiles vecinos en sucesivas guerras durante los siguientes veinte años.    Tras ser aplastantemente derrotados por Israel en 1967 en la guerra de los Seis Días sirios, jordanos, egipcios e irakíes dejan sola a la recién fundada Organización para la Liberación de Palestina en su guerra con Israel, que a estas alturas ya ha ocupado todos los territorios que correspondían al pueblo palestino en la partición de 1948.  Una guerra extraña, de escaramuzas y atentados, sin batallas, sin más estrategia que machacarle la cabeza al adversario en cuanto la asome, pero tan dolorosa y cruel como cualquier otra. Israel estuvo en estado de guerra con los palestinos hasta los acuerdos de Oslo de 1993.

 Hoy en día, los territorios administrados por la Autoridad Nacional Palestina son sólo la franja de Gaza, una estrecha franja costera pegada a la frontera egipcia, y parte de la Cisjordania, un territorio más grande en el centro del país. En total mucho menos de lo que la partición de 1948 otorgó a los palestinos. Estos territorios además siguen parcialmente controlados por Israel con muchísimos puestos militares de vigilancia, aparte del famoso y controvertido muro que los rodea. Los movimientos de la población están muy limitados, lo que dificulta la vida a todos los niveles y la ayuda internacional llega deficientemente, lo cual ya ha sido denunciado por asociaciones humanitarias, algunas de ellas israelíes.

(Continuará)

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